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Tras un proceso de restauración, exponen en Madrid un centenar de matrices en cobre de Goya

Las matrices en cobre de los grabados realizados por Francisco Goya se exhiben en la Academia de Bellas Artes de Madrid, tras haber sido restauradas en enero para quitar el níquel y el acero aplicado en el siglo XIX para la preservación de 101 de las piezas que se exhiben actualmente.

goya

El 2 de junio se presentaron los resultados del Proyecto para la conservación de las matrices calcográficas de Goya llevado adelante por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, sobre las matrices que se conservan en la Calcografía Nacional, la entidad que "custodia el mayor fondo de matrices y estampas del arte gráfico español".

La institución conserva 228 planchas de cobre grabadas al aguafuerte por Goya que constituyen una de las cumbres del grabado universal, según destacan en su sitio, y parte de este acervo se expone al público en el espacio creado especialmente para el artista aragonés, el Gabinete Francisco de Goya, desde 1990.

El proyecto buscó la eliminación de los recubrimientos electrolíticos de las láminas calcográficas de Goya (1746-1828), y fue dirigido por el académico Juan Bordes con asesoría científica de Lucia Ghedin, conservadora de matrices en el Instituto Centrale per la Grafica de Roma, convocada por su experiencia en la preservación de los grabados de Giovanni Battista Piranesi.

Además, el proyecto contó con el apoyo de análisis preliminares realizados por el servicio de restauración del Museo del Prado y los laboratorios SECYR de la Universidad Autónoma de Madrid, además del patrocinio de la Fundación Ibercaja.

Para preservar y prolongar la vida útil de las matrices de grabado -y poder hacer más reproducciones- estas fueron recubiertas con acero, níquel y cromo, para endurecerlas, una medida que fue tomada en 1864 indica el sitio de la Academia.

"Las matrices de Goya tuvieron varias ediciones estampadas en los talleres de la Calcografía Nacional, pero en diferentes momentos y con el fin de endurecerlas para prolongar su vida útil, recibieron un baño de acero, de cromo o de níquel", y "con el paso del tiempo se observó que los baños galvánicos que recubrían las planchas de cobre presentaban pérdidas de la cobertura metálica", indica el informe de la Academia.

Pero las capas de metal (níquel y acero, no así el cromo también utilizado) fueron deteriorando la superficie metálica, dibujada por Goya, favorecida por la humedad ambiental, por lo cual se proyectó un proceso de "desacerado" que restauró 101 de las planchas de la colección.

El "efecto pila", causante de los daños, es un proceso de corrosión que "se produce de manera natural entre los metales -la matriz de cobre y las capas metálicas superpuestas- favorecido por la humedad ambiental. Al llegar a la pieza original, este efecto deteriora la talla y los detalles que presenta", según informó el diario español El País.

La corrosión fue detenida a tiempo en la mayoría de las planchas, de las que faltan restaurar 127, menos los cuatro únicos grabados que no fueron protegidos por otro metal, expuestos en el museo del Louvre de París.

"Una vez eliminadas las capas electrolíticas se realiza un tratamiento de inhibición del cobre y la protección de las planchas con un barniz reversible y estable", sostiene el informe.

"Goya utilizaba las coqueras -los pequeños orificios irregulares que salen al tratar los metales- a su favor y las convertía en, por ejemplo, una mancha dentro de un rostro, destaca el medio e indica que la eliminación de los baños de metal permiten analizar más en profundidad las obras.

Por otro parte, la restauración de las planchas no tiene como objeto realizar nuevas impresiones de grabados de Goya, las que serían diferentes porque se ganó en profundidad en la talla y en nuevos detalles, no visibles por el recubrimiento, y estás pieza son consideradas "obras de arte en sí mismas", y "dignas de ser admiradas como obras maestras del arte del grabado".

Cuatro son las series calcográficas de la obra de Goya, conocido por pinturas como "La Maja vestida" y "La maja desnuda" que exhibe El Prado o "Los fusilamientos del 3 de Mayo", entre otras, que en sus series de grabados refleja un discurso crítico a la sociedad de su época.

Por ejemplo, los 80 cobres los "Caprichos" (1797-1799) representan el final del Antiguo Régimen y el nacimiento del pensamiento liberal burgués, una serie concebida como una sátira contra los vicios de los hombres y absurdos de la conducta humana; 82 de "Desastres de la guerra" (1810-1815), como alegato en contra de la guerra y la violencia en sus diferentes formas.

En "Tauromaquia" (1814-1816) con 33 planchas, creó imágenes que presentan "el momento de violencia máxima entre dos seres cuyo único destino posible es la muerte".

La serie "Disparates" (1815-1824), con 18 planchas, explican desde la Academia, "es la más compleja de todas sus series gráficas, una de las más enigmáticas" por la falta de documentación y desorden, y además están las 13 láminas que reproducen pinturas de Velázquez y marcan "los primeros contactos con el mundo del grabado" que se conservaban en el Palacio Real.

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