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Día de la Independencia

“La Independencia no es soplar y hacer botellas”

La independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, fue un proceso con múltiples y complejos antecedentes previos incluso al hito fundacional que reconocemos como la Revolución de Mayo.

9 de julio

La independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, fue un proceso con múltiples y complejos antecedentes previos incluso al hito fundacional que reconocemos como la Revolución de Mayo. El pensamiento ilustrado dio lugar a la expansión de la cultura y la educación como armas poderosas para terminar con el “Antiguo Régimen”. La ilustración universal impulsó las Revoluciones que cambiaron de manera definitiva el mapa político del mundo y la vida de millones de personas.  La Revolución Inglesa de 1642 -1689, la  Guerra de Independencia de EEUU entre 1775 y 1783, la Revolución Francesa de 1789 y la Guerra de Independencia española de 1808 contra Napoleón, fueron el preludio del germen de libertad que se propagó por toda Hispanoamérica.  
A partir de Mayo de 1810, un equipo de hombres con las ideas de libertad, igualdad y fraternidad comenzó a pensar una nueva nación. Manuel Belgrano, líder esclarecido de ese momento, promoverá el incipiente proceso independista y no dudará en ponerse al frente de los improvisados ejércitos para sostener con la espada lo que había atizado con su pluma. En 1812, con la llegada de José Francisco de San Martín y un grupo de oficiales americanos, la guerra y política tomarán un nuevo camino.
Después de Vilcapugio y Ayohuma en 1813, Manuel Belgrano escribía a San Martín: "No siempre puede uno lo que quiere, ni con las mejores medidas se alcanza lo que se desea: he sido completamente batido en las pampas de Ayohuma cuando más creía conseguir la victoria; pero hay constancia y fortaleza para sobrellevar los contrastes y nada me arredrará para servir; aunque sea en la clase de soldado, para la libertad e independencia de la patria (...) lo pedí a usted desde Tucumán, no quisieron enviármelo; algún día sentirán esta negativa..."..
Luego, enterado que San Martín era designado en su reemplazo el 17/12 le expresaba: "No sé decir a usted lo bastante cuánto me alegro de la disposición del gobierno para que venga de jefe (...) Vuele usted, si es posible; la patria necesita que se hagan esfuerzos singulares y no dudo de que usted los ejecute según mis deseos, para que yo pueda respirar con alguna confianza y salir de los graves cuidados que me agitan (...) Crea usted que no tendré satisfacción mayor que el día que logre tener la satisfacción de estrecharlo entre mis brazos y hacerle ver lo que aprecio el mérito y honradez de los buenos patriotas como usted...". 
Para 1814 la situación en América y el mundo era muy compleja, el panorama político - militar era adverso a la causa americana: las derrotas sufridas por el ejército del norte, la separación definitiva del Paraguay, la pérdida del Alto Perú, las  luchas internas, la pérdida de Chile “la Patria Vieja” y la vuelta al trono de Fernando VII ponían a la revolución en su punto más delicado.  
El 10/08/1814 San Martín era designado Gobernador Intendente de Cuyo a su “instancia y solicitud”; erigiéndose en la columna institucional que afianzó la convocatoria y acción del Congreso de Tucumán; rápidamente propiciará la elección de los diputados por Cuyo: Tomás Godoy Cruz y Juan Agustín Maza por Mendoza, Francisco Narciso de Laprida y Fray Justo Santa María de Oro por San Juan y Juan Martín de Pueyrredón por San Luis, voceros y ejecutores del plan sanmartiniano. Impaciente, desde el Plumerillo el 19/01/1816 requería a Tomás Godoy Cruz: “… ¿Cuándo empiezan Uds. a reunirse? Por lo más sagrado les suplico hagan cuántos esfuerzos quepan en lo humano para asegurar nuestra suerte; todas las provincias están en expectación esperando las decisiones de ese congreso: él solo puede cortar las desavenencias  - que según este correo - existen en las corporaciones de Buenos Aires”.
