Spotify ha anunciado recientemente cambios en su servicio de suscripción premium, lo que ha avivado el debate sobre la remuneración de los artistas en la era del streaming. La plataforma aumentará su tarifa mensual después de incluir audiolibros en el nivel premium, lo que supone una disminución prevista de alrededor de 150 millones de dólares en pagos a artistas durante el primer año.
Inicialmente, el ajuste parecía beneficiar a compositores y editores debido al aumento en el precio de suscripción, que suele correlacionarse con mayores derechos de autor. Sin embargo, la inclusión de audiolibros permitió a Spotify beneficiarse de tarifas reducidas para servicios combinados, desviando cualquier beneficio potencial para los creadores musicales.
Un análisis realizado por Billboard reveló una reducción significativa de los ingresos proyectados para compositores y editores. La dinámica de distribución de ingresos de Spotify agrava aún más las consecuencias financieras para los artistas, ya que clasifica las suscripciones premium como servicios agrupados, alterando el cálculo de los porcentajes de derechos y resultando en un pago menor para los creadores.
Aunque los cambios afectan actualmente solo al mercado estadounidense, existe el riesgo de que se apliquen a nivel mundial. La National Music Publishers' Association (NMPA) ha expresado su intención de explorar todas las vías disponibles para hacer frente a los cambios de Spotify, calificándolos como un ataque a los compositores y un incumplimiento del acuerdo alcanzado en 2022.
Esta disputa, originada en el Copyright Royalty Board (CRB), que fija las tarifas de los derechos mecánicos de streaming en Estados Unidos, podría tener consecuencias de gran alcance para el futuro de la música en streaming y los medios de subsistencia de los artistas.