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SEMBLANZA

José de San Martín: Modelo de Líder Ético

Su actuación sobresaliente, y una vida llena de aventuras, vicisitudes, obstáculos, victorias y derrotas nos ayudan a descubrir uno de los grandes hombres que dio América a la historia de la humanidad.

San Martín


"Vivo en una casita de campo, tres cuadras de la ciudad, en compañía de mi hermano Justo. Ocupo mis mañanas en la cultura de un pequeño jardín y en mi taller de carpintería; por las tardes, salgo a paseo; y por las noches la lectura de algunos libros. Usted dirá que soy feliz. Sí, amigo mío, verdaderamente lo soy".

Así describía el Libertador de América José Francisco de San Martín sus días en el exilio en carta a su gran amigo Tomás Guido; en pocas palabras y fiel a su estilo, luego de 10 años de actuación pública en América. Tal como el mismo José lo había anticipado: "…mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles, y mi edad media, al de mi Patria; creo que tengo derecho de disponer de mi vejez".  

Si bien en su larga existencia, una de las más prolongada en los guerreros de la independencia, su actuación como hombre público se limito al período desde 1812, época de su llegada al Río de la Plata hasta 1822, año de su retiro del Perú, luego de la transcendental entrevista de Guayaquil; esos diez años le bastaron para dejar su impronta y su legado grabado a fuego en todos los confines del continente.

Su actuación sobresaliente, y una vida llena de aventuras, vicisitudes, obstáculos, victorias y derrotas nos ayudan a descubrir uno de los grandes hombres que dio América a la historia de la humanidad: el creador del Regimiento de Granaderos a Caballo, impulsor de la Asamblea del Año XIII, Jefe y Amigo de Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes, Gobernador Intendente de Cuyo, creador y conductor del Ejército Libertador de Los Andes, Libertador de Chile, Protector y Fundador de la República del Perú, paisano y amigo de los cuyanos.

El niño de las misiones, nacido en el seno de una familia sencilla que aprendió desde su cuna el valor del trabajo y el esfuerzo,  se convirtió en un joven impetuoso y descaradamente valiente que a través de los años destacó como el militar ilustrado y el conductor paciente que durante 20 años de aprendizaje espera su momento de entrar en la historia del mundo  para convertirse luego: en estadista, impulsor y conductor de naciones libres e Independientes, pero por sobre todas las cosas, en un Hombre Público Intachable y un Líder Ético despojado de todo interés y ambición, que vio en el poder sólo un instrumento para la realización de su obra americana: "dar libertad a los pueblos de esta parte del mundo y dejar a su libre albedrío la constitución de sus gobiernos".  

San Martín fue un Líder visionario, dedicado íntegramente a la misión de la libertad e independencia, sin ambiciones y con muy pocas ambigüedades en su actuación pública; sus sueños no fueron de deidad, ni oropeles de gloria; por el contrario una vida simple y austera marcaron el camino de un conductor contraído a la causa de América convirtiéndose sin duda en un verdadero libertador; uno como pocos ha visto el mundo; incomprendido por sus contemporáneos pero rescatado al fin como ejemplo de entrega y patriotismo por la historia y por quienes lo precedieron tal como el mismo lo anunciara en la plenitud de su vida pública: "En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas (como en lo general de las cosas) dividirán sus  opiniones; los hijos de estos darán el verdadero fallo".

Y el fallo de esos hijos lo presentó como un verdadero guía para los gobernantes de América contemporáneos a sus últimos días, a quienes escribía prodigando sencillos consejos y sentencias que usualmente concluía con frases como: "Dios le de acierto" o  "que el acierto presida en todo lo que emprenda, son los votos de este su apasionado amigo y compatriota". Desde su mentado "ostracismo" San Martín se convirtió en el modelo de un líder exitoso y ético al cual seguir, virtudes que le fueron reconocidas en sus últimos años, aunque olvidadas por muchos años en la vertiginosa historia de América, posterior a su deceso.  

Más allá de que su figura se agigantó con los años, San Martín, así lo sostuvo siempre, fue ni más ni menos que  un "semejante", es decir un ser humano común, que por su constancia, esfuerzo y dedicación, logro objetivos y metas más allá de lo inimaginable para su época logrando una epopeya política, económica y social, fuera de lo común.

Tal como hemos sostenido en diversas oportunidades: "hoy más que nunca nuestra sociedad pide a gritos por ejemplos creíbles, dirigentes de coraje, esfuerzos y patriadas; hoy cuando el mundo entero busca denodadamente ejemplos de liderazgos y cuando la falta de focos de sabiduría y guía se han hecho tan evidentes; sin duda en uno de los momentos más críticos de nuestra historia, necesitamos recobrar las riquezas éticas de Argentina y Latinoamérica y reclamar espíritus inquebrantables, capaces de transformar la realidad y definitivamente construir un destino grande para estas Repúblicas".  

Es precisamente en este marco de análisis cuando cobran mayor realce aquellos patriotas que fueron ciudadanos ejemplares, hombres transparentes y por sobre todas las cosas modelos de líderes éticos a seguir.  Próximos a un nuevo aniversario de su natalicio José Francisco de San Martín se erige como  un ejemplo autóctono de Hombre y Líder Público al servicio de los altos intereses del pueblo.  

 

(*) Docente y Ensayista. Miembro de la Academia Nacional Sanmartiniana, autor del libro: "San Martín Modelo de Líder Americano", entre otros.

Fuente: "San Martín Modelo de Líder Americano". Edición digital Ebook, Mendoza Setiembre 2020.

Imagen: San Martín. Óleo de Guillermo Roux. Año 2000. Instituto Nacional Sanmartiniano. Buenos Aires
 San Martín. Óleo de Guillermo Roux. Año 2000. Instituto Nacional Sanmartiniano. Buenos Aires

 

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