Recorte
En un giro inesperado para el ámbito cultural, la provincia de Mendoza ha decidido no participar en la próxima edición de la Feria del Libro de Buenos Aires, que abrirá sus puertas mañana. Esta decisión pone fin a una tradición continua desde 2016, año tras año, de presencia mendocina en una de las mayores muestras literarias de América Latina.
El gobierno provincial ha explicado que las condiciones económicas actuales no permiten justificar la inversión de 297 millones de pesos que requeriría montar y mantener un stand en la feria. Esta suma, vista como prohibitiva en un contexto de ajuste fiscal, ha llevado a las autoridades a priorizar otros aspectos del presupuesto en detrimento de la promoción cultural en eventos de esta magnitud.
La ausencia de Mendoza no solo representa un vacío en la representación de la diversidad literaria y cultural de Argentina, sino que también refleja los retos que enfrentan las provincias para mantener su visibilidad en el ámbito nacional e internacional. Los stands provinciales en la Feria del Libro no solo sirven como vitrina de sus escritores y editoriales locales, sino también como puntos de encuentro y diálogo cultural que fortalecen los lazos entre diferentes partes del país.
Esta decisión ha suscitado reacciones encontradas en el ámbito cultural mendocino. Por un lado, algunos comprenden la necesidad de ajustes presupuestarios en tiempos económicos difíciles; por otro, hay quienes ven esta decisión como un retroceso en el apoyo y fomento de la cultura, al que han denominado “motosierra cultural”.
