amenaza inminente
La amenaza del cambio climático y su impacto en las ciudades sudamericanas es un tema de creciente preocupación y debate en todo el mundo. A medida que las emisiones de gases de efecto invernadero continúan calentando el planeta, los científicos advierten sobre los posibles escenarios catastróficos que podrían surgir en las próximas décadas.
En particular, el aumento del nivel del mar es una de las consecuencias más graves del cambio climático. A medida que se derriten los glaciares y las capas de hielo polar debido al aumento de las temperaturas, el agua derretida fluye hacia los océanos, elevando gradualmente su nivel. Esta tendencia amenaza con inundar zonas costeras densamente pobladas en todo el mundo, afectando a millones de personas y causando daños económicos masivos. 
Los estudios realizados por Nature Climate Change y Climate Central han identificado varias ciudades sudamericanas en riesgo de quedar sumergidas para el año 2100. Entre estas ciudades se encuentran Barranquilla en Colombia, debido a su vulnerabilidad a las inundaciones provocadas por la desembocadura del río Magdalena. En Venezuela, la ciudad de Maracaibo también enfrenta riesgos debido al aumento del nivel del mar. En Brasil, ciudades como Río de Janeiro y Porto Alegre, situadas junto al agua, están en peligro. Además, localidades costeras como Punta del Este en Uruguay también podrían verse afectadas. 
En el caso de Argentina, las áreas más afectadas serían partes de la provincia de Entre Ríos y la región metropolitana de Buenos Aires. Estas áreas son particularmente vulnerables debido a su ubicación costera y su topografía baja, lo que las hace propensas a las inundaciones costeras a medida que el nivel del mar continúa aumentando. 
Ante esta amenaza inminente, es crucial que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad en su conjunto tomen medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los impactos inevitables del cambio climático. La planificación urbana resiliente, la protección de ecosistemas costeros y la inversión en infraestructura sostenible son pasos clave para mitigar los riesgos y proteger a las comunidades vulnerables en toda Sudamérica.
