Desde la moda hasta el mundo de las bebidas, el secreto detrás del éxito comercial de las colaboraciones y las licencias las alianzas estratégicas es que logran resonar con el público, generando un impacto significativo en la preferencia del consumidor y el éxito económico de las marcas involucradas.
En 2004, la marca sueca H&M estableció su primera asociación con una firma de lujo, eligiendo a Karl Lagerfeld, el icónico Káiser de la moda, para su primera colección cápsula. La respuesta fue una histeria colectiva, con colas kilométricas de personas ansiosas por adquirir prendas con el rostro del diseñador o sus icónicos vestidos negros.
Según la revista WWD, la tienda neoyorquina de la Quinta Avenida llegó a vender entre mil quinientas y dos mil prendas por hora. Esta estrategia, denominada "massclusivity" o "exclusividad para las masas", se replicó con otras marcas de renombre como Stella McCartney, Viktor & Rolf, Lanvin, Balmain y Kenzo.
Lo que en aquel entonces sorprendía por su carácter innovador se ha vuelto una maniobra rutinaria en la actualidad, extendiéndose a diversos sectores como moda, decoración, deportes, videojuegos e incluso alimentación. A pesar del riesgo de perder su magia debido al uso frecuente, estas colaboraciones siguen siendo rentables.
Las redes sociales han elevado a las influencers como protagonistas clave en estas colaboraciones. En el ámbito del arte, diseñadores como Yves Saint Laurent se han inspirado en obras de pintores famosos.
La moda se aventura fuera de su zona de confort, y marcas de bebidas y alimentos colaboran. Incluso marcas de gran consumo, películas y series de ficción se han aliado con la moda, aprovechando el fenómeno "Barbiecore" y las licencias para aumentar la visibilidad.
La nostalgia millennial y la recuperación de productos y marcas de las décadas de los noventa y los dos mil también han impulsado estas colaboraciones. Nude Project y Playboy, por ejemplo, lograron un éxito rotundo al combinar la sensualidad de la revista americana con el estilo urbano de la firma catalana en una colección conjunta. La mezcla de nostalgia y modernidad atrajo a ambos públicos objetivos, demostrando que estas colaboraciones pueden ser un éxito cuando se logra una conexión auténtica entre las marcas y sus audiencias.