Crimen en Ciudad
Este miércoles, durante un juicio abreviado, Luis Leandro Benavídez confesó haber asesinado a su expareja, Griselda Guerra, y así evitó recibir la condena de prisión perpetua. El acuerdo entre su defensora oficial, el fiscal Carlos Torres y el abogado querellante Lucas Lecour fue que la sentencia sea de 25 años de prisión.
A mediados de julio de 2021, efectivos policiales hallaron el cadáver de Griselda Guerra en un descampado de la zona de La Favorita. La mujer de 36 años fue golpeada con un objeto contundente. Días después, su expareja fue detenida días después por el femicidio en Ciudad.
De esta forma, las partes pactaron evitar pasar al juicio por jurado popular y definir todo en un proceso abreviado. En él hubo un cambio de calificación a homicidio agravado por el vínculo y femicidio en estado de emoción violenta, delito que prevé penas de 10 a 25 años de cárcel. Según las pruebas recolectadas, Benavídez sufrió un brote en el que atacó a su expareja con violencia, en medio de una discusión sobre la tenencia de la casa y de sus hijos.
Este cuadro de salud mental, que presentaba el hombre de 42 años, fue el factor atenuante para la sentencia. Revelaron también que tenía problemas de consumo, adicciones y estuvo 20 días internado en terapia intensiva por Covid-19.
Además, Benavídez ya acumulaba antecedentes por violencia de género contra Guerra. En ese contexto, las pruebas eran contundentes: también se encontraron rastros de ADN de la víctima fatal en una maza que se encontró en la casa del sospechoso.
Cómo ocurrió el crimen
El cuerpo de Griselda Guerra fue encontrado en la tarde del 18 de julio de 2021, cuando un hombre paseaba con sus perros y halló los restos en un descampado ubicado en La Favorita. Luego, las autoridades la identificaron y surgió que estaban buscando a la mujer desde unos días atrás. La mujer había salido a un kiosco y nunca regresó. El cuerpo presentaba un fuerte golpe en la cabeza.
La investigación apuntó rápidamente a Luis Benavídez, expareja de la víctima y con quien ya había vivido situaciones de violencia de género. De hecho la víctima fatal se había ido a vivir durante un tiempo a San Juan en busca de apaciguar la situación y evitar el desenlace fatal que, finalmente, terminó ocurriendo.
Al día siguiente supieron que estaba internado en el Hospital Pereyra cuando tuvo síntomas de delirio e intentos de suicidio a bordo de un colectivo en Luján de Cuyo. Recién este miércoles recibió la pena de 25 años de prisión y no perpetua, al confesar el hecho de sangre.
