ANÁLISIS
Para Lionel Scaloni la misión está cumplida. Puede dormir tranquilo porque desde que tomó el equipo como un técnico interino de la Selección Argentina tras el final del Mundial de Rusia 2018 hasta anoche, recorrió un camino sinuoso que lo fue amoldando consiguiendo todos los éxitos posibles.
Siempre armando el equipo alrededor del astro máximo del fútbol mundial. Claro, con Lionel Messi entre los once es más sencillo y todo se vuelve posible. Como ser campeón de la Copa América 2021, Finalissima 2022 frente a Italia y consagrarse en el Mundial Qatar 2022.
Pero, desde la noche del 12 de octubre de 2023, por la 3ra fecha de las Eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial 2026, frente a Paraguay en el estadio Monumental de River Plate, la historia comenzó a ser un poco distinta. Messi estuvo de suplente y la Selección Argentina tuvo un rendimiento espectacular que debió terminar con un marcador más abultado y con el simple 1 a 0 con gol de Otamendi a los 3 minutos del primer tiempo.
Por eso Scaloni puede dormir tranquilo. Armó un equipo para que continúe con triunfos sin Messi o mejor dicho con el astro en el banco e ingresando en el segundo tiempo. El dominio del seleccionado argentino fue absoluto y tuvo el control de la pelota a partir de un mediocampo sin fallas. Los tres tuvieron rendimientos positivos y armaron una red de comunicación, relevos, subidas, recuperación que impactó contra el equipo paraguayo.
Alexis Mac Allister, Rodrigo De Paul y Enzo Fernández tuvieron desempeños eficaces con incursiones ofensivas como De Paul que pegó en un caño y otra se fue desviada por poco. O la pisadita y gambeta de Mac Allister que pudo ser penal y otras habilitaciones y pases de gol para sus compañeros. Los tres marcaron el ritmo del partido y la pelota siempre pasó por sus botines.
Y además a Julián Álvarez le atajaron dos y Lautaro Martínez tiene el “arco cerrado” en la selección en su búsqueda implacable del gol.
Y Nicolás González por la derecha del ataque tiene la facilidad para encarar y quedar frente al arquero, pero sus finales no son felices. Si hubiese sucedido de otra forma estaríamos analizando una goleada tremenda.
Y con Messi adentro en la segunda parte continuaron las situaciones cerca de la defensa paraguaya con atajadas o malos remates de González y también con dos “palos” de Lionel. Uno de un tiro de esquina que intentó hacerlo olímpico y otro en un tiro libre. Esta vez no se dio como contra Ecuador. El equipo ya había sacado la ventaja y sólo era cuestión de aumentar.
El seleccionado argentino tiene rumbo, está compacto, tiene muchas luces y muy pocos lados oscuros. Sin Messi Argentina fue potente y con Messi el rendimiento continuó. El equipo aprendió a jugar sin él. Es mérito de Scaloni. El DT puede dormir tranquilo, contra Paraguay el equipo no fue “Messi y diez más”. ¡Fue un equipo!
