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Jorgelina Flores: “Ponerle la palabra al Acto Central de Vendimia es un nuevo nacimiento para mí”

Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza está basada en el guion de la reconocida autora mendocina. Actriz, escritora, dramaturga, directora, docente y artista plástica, tiene este año a cargo el hilo conductor argumental de la nuestra fiesta mayor.

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“Artista, así me defino”, señaló la multifacética Jorgelina Flores. Al dialogar con ella, sus ojos y manos también lo hacen y expresan su emoción de estar presente una vez más en la Fiesta Nacional de la Vendimia. En esta ocasión, como la escritora del texto de una nueva puesta en el escenario que festeja sus 60 años albergando nuestra gran celebración.

Al hablar de las letras, tan significativas en un guion, dijo: “Así como el individuo se hace ser sujeto atravesado por la palabra, en el arte tiene esa responsabilidad de ser un tejido surcado por todas esas arterias. Todas esas vías que son la pasión, el proceso creativo de la gestión de la primera idea que hace interpelarte en función de un leitmotiv, una inquietud, un recuerdo e imágenes”.

“Poner en palabra es como la vida misma, ponerse en una postura y en una posición para defender, mostrar, explorar y hacer reflexionar. La dramaturgia para mí es una suerte de justicia poética. Cuando entendí este concepto, es como uno de los valores centrales que hacen a la dignidad, identidad, libertad y fundamentalmente al amor. Poner en palabra es el puntapié inicial de un campo que se va a sembrar, de algo que se va a constituir y no sabemos a dónde va, pero tiene ya la responsabilidad de nombrar. Cuando nos nombran y cuando nombramos, creamos. En función que hubo una denominación, una elección y una constitución. La dramaturgia es una responsabilidad avasallante, vertiginosa y tiene un poder vital que el dramaturgo no alcanza a ver. El dramaturgo es víctima de este bagaje de este tao (camino) que atraviesa y que con sus competencias puede establecer y conjugar en el verbo y el verbo es la acción”, explicó la guionista.

Al hablar sobre cómo fue gestado este proyecto, nos cuenta: “Fui convocada por Sara Verón, que es la productora ejecutiva de esta fiesta. Nosotras ya teníamos experiencias compartidas. Yo, desde la posición de la dramaturgia, y en esta ocasión nos reunimos dos mujeres interpeladas por un futuro por esta inquietud de decir: empecemos a decretar que esta vez se nos da. Ella me propone y en esta comunión que tenemos, porque con Franco Agüero (director) ya poseemos muchos trabajos vendimiales en conjunto los tres, me plantea que quería que el tema girara en torno a la naturaleza. Entonces comencé a bocetar. Toda dramaturgia tiene componentes referenciales, del escritor o de la escritora, creo que ahí se hace la justicia poética. Diagramando esto, se asoma mi musa inspiradora, que es mi hija, y en esta suerte de vínculo entre una madre y una hija empiezo a dibujar unas líneas de lo que posteriormente fue el guion de Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza”.

Asimismo, agrega: “La personificación y la disposición de estos personajes centrales y la posibilidad de que haya un instrumento o un coro hacen que mi amor por el teatro clásico lo constituyera al guion a modo de tragedia griega, en cuanto a la estructura. Además, con un elemento que explica, contiene y transita como el coro griego, que es la voz del que quizá no puede hablar. Estos personajes centrales, siendo fiel a la estructura y el personaje omnisciente, que es el que no se ve, pero que a su vez está porque se hace visible en el latir y en la pulsión vital del escenario. Un protagónico como la Vendimia que es como una hija que sabe que algunas cosas no están bien y una madre que la interpela. Una madre que acusa recibo de su labor, su tránsito, su camino y que tiene muy claro los responsables de algunos conflictos. Una hija que sabe de todo lo que está al tanto la madre pero que le pide una oportunidad. Y, en ese acuerdo, esta madre absolutamente confrontada con los responsables directos, en donde entiende que ya no tiene herramientas y que la sanción concreta es la única salida, escucha a su hija. Ahí inicia Juglares, transitando por una serie de circunstancias que son necesarias a los conflictos, sin develar el conflicto mayor y ahí entre la madre y la hija van caminando juntas y se empiezan a dar cuenta y empiezan a observarse en la otra”.