Mientras preparaba el Ejército de Los Andes, continuaba su comunicación con Tucumán “apurando” el accionar de los diputados, a tal punto que Godoy Cruz un tanto inquieto responderá:”... que la independencia no es soplar y hacer botellas”, a lo que San Martín contestará: “…yo respondo a usted que mil veces me parece más fácil hacerla (la independencia) que el que haya un solo americano que haga una sola (botella)…”.
Desde Mendoza, impartía consejos, sugerencias y hasta órdenes a todos los puntos distantes del país, Güemes, Belgrano, Artigas, Rondeau, Paso, Laprida, Pueyrredón, Maza, pero especialmente Godoy Cruz serán los destinatarios. Era necesaria la Declaración de Independencia y el paso transcendental de la separación definitiva de España: “… Al cabo mi amigo, nosotros debemos penetrarnos de este axioma: si la guerra continúa dos años más, no tenemos dinero con que hacerla…. Y la ruina es segura; para evitarla, pensemos no en pequeño como hasta aquí, y si con elevación, y si así la perdemos será con honor”.
Por esos días Manuel Belgrano, recién llegado de Europa, fue citado con urgencia para instruir a los diputados sobre la situación del viejo continente, en sesión secreta del 6/07 sintetizó sus conclusiones exponiendo: “Que aunque la revolución de América, en sus principios, había merecido un alto concepto entre los poderes de Europa, su declinación en el desorden y anarquía había servido de obstáculo a su protección..., debiéndonos en el día contar reducidos a nuestras propias fuerzas (…) que había acaecido una mutación completa de ideas en Europa, en lo respectivo a la forma de Gobierno, que como el espíritu general de las naciones en años anteriores, era republicarlo todo, en el día, se trataba de monarquizarlo todo; (…) que conforme a este principio en su concepto, la forma de gobierno más consecuente para esta Provincia, sería de una Monarquía Temperada: llamando la Dinastía de los Inca, (…), etc…
Los argumentos de Belgrano y las cartas de San Martín impulsaron la sesión del 09/07. Nuevamente el Gobernador de Cuyo escribía a Godoy Cruz: “… Ha dado el congreso el golpe magistral con la declaración de la Independencia; solo hubiera deseado que al mismo tiempo hubiera hecho una pequeña exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para tal proceder, esto nos conciliaría y ganaría muchos afectos en Europa…”. Luego escribía: “… Al fin estaba reservado a un diputado de Cuyo ser el presidente del Congreso que declaró la independencia; yo doy a la provincia mil parabienes de tal incidencia…”. El 16/07/1816 le notificaba a Don Tomás: “El 9 llegamos a esta, nuestro viaje ha sido bien penoso por los fríos excesivos. Es increíble lo mortificado que estoy con la demora del Director, la primavera se aproxima y no alcanza el tiempo para lo que hay que hacer... En el momento que el Director me despache, volaré a mi ínsula cuyana, la maldita suerte no ha querido el que yo me hallare en mi pueblo para el día de la celebración de la independencia, crea usted que hubiera echado la casa por la ventana…”
Concluyendo es justo decir que si bien Manuel Belgrano y José Francisco de San Martín no estuvieron presentes en la gloriosa sesión del 09/07/1816 y tampoco sus firmas rubricaron el Acta de la Independencia, cabe recordar que fueron el nervio y espíritu que guió todo el proceso de la independencia. Una vez más esta fecha debe servir para recordar, honrar su legado y trabajar por la patria grande y próspera, que aquellos líderes, Padres Fundadores, soñaron. 
(*) Docente de la Universidad Nacional de Cuyo, Miembro de la Academia Nacional Sanmartiniana, autor del Libro “San Martín más allá del Bronce” conjuntamente con el Historiador Roberto A. Colimodio.

Por Lic. Juan Marcelo Calabria - Docente y Ensayista (*).  

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