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20 de enero

Federico Fellini, genio de la cinematografía mundial

está considerado uno de los directores de cine más grandes de todos los tiempos. Autor de cintas tan laureadas como "La dolce vita" o "Amarcord", el cineasta italiano tenía una visión muy particular de los personajes y de la sociedad, y en sus películas combinaba de manera magistral fantasía y realidad. Así, en la memoria colectiva ha quedado el adjetivo "felliniano" para definir cualquier imagen en la que lo fantástico y lo extravagante sean los protagonistas.

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La visión que el aclamado director de cine Federico Fellini tenía de lo que debía ser el espectáculo cinematográfico era muy particular. Sus películas hipnotizaban al espectador con guiones repletos de personajes singulares y escenas sorprendentes, que el tiempo se ha encargado de incorporar a nuestro imaginario colectivo. Federico Fellini nació el 20 de enero de 1920 en la ciudad de Rímini, frente al mar Adriático. Decía de sí mismo que era "un artesano que no tiene nada que decir, pero sabe cómo decirlo", y es que el cineasta, convertido en una leyenda del séptimo arte, incorporó, sin pretenderlo, un nuevo adjetivo al vocabulario cinematográfico: "felliniano".

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LA INFLUENCIA DE LOS CLÁSICOS NORTEAMERICANOS

Federico Fellini era hijo de un vendedor ambulante y de un ama de casa. Desde muy temprana edad sintió fascinación por el mundo del espectáculo. Así, a los ocho años, y según contaría mucho después en una entrevista, huyó de casa durante una temporada para unirse a una compañía circense. Durante su etapa escolar, el pequeño Federico descubrió la obra del dibujante estadounidense Winsor McCay, creador del personaje Little Nemo, que despertó su pasión por el dibujo. Su talento como caricaturista le valió ser contratado para pintar los retratos de los protagonistas de las películas que se estrenaban en el Cine Fulgor de su ciudad natal. La infancia y la juventud de Fellini también se vieron muy influenciadas por su fascinación por las películas de Charles Chaplin y los cómicos norteamericanos, hasta el punto de que en 1966 declaró: "Es evidente que la lectura intensa de esas historias, en una edad en que las reacciones emotivas son tan inmediatas y frecuentes, condicionó mi gusto por la aventura, lo fantástico, lo grotesco y lo cómico. En este sentido es posible encontrar una relación profunda entre mis obras y las de los cómics norteamericanos".

Durante su etapa escolar, el pequeño Federico descubrió su pasión por el dibujo gracias a la obra del dibujante estadounidense Winsor McCay, creador del personaje Little Nemo.

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Silla de rodaje que usó Federico Fellini en una de sus películas.Foto: Cordon Press

Alrededor de 1938, Fellini consiguió un trabajo de dibujante en el diario La Domenica del Corriere, y también trabajó para Il 420, una importante revista satírica florentina dirigida por Giussepe Nerbini. Fellini también colaboró como guionista en la serie Flash Gordon en un momento en que el gobierno fascista de Mussolini prohibió los cómics estadounidenses y, por consiguiente, los guionistas italianos se las tuvieron que ingeniar para poder continuar la serie para los lectores italianos. A principios de 1939, Fellini se trasladó a Roma con el pretexto de cursar la carrera de Derecho, aunque en realidad su intención era convertirse en periodista. De hecho trabajó tres semanas como reportero en el periódico Il Popolo y trabó una profunda amistad con el actor Alberto Sordi, relación que duraría toda la vida y la cual el cineasta narraría en su película Permette? Alberto Sordi.

EL NEORREALISMO ITALIANO

En 1941, Fellini empezó su colaboración con el Ente Italiano Audizioni Radiofoniche (EIAR) como guionista. Allí conoció a una joven actriz debutante llamada Giulietta Masina que, como él, intentaba lograr un futuro profesional en la capital y con la que empezaría una relación que acabaría en un matrimonio que duraría cincuenta años (aunque no estuvo exento de altibajos). Fellini firmó más de noventa guiones, incluidos programas de música y radio, y la famosa serie Le avventure di Cico e Pallina (Las aventuras de Cico y Pallina). En 1944, Fellini conoció al director Roberto Rossellini, y trabajó como guionista en la oscarizada película, pionera del neorrealismo italiano, Roma, ciudad abierta (1945). El 22 de marzo de 1945, Federico y Giuletta tuvieron un hijo al que llamaron Pier Federico, que murió pocos días después de su nacimiento.

Fellini conoció al director Roberto Rossellini convirtiéndose en uno de los guionistas de la oscarizada 'Roma, ciudad abierta', película pionera del neorrealismo italiano.

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Imágen de la actriz Giulietta Masina en una escena de Las noches de Cabiria, dirigida por Federico Fellini en el año 1957.Foto: Cordon Press

Por entonces, Fellini se había convertido en uno de los guionistas más aclamados de Italia. Colaboró para directores de reconocido prestigio como Alberto Lattuada (Sin piedad y El molino del Po), Pietro Germi (En nombre de la ley y La ciudad se defiende) y para Luigi Comencini (Tras las persianas cerradas), además de participar en la película de Rossellini del año 1946 Paisà y también en el Miracolo, del año 1948, así como en uno de los capítulos dela película L'amore, donde él mismo interpretaba a un vagabundo que deja embarazada a una campesina que cree que es la reencarnación de San José. En 1952, Fellini realizó su primera película en solitario, Lo sceicco bianco (El jeque blanco), protagonizada por el cómico Alberto Sordi y en la que conocería al músico Nino Rota, que a partir de entonces sería uno de sus más estrechos colaboradores.