“La presencia femenina es muy importante en mi dramaturgia, en mi escritura siempre lo ha sido. Vengo constituyéndome como una hacedora creativa en donde la mujer para mí, desde mi maternidad, es una responsabilidad absoluta y creo que Juglares de Vendimia, un canto a la naturaleza hace manifiesto a eso. En el poder de la mujer, en la responsabilidad de la autoridad y el liderazgo, en la paciencia y en la completitud de la que sabe la respuesta y se queda en silencio para que la otra la descubra. Los Juglares son estos otros yo que van narrando, transmitiendo y cada uno sostenido y solvente desde una mirada distinta o una dimensión en la historia. Por ejemplo, el campo, el vino, la industrialización y su proceso, que si lo llevás y lo trasladás a una evolución personal, es muy parecido a nosotros como sistema”, sostiene Jorgelina Flores.

Y añade: “El mensaje tiene una responsabilidad también. No podemos cuidar de lo externo si no nos cuidamos nosotros. Somos un campo, somos un jardín, a veces estamos más áridos, ventosos, y otras veces más frondosos. Las cuatro estaciones. Y es una invitación a mirar, a generar una introspección para salir. Que tu jardín sea el jardín que vos necesites pero nutrido con tu historia, con tu presente. Que puedas florecer, que puedas germinar”.

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“Agradezco ser parte de Vendimia”

También, emocionada relata: “He ido en mi vida tratando de ordenar, ponerme metas y objetivos. Mi incursión en la Vendimia fue a muy temprana edad como estudiante de teatro, me estaba formando como actriz. Ya era madre, fui una mamá joven, accedí a una de las primeras Vendimias de Vilma Rúpolo y me tocó una tarea de manipular un títere grande. Por mi contextura, me ponen dentro de la cabeza de ese muñeco y tenía que moverlo. Entonces me sentía responsable, en donde le estaba poniendo el cuerpo a otro cuerpo y dije este espectáculo, que era mi primera experiencia (tenía 19 años), se trata de esto. No solo le estás poniendo el cuerpo a otro cuerpo sino que estás siendo cuerpo de otro cuerpo. Mi ingreso a la Vendimia fue eso y tiene que ver a algo que tenemos las actrices y actores en el proceso creativo, que le ponemos el cuerpo a un personaje. Después traté de involucrarme como actriz, pero siendo más operaria, más como instrumento que como cuerpo”.

“Por supuesto, también fui haciendo otras tareas en Vendimia. Tengo muchas y para mí es una profunda responsabilidad. Es un viaje, soy una absoluta observadora. Siempre me impactó lo emocional y verborrágico del folclore, como se constituía el bailarín, la bailarina folclórica y cómo el actor era más metódico quizás más pasivo, comprendiendo que el Género de Vendimia por nuestra idiosincrasia demanda una intervención de esa danza que es un poco el alma de la fiesta”, afirma la escritora.

De la misma manera, cuenta: “Lentamente fui trabajando en muchas Vendimias hasta que llego a intervenir en una parte más plástica. En el 2014, dirigiendo efectos especiales y vestuario con Omar Lateana, en la puesta de Alejandro Grigor, y transgredimos algunas instancias estéticas. Vuelvo a ser convocada, en 2016, para generar algunas esculturas visuales y comienzo a darme cuenta de que mi intervención en el proceso creativo entre mis manos y la intencionalidad que debía tener ese cuerpo me dio el combo final. Me hallé como directora de teatro, como dramaturga, actriz y así me voy encontrando en esta Vendimia con la responsabilidad de dar a entender que nuestra fiesta es una fibra tan íntima de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia, que demanda un camino espiritual diferente”.

“Es mi trabajo y estoy totalmente agradecida. La evolución espiritual que he tenido en este proceso de construcción no me lo esperaba. Estoy muy atenta a quienes me acompañan, de ver la pasión y esa sensación que embriaga a Franco (Agüero). La inteligencia asertiva de la producción, la pasión de los coreógrafos que no se desmorona nunca, de ver la creatividad al servicio de los actores y de ver la energía sideral que han creado los compositores. Han hecho que yo nazca desde otro lugar y nacer con mi palabra realmente ha sido un transmigrar, una metamorfosis que no sé si estaba preparada pero que fluye”, finaliza la responsable del guion de la Fiesta Nacional de la Vendimia 2023.

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