Opinión
El medidor de emociones no descansó. Fue creciendo hasta separar el estado armonioso de la locura. Con ese gol de Lionel Messi se transitó y se superó el límite de la intranquilidad.
Se gritó en forma desaforada porque la angustia estaba carcomiendo a cada argentino y a millones de hinchas dispersos por el mundo, por la India y por tantas regiones de Asia que aguardaban el gol del ídolo. Con un triunfo que abriera ventanas, que corriera cortinas hacia la luz y que despertara a sus compañeros a seguirlo. Como lo hizo Enzo Fernández por un derechazo en comba para sumar dominio y asegurar una victoria necesaria para Argentina. 
Todo concuerda para abrazar la primera victoria por la segunda fecha de la zona C, que cambia el sabor amargo del debut por este dulce placer de ganarle a México 2 a 0. Y seguir en carrera con la clasificación como objetivo.
El primer tiempo planteado por México con dos líneas de cinco marcando un bloque casi insuperable era un desafío para el equipo de Scaloni. No lo pudo resolver entre tantas piernas mexicanas que llegaban multiplicadas a cada balón. 
En cambio, en la segunda parte el seleccionado albiceleste se paró unos metros más adelante, se adueñó de la pelota, tomó protagonismo y aprovechó que sus rivales no estaban tan acertados como antes. Y no tenían el balón.
A Lionel Messi se le tenía que dar una. Había perdido un tiro libre pero no dejó pasar la ocasión que le quedó para pegarle de afuera del área y poner el balón abajo y junto a un poste. La belleza del gol le hizo un guiño al astro. Y volvió a gritar con fuerza, a sonreír y agradecer mirando hacia arriba. 
El equipo de Scaloni se refrescó con cambios que le vinieron bien y se sucedieron algunas llegadas para asustar al arquero mexicano. Desde las tribunas bajaba el canto argentino…"que es un sentimiento… no puedo parar…".
Y adentro los once se multiplicaban en esfuerzo y aparecía de repente el talento de Enzo Fernández para conseguir un gol con su derecha exacta. 
Estaba logrado. El 2 a 0 encarrilaba el torneo para los argentinos. Se llegó a los nervios extremos, se pasó por el desahogo y se terminó en la euforia para continuar en la Copa del Mundo de Qatar 2022.
¡Que alivio, por favor!
