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Pandemia

EN ALERTA - La mutación del coronavirus amenaza con un nuevo confinamiento internacional

Países de todo el mundo cortan el flujo de pasajeros con Londres, pero también en otras regiones. Ya se dan cierres de fronteras en Europa continental, Israel analiza aislarse y la tendencia se replica en América Latina. Los mercados, sensibles a posibles daños económicos. El apuro por las vacunas y una incógnita.

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En vista de la diseminación de la presencia del virus SARS-CoV-2 con la mutación llamada N5017 en Europa continental, el Gobierno de Suecia dio ayer el primer paso y cerró su frontera con Dinamarca, donde dicha variante ya fue detectada.

“La nueva variante del virus también ha sido detectada en Dinamarca y en algunos otros países”, reveló el ministro sueco del Interior, Mikael Damberg, haciendo referencia a nueve casos diagnosticados por las autoridades sanitarias danesas.

En tanto, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció su intención de prohibir la entrada “lo antes posible” a todos los extranjeros debido a la mutación.

“La masa viral que entra a Israel debe ser reducida lo antes posible, mientras el Reino Unido intenta saber qué es realmente (esta mutación) y si es resistente a la vacuna. Por lo tanto, he pedido repetir lo que hicimos durante la primera ola de coronavirus, es decir cerrar los cielos lo más rápidamente posible”, declaró Netanyahu ayer, cuando comenzó en el país una campaña de vacunación.

En tanto, debido a la aceleración de una segunda ola de la pandemia y ante el temor a la llegada a la región de la nueva variedad del patógeno, Uruguay amaneció ayer con sus fronteras cerradas.

“La ley que se ha aprobado es para cuidar a la gente, la salud y la vida de la gente y por eso hay que asumir una decisión frente a los intereses en juego aun a costa de poder limitar algún derecho como el de reunión, porque está en juego la salud de la población”, dijo el ministro del Interior, Jorge Larrañaga, poniendo fin formalmente a las estrategias más liberales del país para hacerle frente a la emergencia sanitaria global.

Mientras, el presidente de Perú, Francisco Sagasti, anunció la suspensión preventiva de los vuelos procedentes de Europa durante dos semanas.

El epicentro de la preocupación global, con todo, es el Reino Unido, donde el cierre de fronteras a nueve días del plazo establecido para el brexit (la salida del país de la UE) hace temer severos problemas de desabastecimiento y un nuevo freno a la actividad económica.

Ante el efecto dominó de cierres de frontera, el primer ministro Boris Johnson reunió de urgencia a su gabinete para analizar la situación.

Carteles en las autopistas del sur de Inglaterra alertaban a viajeros y transportistas del cierre de la frontera con Francia, que el domingo a la noche decidió suspender todos los enlaces por tierra, mar y aire con el país durante 48 horas.

Una gran parte de los productos que importan los británicos llega desde allí y una importante cadena de supermercados, Sainsbury's, advirtió que si las perturbaciones se prolongan podrían faltar aprovisionamientos de alimentos frescos como lechuga, coliflor, brócoli y cítricos, entre otros.

El puerto británico de Dover, el principal en el Canal de la Mancha, por donde pasan diariamente unos 10.000 camiones, cerró el tráfico de salida “hasta nueva orden”.

Destacando la necesidad de desbloquear la situación “cuanto antes”, el ministro de Transportes, Grant Shapps, aseguró al canal Sky News estar en estrecho contacto con su homólogo francés, Jean-Baptiste Djebbari.

Este último anunció poco después en Twitter la preparación, “en las próximas horas”, por los países europeos de un “protocolo de salud para que los flujos desde el Reino Unido puedan reanudarse”.

Las autoridades aseguraron que el país tiene reservas, pero se teme que los consumidores se dejen llevar por el pánico a tres días de las fiestas, que en lugares como Londres se vieron limitadas por el surgimiento de esta nueva cepa del virus. El temido caos en las cadenas de aprovisionamiento puede interpretarse como un anticipo de lo que ocurría si Londres y “los 27” terminan separándose dentro de nueve días sin un acuerdo comercial que evite la reimposición de barreras aduaneras.

El Reino Unido, que abandonó oficialmente la Unión Europea el 31 de enero, corta definitivamente sus lazos con el bloque a final de mes.

Pese al poco tiempo restante, británicos y europeos siguen negociando un acuerdo comercial que debía suavizar las consecuencias de la ruptura a partir del 1 de enero.

Pero ante la falta de resultados, las empresas en el Reino Unido llevan semanas haciendo acopio de productos y partes industriales, lo que ya había provocado gran congestión en puertos y rutas.

En el sentido contrario, el exportador escocés de mariscos Lochfyne denunció como un “desastre” el bloqueo de camiones cargados con pesca viva por valor de “millones de libras” destinada al continente. “Si pasamos 48 horas, ya no llegaremos a tiempo para las entregas de Navidad”, que para estos productos es “el mayor mercado del año”, afirmó.

El director general de Eurocontrol, Eamonn Brennan, dijo que hubo 900 vuelos diarios entre el Reino Unido y los 27 países de la Unión Europea entre el lunes y el sábado de la semana pasada, pero destacó que el sector sufrirá “un impacto significativo” por las nuevas restricciones.

Aunque no parece más letal que las anteriores, esta variante es hasta un 70% más contagiosa, reiteró el ministro de Salud británico, Matt Hancock.

Asimismo, además de Dinamarca, se ha detectado su presencia en Gibraltar y hasta en Australia.

En ese último país, uno de los países de mejor resultado en la lucha contra el covid-19 por sus cuarentenas estrictas de corto plazo y focalizadas, las autoridades decretaron el cierre de Sidney, la ciudad más poblada, a partir de hoy, luego que se detectara un nuevo brote.

El descubrimiento de una nueva cepa, cuya sensibilidad a las acunas disponibles aún debe ser confirmada, se suma en el Reino Unido a una nueva y severa oleada de la pandemia. Se trata de uno de los países más afectados de Europa, con más de 67.000 muertes documentadas, y donde las autoridades aceleran al máximo posible la campaña de vacunación.

Ante esta situación, y contradiciendo todas sus promesas, el domingo el ejecutivo de Boris Johnson volvió a confinar repentinamente a los 9 millones de londinenses y a 7 millones de personas más en el sur del país, donde las familias no podrán reunirse en Navidad.

En otras zonas del Reino Unido, los cinco días previstos de relajación de restricciones se vieron reducidos a únicamente al 25.

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