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LOS RECUERDOS DE FELLINI

En 1953, Fellini dirigió Los Inútiles, una cinta en la que el director italiano narra las aventuras de un grupo de jóvenes de la costa adriática que no han trabajado en su vida y por la que recibiría el reconocimiento de la crítica. Con ella ganó el León de Plata en La Mostra de Venecia. En 1954 dirigió La Strada, una película protagonizada por Anthony Quinn y por su mujer, Giulietta Masina, en la que un director de circo brutal compra a una niña que al final lo acaba amando. La Strada ganó el Oscar a la mejor película extranjera, y el tema musical de Nino Rota se convirtió en todo un éxito. El segundo Óscar llegaría con Le notti di Cabiri (Las noches de Cabiria, 1957) una película protagoniza por su musa, Giulietta Massina, en la que la actriz interpreta a una prostituta que busca el amor, pero que solo consigue humillación y desengaño.

En 1953, Fellini dirigió 'Los Inútiles', una cinta en la que el director italiano narra las aventuras de un grupo de jóvenes de la costa adriática que no han trabajado en su vida. Con ella ganó el León de Plata en La Mostra de Venecia.

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Escena de la película La Strada, dirigida por Federico Fellini e interpretada por Anthony Quinn y Giulietta Masina.Foto: Cordon Press

Tras su época neorrealista, Fellini empezará a adentrarse en un mundo de fantasía donde bucea en las verdades más profundas de su vida:"A mí me toman como director autobiográfico, y debo decir que mi autobiografía está completamente inventada. Los recuerdos más exactos son los que puse en las películas", declararía en una entrevista. En 1960 se estrenaría la que quizá sea su película más famosa, y a la vez más controvertida, La dolce vita. En la cinta, Fellini refleja la agitada vida nocturna de la sociedad burguesa de la Roma de aquellos años a través de Marcello Rubini, un periodista interpretado por Marcello Mastroianni. El film muestra el desencanto de la alta sociedad romana que, a pesar de vivir en un mundo de oropel, se enfrenta a un constante estado de abulia

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Imagen de Federico Fellini durante el rodaje de la película Amarcord en el año 1973.Foto: Cordon Press

 UN DIRECTOR ACLAMADO

Ocho y medio (1963) es otra de las películas más aclamadas de la filmografía de Fellini, premiada con el Óscar a la mejor película extranjera. Según cuenta el propio director, el significado del título de la película se debe a la cantidad de cintas que había rodado hasta aquel momento, siete largometrajes y dos cortos, y en ella aparece un Mastroianni que interpreta a un director de cine, quizás el propio Fellini, al que asalta una parálisis creativa. Agobiado por los guionistas, alguna que otra molesta actriz, una esposa que ya no le quiere y una amante alocada, el director se refugia en sus recuerdos de infancia y en un amor inalcanzable encarnado por la actriz Claudia Cardinale. En 1967, un Fellini acosado por problemas de salud, empezó a preparar el rodaje de una de sus películas más introspectivas y ambiciosas: El viaje de G. Mastorna, una adaptación de la novela de 1941 Universo de locos, del escritor estadounidense Fredric Brown. Pero el rodaje se vería afectado por numerosos problemas y al final el director tuvo que abandonar el proyecto.

'Ocho y medio' es una de las películas más aclamadas de Fellini, premiada con el Óscar a la mejor película extranjera. Según el propio director el titulo de la película se debe a la cantidad de películas que había rodado hasta entonces.

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Póster publicitario de la película Ocho y medio, protagonizada por Macello Mastroianni y Claudia Cardinale. Foto: Cordon Press

A pesar de que los críticos cinematográficos consideran Casanova, rodada en 1976, como la última de las grandes creaciones personales de Fellini, una adaptación del Satiricon de Petronio realizada en 1970 fue nominada para el Óscar a la mejor dirección. En 1975, Fellini ganaría su cuarto Óscar por la película Amarcord, en la que el cineasta cuenta la historia de unos personajes que viven en una ciudad ficticia llamada Borgo, inspirada en su Rímini natal. El pujante cine norteamericano acabaría relegando a un segundo plano películas como La città delle donne (la ciudad de las mujeres, 1980), E la nave va (1983) y su último largometraje, La voce della luna (la voz de la Luna, 1990). En todas ellas Fellini aplicaba toda la ironía de que era capaz a temas que en esa época empezaban a estar en el candelero, como el papel del hombre en una sociedad donde las mujeres empezaban a cobrar relevancia o los efectos infantilizadores que la televisión produce en los espectadores.

UNA DESPEDIDA DE CINE

En abril de 1993 Fellini recibió un Óscar honorífico a su trayectoria profesional "en reconocimiento a sus logros cinematográficos, que han emocionado y entretenido al público de todo el mundo", según se dijo en la gala. El 16 de junio, fue operado de una angioplastia en la arteria femoral, pero dos meses después sufrió un derrame cerebral que lo mantuvo parcialmente inmovilizado. El cineasta sufrió un segundo derrame que lo sumiría en un coma irreversible. Federico Fellini murió en Roma el 31 de octubre de 1993 a la edad de 73 años. En el Estudio 5 de Cinecittà se celebró un acto conmemorativo al que asistieron 70.000 personas, y por expreso deseo de su viuda, Giulietta Masina, la trompeta de Mauro Maur interpretando las notas de Improvviso dell'Angelo, de su gran amigo y colaborador Nino Rota, despidió para siempre a Federico Fellini, uno de los directores de cine más celebrados de todos los tiempos.

 

 

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