DESDE QATAR
Los shoppings, mall o digamos centros comerciales y de entretenimientos abundan en Doha, la capital de Qatar, y el principal es el Villaggio. Hay de todos los tamaños, pero siempre refiriéndonos a talles extragrande. Nada es pequeño y la suntuosidad es parte de todos. Los lugares son muy amplios, muy lujosos y ninguno tiene el adjetivo de simple.
Algunos tienen la cercanía de los estadios en donde se disputa la Copa del Mundo de la FIFA de Qatar 2022. Y la mayoría de los centros comerciales tienen al Metro (transporte subterráneo) como medio de llegada. Todos tienen alguna distinción que los hace especiales para visitar de acuerdo a la estructura, el color de sus paredes, el nivel de los pisos, la iluminación o característica para que la gente quiera visitarlos.
El Villaggio es un centro comercial distinto y sorprende por una atracción especial que no se aprecia desde afuera. Cuando se ingresa y se atraviesa el enorme hall de entrada, se abre a los ojos una ciudad con edificios de tres o cuatro pisos similares a Italia. Con sus ventanitas y balcones adornados con macetas y plantas y se ve el cielo celeste y las nubes. Y entrando en esa ciudad italiana nos sorprende los canales de agua que surcan al pie de los edificios o veredas laterales. 
Es Venecia, la ciudad italiana en donde las góndolas trasladan a los habitantes, a través de sus canales internos. En Qatar han logrado imitar a “una Venecia en un centro comercial”. 
El agua, los canales, los paseos conducidos por los gondoleros en las góndolas a motor (que no se ven, ni se notan) son reales. El cielo es empapelado o pintado y cuesta distinguir si “es cierto o no”. Da la impresión que siempre es de día y que estamos a cuelo abierto. Las estructuras de los de las casas de dos o tres pisos es solamente de utilería como en un gran teatro y los negocios de planta baja si son reales. 
Y también es real una pista de hielo para practicar patinaje que tiene a determinados horarios funciones de artistas. La de la pista, como todo lo que hacen aquí, es muy amplia con más de 60 metros de extensión. Por supuesto que ese lugar está rodeado de mesitas y asientos en donde se puede tomar un jugo o una gaseosa y comer lo que se le antoje. 
Además de tener café, restaurant en varios puntos del paseo comercial, hay un sector que asemeja a una estructura romana o un acueducto en forma circular y a su alrededor están los negocios de comidas. Algunos adornados con barriles, pero no se toma ni vino, ni ninguna bebida alcohólica. Se puede comer por un precio muy alto un corte de carne de Australia o Sudáfrica aunque acompañado de jugo, agua mineral o gaseosa. 
En otro sector se ven las joyerías de marcas conocidas mundialmente con precios del valor de una casa para una pulsera, un par de aros o un collar. 
Aunque estemos de visita hace 20 días, los precios siguen sorprendiendo como pagar 7 dólares un café con leche en un lugar y a metros de ahí se puede tomar esa bebida caliente por 3 dólares. Es según el nivel del negocio, la apariencia y el mobiliario de cada café. Nada es comparable y se puede buscar mejores precios. Pero no será barato. 
El Villaggio nos sorprendió y al salir del lugar, ya de noche, volvimos a la realidad. Que cambió sólo en las canales o las góndolas… porque todo seguía siendo majestuoso y luminoso. Qatar está construido sin escatimar materiales, dimensiones o calidad. Todo es sublime y amplio. Y seguimos sin conocer nuestra capacidad de asombro.
