SIGUE DESAPARECIDA
Si había un motivo que podría complicar aún más la situación de Carlos Miguel Díaz, el sospechoso de matar a su pareja Ivana Molina, era que se encontraran restos de sangre en la casa donde convivían. Y eso es justamente lo que sucedió este martes.
Tras un allanamiento realizado por personal de investigaciones en la casa ubicada en el barrio Las Rosas, de Ciudad, los perros hallaron manchas hemáticas sobre el lavabo del baño y un colchón. Y luego de someter la sangre a verificar con el ADN de Molina, los resultados dieron inmediatamente cien por ciento positivos. Este elemento compromete mucho más al acusado, que por estos días está en la cárcel imputado por femicidio.
Mientras esto ocurre, Ivana Molina sigue desaparecida hace más de un mes y nadie sabe dónde está.
Según consta en la causa, Díaz declaró como testigo en la denuncia de averiguación paradero que la última vez que había estado con su pareja fue el 31 de marzo pasado. Sin embargo, testigos aseguran que los vieron juntos el 7 de abril en una fiesta. Esto ya generó la primera sospecha.
Y cuando personal policial allanó el domicilio de ambos en el barrio Las Rosas Díaz ya se había fugado a Buenos Aires, luego de pagarle 60 mil pesos a un remisero trucho para que lo llevara a la casa de unos parientes. Tras una búsqueda en distintos negocios de la zona, los investigadores dieron con el hombre en Pablo Nogués (partido de Malvinas Argentinas) y lo detuvieron cuando salió a caminar.
El hombre fue arrestado y trasladado a Mendoza. Fue acusado formalmente por la fiscal Claudia Ríos por los delitos de homicidio agravado por mediar violencia de género-femicidio-y por el vínculo, calificación que prevé la pena única de prisión perpetua. Por eso quedó preso en el penal, hasta tanto se resuelva su culpabilidad.
