Preocupante
En los primeros días de febrero se produjo un incendio que cambió drásticamente la vida de los comerciantes que tenían su negocio en el “Feria Persa”, ubicado en la calle General Paz. Las instalaciones quedaron totalmente inutilizables y la mercadería fue consumida a cenizas. Hoy, cuatro meses después, no se conocen fehacientemente los motivos del desastre pero se le adjudica a una posible falla eléctrica.
Con alegría y en un clima festivo esta semana fue anunciada, entre tarolas y bombos, la inauguración del Callejón Alameda, en calle San Martín al 1782, en La Alameda. Según informó el gobierno capitalino, se trata de “Un centro comercial que cuenta con 25 locales de diferentes rubros y con un formato innovador”. Allí se han ubicado parte de los damnificados mientras que, también, se anuncia que el resto de los afectados han sido "reubicados en otros lugares".
Sin embargo, lo cierto es que una treintena de comerciantes siguen en la vereda en la General Paz esperando una solución concreta a su situación. Una vereda que les permite tener ciertos ingresos económicos pero con calor bajo la intemperie en verano, con mucho frio en el comienzo de junio y sin la comodidades básicas cubiertas como la posibilidad de ingresar a un baño.
El ingreso de los comerciantes al Callejón Alameda se dio, al menos, de manera irregular. No se tuvo en cuenta la antigüedad, ni siquiera el azar al poder realizarse un sorteo, ni las conversaciones previas que se habían dispuesto con delegados y representantes. Según lo expresado por algunos comerciantes “de la vereda", quienes hoy tienen un lugar en calle San Martín se olvidaron del resto de sus compañeros de feria.
Marycruz Guillén es comerciante del establecimiento afectado y, de alguna manera, se ha convertido en una referente de los que quedaron desplazados. “Estamos realmente contentos porque parte de nuestros compañeros ahora están en un lugar con una mejor infraestructura, nos pone bien saber que alrededor de veintidós de ellos pudieron dejar la calle o dejaron de intentar vender solo por internet” comienza declarando la joven estudiante de Administración de empresas.
“Entendimos que no hay lugar para todos en el Callejón Alameda, lo entendimos sin problema. Pero hubo una división porque esperábamos que mientras ellos ingresaran a ese lugar, nosotros aceptáramos conjuntamente en otro predio. Así todos, organizados, teníamos un espacio para trabajar” agrega.
“Sin embargo, la situación del país es muy mala, estamos con mucha inflación y, en nuestro caso, la situación es aún más crítica porque perdimos el cien por ciento de nuestros productos en el incendio” manifiesta preocupada.
Con respecto al rol de la municipalidad de Capital expresó: “Nos ha permitido trabajar en la vereda ya que no está permitido y eso es un alivio, pero más que eso no nos han ayudado. No nos han colaborado con la búsqueda de un posible lugar a futuro, tampoco nos van a colaborar con subsidiar una parte del alquiler una vez que lo consigamos. Su ayuda es permitirnos estar en la vereda”.
Ahora, sin sus ex compañeros de la Feria Persa, se han organizado para conseguir un lugar que los reciba a todos juntos, para poder gestionar un centro comercial ordenado e igualitario: "Tenemos un posible lugar a futuro porque lo hemos buscado y hemos negociado directamente con el dueño del espacio. Se ha mostrado muy comprometido, quiere y puede hacerlo. No tenemos la fecha exacta pero estamos entusiasmados hablando sobre un proyecto donde él como inversor va a acondicionar el lugar pagando la mano de obra necesaria para podamos mudarnos y trabajar con condiciones más adecuadas".
Las ventas no son lo que eran ya que hubo una disminución sustancial por la falta de comodidades a la hora de probarse una prenda o por la falta de espacio: “Intentamos respetar el espacio del compañero del costado, no podemos exhibir como corresponde, perdimos mesas, exhibidores, no nos quedó absolutamente nada”.
De todas maneras, estamos dispuestos a salir adelante. Estamos en la vereda no porque queremos, sino porque no tenemos otra opción. No tenemos dónde ir.
Para finalizar, expresó un compromiso sincero con la municipalidad y la sociedad: “Una vez que tengamos un espacio acorde nos vamos a ir de la vereda. Sabemos que no se ve bien la calle con nosotros acá, no queremos molestar a la gente ni a los otros comerciantes. Queremos pagar los impuestos que siempre hemos pagado como corresponde, también el alquiler de una manera correcta. Somos monotributistas y no nos hemos dada de baja, soñamos en seguir trabajando en el rubro que nos venimos desempeñando”.
