OLA DE CALOR
En una tarde que prometía ser un refugio contra el calor implacable de enero, la tranquilidad de los mendocinos que buscaban alivio en la conocida Playita de Luján de Cuyo se vio abruptamente interrumpida. Cerca de treinta personas se encontraban disfrutando de las frescas aguas del río Mendoza cuando, sin previo aviso, los sonidos de la naturaleza se tornaron en un presagio de peligro. Testigos presenciales relataron cómo una porción significativa de la ladera de los cerros, que sirven de escenario a este concurrido escenario, comenzó a desmoronarse, desprendiendo tierra y rocas hacia el cauce del río.
Clara Olmos, una de las testigos del inesperado desprendimiento en la Playita de Luján, compartió con DIARIO MENDOZA su vivencia de aquel momento de tensión y temor. "Era alrededor de las cuatro y media de la tarde cuando comenzaron a caer los costados del cerro que bordea el río Mendoza. Habíamos aproximadamente treinta personas. Nos reasustamos. El susto fue terrible. Yo jamás lo había visto de tan cerca. Y casi todas las personas que estábamos ahí tampoco", relata Olmos, evocando la sorpresa y el miedo que se apoderaron de todos los presentes.
La rápida acción de los guardavidas fue crucial para evitar una tragedia mayor. "Los bañeros rápidamente empezaron a llamar a la gente, a evacuarla. No éramos muchos. Pero bueno, en el transcurso de más o menos de las cuatro y media hasta las cinco y media, que terminamos todos de agarrar nuestras cosas e irnos, no paró de caer. Incluso de la misma intensidad o piedras más chicas", continua Olmos, destacando la persistencia del fenómeno incluso después de iniciada la evacuación.
El testimonio de Olmos también arroja luz sobre la percepción de los habitantes locales respecto a las causas del desprendimiento. "Y se supone, lo que dicen la gente del lugar, es que con la crecida que hubo se están aflojando tanto las paredes del cerro que está pasando mucho". Un punto crítico en su relato es el momento en que tres kayaks, llenos de personas, estuvieron a punto de ser alcanzados por el desprendimiento. "Incluso se salvaron tres kayaks que pasaron llenos de personas. Pero fue cuestión de segundos que cae primero todo el montón. Igual que muestra el video y pasan atrás los kayaks, pero no los agarran por milagro. Así que se salvaron, bueno, fue muy peligroso".
Este testimonio no solo subraya la magnitud del peligro que enfrentaron quienes estaban en el lugar, sino también la fortuna de no haber tenido que lamentar daños personales. "Un susto enorme", concluye Olmos.
Este incidente no es un hecho aislado ni sorpresivo para los expertos, quienes advierten sobre los efectos combinados del deshielo acelerado y las olas de calor extremo. Mendoza ha experimentado una creciente del río Mendoza, alimentada por un deshielo brusco y sin precedentes, consecuencia directa de las altas temperaturas que han azotado la región. Este fenómeno climático ha provocado que la nieve acumulada durante un año de precipitaciones históricas se derrita a un ritmo alarmante, debilitando las bases de los cerros que delinean el paisaje de esta zona.
La erosión acelerada, junto con la saturación de agua en el suelo, ha ablandado significativamente las laderas, haciéndolas susceptibles a desprendimientos como el ocurrido. Este evento subraya la necesidad urgente de reevaluar la seguridad de las áreas recreativas que se encuentran en proximidad a cerros y ríos, especialmente en contextos de cambio climático acelerado.
