Un ángel de la guarda

Jonatan, el joven rivadaviense que le salvó la vida a un niño de tres años en plena vía pública

Ocurrió en el parque de Rivadavia. El pequeño de 3 años se estaba ahogando con algo atascado en su garganta y la madre estaba desesperada. Jonatan Fernando Gerline, estudiante de Enfermería, los vio y logró salvarlo realizándole una maniobra especial. Aquí su emotivo relato.

Mateo se ahogaba. Ya estaba casi inconsciente y su piel tenía un color morado. La vida estaba por terminarse demasiado pronto. Su madre no entendía que pasaba. Solo había atinado a sacarlo del cochecito y lo sacudía. Su hijo de tres años se estaba muriendo frente a ella y ella no sabía qué hacer. Estaban en la calle, cerca del polideportivo de Rivadavia, cerca del lago, con nadie cerca.

─ Los vi de lejos, me acerqué rápido. Entonces la mujer me vio y me pidió ayuda. Ella estaba en shock, desesperada ─recuerda Jonatan. Jonatan, así, sin hache. La hache es como un aire que se escapa. Que se termina.

─ Me di cuenta que no podía respirar, que tenía obstruidas las vías respiratorias. Entonces entendí que debía hacerle la maniobra de Heimlich ─cuenta.

Jonatan hizo lo que había aprendido en sus dos años de enfermería: Tomó al niño desde atrás. Puso un puño ligeramente por arriba del ombligo, en la línea media del estómago. Colocó su otra mano sobre el puño e hizo presión sobre el abdomen, hacia adentro y hacia arriba. Una vez, dos veces, tres veces…

─ No sé cuántas veces, no sé cuánto tiempo pasó. Quizás fue un minuto, un minuto y medio, no sé. Lo que sí sé es que, en un momento, el nene expulsó algo por la boca, respiró profundo y se puso a llorar. Y me di cuenta que se había salvado ─recuerda.

Era algo de plástico. La cabecita de un muñequito. El fragmento de un juguete. Una trampa fatal.

─ Me quedé con ellos y le propuse a la mamá que fuéramos hasta el Hospital Saporiti para que revisaran al niño, pero me dijo que no. Le propuse también que fuéramos hasta el consultorio de una médica amiga y que yo le pagaba la consulta, pero la mamá tampoco quiso. No insistí más porque ella era la que debía decidir. Quizás necesitaba un tiempo para calmarse. El niño ya estaba bien, pero yo entendía que era mejor que lo revisara un profesional para constatarlo y también revisar que no hubiera ninguna lesión interna. Como sea, era una decisión que debía tomar ella ─relata Jonatan Fernando Gerline, que tiene 31 años y hace dos que estudia la carrera de enfermería profesional en el Instituto de Educación Superior Valle de Uco 9-015  (IESVU) en la sede de Rivadavia.

Jonatan Gerline dice que le gustaría reencontrarse con el niño al que salvó.

─ Sé que el niño se llama Mateo, creo recordar que su mamá se llama Martina y viven en alguno de los barrios periféricos de Rivadavia, pero no sé nada más ni los he vuelvo a ver ─ y agrega que le gustaría reencontrarse con el niño, para verlo, ahora sin angustias de por medio.

El episodio ocurrió el miércoles 26. Jonatan apenas se lo contó a sus afectos más cercanos. 

─ Mi hermana me decía que era bueno que esto se supiera, pero yo soy reservado y me daba un poco de vergüenza ─ sostiene. El caso es que alguien le contó a alguien y ahora la historia está aquí.

Vive en el centro de la ciudad de Rivadavia con su madre y no tiene hijos. El día del encuentro con Mateo había ido a hacer ejercicios físicos al parque de Rivadavia.

Trabajó en un negocio familiar y se decidió a estudiar enfermería hace poco, quizás motivado por el trabajo que realizaron los profesionales de la salud durante la pandemia.

─ Las enfermeras y enfermeros no son sólo unos limpiaculos, como algunos creen. Son los que están siempre junto al paciente ─dice.

Cuando sucedió esto hacía pocos días que Enzo Fernández (23), sobrino de la senadora Anabel Fernández Sagasti, había fallecido después de atragantarse en un asado con amigos, en el Club Godoy Cruz.

Son episodios demasiado frecuentes.

Jonatan sostiene que sería importante que todos tuvieran algún conocimiento básico para actuar en estas emergencias.

─Cuando alguien se atraganta, instintivamente las personas tienden a golpearle la espalda y esto agrava la situación, porque el objeto que está impidiendo respirar baja aún más en lugar de ser expulsado─explica.

─Si no tose, si no lo expulsa por sí solo, hay que realizar la maniobra de Heimlich ─, sostiene.

También recomienda, en el caso de los niños, tener precaución con los juguetes que se les dan.

─ Hay algunos, como en el caso de Mateo, que se desarman y se desprenden piezas pequeñas que los niños pueden tragar.

Sin hache, Jonatan Fernando Gerline dice que le gustaría encontrarse con Mateo.

─Sería lindo ver cómo está ─dice como despedida.