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El Lago del Parque tendrá una nueva “Cuyanita”

El paseo más importante de la provincia volverá a tener una embarcación para ese espejo de agua. También se realizarán obras de puesta en valor del embarcadero en El Rosedal y la antigua boletería. La concesión será por diez años.

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La Dirección de de Parques y Paseos Públicos llamó a licitación para la concesión, instalación y explotación de una nueva embarcación de paseo en el lago General Espejo del Parque General San Martín por un período de 10 años.

Una nueva embarcación se instalará, dado que la histórica Cuyanita presenta un estado avanzado de deterioro: solo queda el antiguo casco. El resto de la totalidad de las piezas que la conformaban se fueron extraviando y deteriorando con el tiempo, lo que hace inviable una restauración de la antigua embarcación, que además, por medidas de seguridad, no podría contar con los permisos náuticos correspondientes.

Esta nueva embarcación cumplirá con todos los estándares de seguridad y autorizaciones exigidas por la Prefectura Naval Argentina y la División Provincial de Náutica para su navegación. 

Contará con una capacidad máxima de 30 personas y prevé la utilización de un motor de 4 tiempos ecológico de ultra baja emisión o eléctrico 

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El objetivo es devolver al Parque un paseo que fue muy utilizado por mendocinos y turistas. 

Entre las obras de puesta en valor se contempla la restauración del embarcadero como también el espacio destinado a venta de tickets.

Las antiguas embarcaciones 

La historiadora Ana Castro señala en su libro, que La Cuyanita comenzó a surcar el Lago en la década del '20. Esa embarcación funcionó hasta 1935. Posteriormente, se llamó a licitación para restablecer los paseos acuáticos y una nueva lancha comenzó a prestar este servicio en 1939. Se la denominó Emilio Civit, pero la gente continuó llamándola La Cuyanita.

“La primera embarcación del lago fue vendida en 1937 a los señores Ronchietto y Bianchi, por 200 pesos, y la llevaron a la laguna Los Álamos. Allí se perdió el rastro de la embarcación”, comenta la autora del libro Parque General San Martín, sus primeros 50 años.

El barco que remplazó a la primera nave pesaba 5 toneladas, con un casco de 13 metros de eslora (largo) y una capacidad para 20 a 26 personas.  El casco fue construido en Alemania por el astillero Krupp, luego de la Primera Guerra Mundial y llegó a la Argentina, donde construyeron la cubierta y el puente de mando, y se utilizó la embarcación para prestar servicios en el Delta del Paraná antes de ser trasladada a Mendoza.

En el pequeño muelle de madera del Rosedal estaba atracada La Cuyanita esperando la llegada de chicos y grandes para salir a pasear por el Lago del Parque. Con todo el pasaje cubierto, como todos los domingos, el timonel daba la orden de zarpar y los “oficiales” del embarcadero soltaban amarras. Rápidamente se llegaba al extremo norte del Lago. La embarcación tomaba rumbo al sur, mientras los pasajeros observaban el Club Regatas, lo que ocurría en tierra firme o a los bañistas de las playas serranas. Parecía de juguete, no se movía mucho, debido a la serenidad del lago, solo se sentía el ronquido del motor y el golpe del agua sobre el casco blanco.

En los 60 comenzó la decadencia. Sufrió actos vandálicos en dos oportunidades y, en diciembre de 1976, tras una serie de reparaciones, fue botada al lago por última vez. Durante el invierno de 1979, La Cuyanita  ardió en llamas y ese fue el fin. 

Aparentemente, uno de los cuidadores de la embarcación colocó un calentador para soportar el frío. Se quedó dormido y casi se quema con la estructura de madera que adornaba la cubierta y el puente de mando. En la actualidad, el casco de la embarcación se encuentra en la Penitenciaria Provincial, donde fue llevado para su puesta en valor y quedó abandonado en el lugar. Ho,y su recuperación es inviable, ya se ha perdido casi toda su estructura original y se asemeja a una cascara de nuez.

Tras el fin de La Cuyanita , en 1979, y por un año la remplazó un catamarán que fue bautizado Emilio Civit II. Luego, en 1990, se inauguró el Mississippi Rey del Lago, una gran embarcación con dos pisos para paseos y fiestas que prestó sus servicios por varios años más.

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