ENTREVISTA
La película, titulada "Las Milagros Existen", es una obra cinematográfica que con una duración de 96 minutos, sumerge al espectador en una experiencia única. En esta entrevista con Diario Mendoza, Andes Llugany cuenta sus aventuras como director y la búsqueda estética que lo llevo a concretar esta obra.
El guion, una versión libre a cargo de Andrés sobre la creatividad original de Gabriel Dalla Torre, promete una trama intrigante y llena de emociones. La historia se trata de dos chicas llamadas Milagros, quienes de pronto descubren que hay varias extrañas coincidencias entre ellas, más allá del nombre común. Inician entonces una búsqueda de otras Milagros, intentando confirmar si hay algo cósmico que las une a todas. 
"Las Milagros Existen" destaca como un testimonio del talento cinematográfico local y del respaldo de instituciones clave en el desarrollo del cine en Argentina. El equipo técnico, en su totalidad mendocino, demuestra la riqueza y diversidad de lo audiovisual en la región impulsando la escena cinematográfica nacional. Además, es importante resaltar que esta producción fue posible gracias al financiamiento del INCAA.
La producción de la película está a cargo de Cecilia Agüero, una destacada figura en la industria cinematográfica con su empresa "El Generador". Bajo la dirección experta de Andrés Llugany, este proyecto cuenta con un elenco de talentosos actores, encabezados por Clarita Furlán de Paz, Aldana Zalazar y Javier Massi, quienes dan vida a los personajes de esta historia. El equipo se conforma además, con una dirección de fotografía a cargo de Fernando González y la creatividad visual de Selva Tulián y Milagros García Mansilla como directoras de arte, junto al trabajo de sonido realizado por Gisela Levín.
Andrés Llugany cuenta que le gustaría que el espectador pase un grato momento disfrutando una historia sencilla y entretenida, que sea un paseo visual y sonoro al cual podría volver alguna vez. Como un refugio para la soledad y el abatimiento: “En estos tiempos extraños y grises que comienzan, me gustaría pensar que la aparición de Las Milagros Existen puede aportar en el espectador un poco de tranquilidad y optimismo, y la idea de la posibilidad de que en cualquier momento podamos encontrar la respuesta a nuestras incógnitas existenciales”. 
En cuanto a las expectativas, el director cuenta: “Sucede algo curioso con este film, y es que estoy respondiendo, con él, al interés y la fe que depositó en mí una productora. Soy de la idea de que no hay que pensar en el espectador a la hora de hacer una película, sino que es un diálogo íntimo entre el realizador y la obra; luego, cada obra irá encontrando su propio universo de espectadores, y generalmente me es indiferente si ese universo es grande o pequeño. Lo que debo hacer ahora es lo mismo que hago con todas mis películas: ofrecerla lo más que pueda, de la mejor manera posible, y acompañarla hasta que ya pueda caminar sola y haga su propia historia”. 
-¿De qué va esta nueva aventura que te tiene como director?
- Eso fue, exactamente, una aventura… Porque no fue una película que naciera de mí, como todas las de mi filmografía, sino que fui contratado para dirigirla. Yo no tuve que sufrir todo el proceso anterior de armar el proyecto y conseguir el financiamiento (un proceso desgastante, en el modelo industrial, que suele durar varios años), sino que me convocaron cuando ya esa etapa estaba resuelta. Me vi repentinamente envuelto en una producción grande y con la necesidad de resolver todo en tiempos acotados… O sea, me salteé el tedio de las presentaciones, la incertidumbre de las esperas, los momentos de desesperanza, los angustiosos bucles de devoluciones y revisiones, y llegué para lo mejor de una producción: el trabajo creativo en el guion, la conformación real de personajes, escenografías y locaciones y el vértigo del rodaje. ¡Y sólo un año después ya pude volver a los proyectos que había interrumpido!
-¿Cómo ha sido el proceso creativo de dirigir algo que en principio no fue ideado (escrito) por vos?
-Pues ha sido muy interesante y novedoso, la verdad… Es la primera vez que mi punto de partida no es una idea propia. Luego, me resulta muy difícil involucrarme en la dirección de algo si no me identifica de alguna forma y no explora ideas y temas que me interesen; por lo tanto, cuando fui convocado para la dirección y una vez que leí el guion original, lo primero que pedí fue la potestad para trabajarlo y acercarlo a mi universo personal. Esa etapa de propuestas y contrapropuestas entre el guionista original y yo fue, probablemente, la parte más dura del proceso. Pero una vez establecido el guion final y yo sintiéndome muy satisfecho con él, reuní a mi equipo habitual de trabajo y el camino se tornó cuesta abajo.
El guion es, para mí, un elemento muy primordial en la tarea audiovisual. Hay tantas cosas que resolver luego, tantas variables dando vuelta, que necesito saber que la parte propiamente narrativa ya está resuelta en su totalidad, que todos los engranajes de la historia cierran de una u otra forma… No puedo comenzar un proceso de trabajo sin el guion ya terminado, la base sólida sobre la cual construiremos el edificio.
-¿Sigue tus estéticas conocidas o por no ser una historia originalmente tuya exploraste otros campos?
-En cada película que hago trato de explorar nuevos horizontes formales, a veces de manera más radical y a veces de forma más tenue, incorporando nuevos elementos al lenguaje. Recorrer el camino mediante la producción continua es para mí la mejor forma de encontrar el lenguaje audiovisual propio. En este caso, intenté prestar mucha atención a las transiciones entre escenas, a la referencia metalingüística, a los diálogos, a algunos recursos visuales…
Pero la película incluye también muchos recursos de los cuales no puedo disociarme, como la incorporación de elementos surrealistas/fantásticos, el uso del humor, la música en formato de canciones, el seguimiento de los personajes a través de los espacios, la inclusión de los medios de comunicación, la división narrativa en capítulos, la atemporalidad…
