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El próximo jueves a las 20, en el Espacio B del Museo Carlos Alonso- Mansión Stoppel, Emilio Civit 348, Ciudad, quedará inaugurada la muestra homenaje al artista Sergio Hocevar.
La muestra está integrada por una serie de grafitos inéditos, con la cual estaba preparando el cierre de su etapa como expositor. Después de su muerte, se retomó la idea de exponer estas obras y sumar un recorte de los grabados de su padre, el afamado grabador Sergio Sergi.
De esta manera, la exposición busca vincular y hacer dialogar sus orígenes artísticos con quien da nombre al museo, dado que Carlos Alonso fue discípulo del gran grabador. Además, complementan estas obras una serie de piezas de gráfica como afiches firmados por grandes artistas que expusieron mientras dirigía la galería “Sergio Sergi”, en las décadas del 70 y 80.
También se expondrán algunos de los 17 libros que editó y entre los que se encuentran tanto el de la obra completa de su padre como las antologías de Ramponi y recopilaciones de obras de Bermúdez, Azzoni, Fernández, además de producción literaria propia.
En el transcurso de la muestra se realizarán una serie de actividades especiales como homenaje de sus amigos y referentes, conversatorios con equipo curatorial, familiares y amigos, actuación de músicos de jazz y degustación de vinos. 
La del estribo (texto de Pablo Chiavazza)
Sergio Hocevar fue un artista singular que sin dudas ha dejado una importante y muy valiosa huella en nuestra historia del arte local. Nació en la ciudad de Santa Fe en 1937. Su familia se instaló en Mendoza en 1944, cuando su padre, el grabador Sergio Sergi, fue contratado por la Academia Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo.
Estudió en la Academia Provincial de Bellas Artes de Mendoza desde fines de los años 50, y luego, en el Fleisher Art Memorial de Philadelphia (Pennsylvania, USA) entre 1965 y 1974.
De regreso en la provincia, no solo se abocó a la producción artística sino además a una serie de proyectos culturales de gran relevancia para nuestro medio. Entre ellos debemos destacar la creación, en 1976, de la Galería “Sergio Sergi”, un espacio para las artes visuales que se encontró articulado con el “Estudio Hocevar”, dedicado a producciones gráficas.
Cada una de las muestras organizadas por la galería contó con la realización de un afiche en serigrafía con la reproducción de una obra del expositor. En la galería se realizaron exposiciones de Sergio Sergi, Roberto Azzoni, Hernán Abal, Luis Ciceri, José Bermúdez, Luis Quesada, Raúl Capitani, Rafael Montemayor, Drago Brajak, Ricardo Embrioni, Carlos Ercoli, Zdravko Ducmelic, Víctor Delhez, Luis Scafati, Gastón Alfaro, Alicia Farkas, José Manuel Gil, Eliana Molinelli, Antonio Sarelli, Blanca Sgró, Dardo Retamoza, Ángel Gil, Alfredo Ceverino, Ricardo Scilipotti y Rosa Stilerman, entre otros.
Pero sin dudas el punto culminante de este proyecto galerístico fue la organización en agosto de 1977 del Primer Salón Nacional de Grabado “Sergio Sergi”, en el cual participaron destacados artistas de todo el país.
En lo que respecta al “Estudio Hocevar”, con el tiempo Sergio intentó convertirlo en una especie de editorial, y aunque esta idea no llegó a concretarse plenamente, sí dio inicio a una serie de publicaciones. Primero realizó portfolios de artistas, como el dedicado a la serie “Cerditos rosados”, de Luis Scafati en 1981, o los que en 1984 reprodujeron dibujos inéditos de Roberto Fontanarrosa y de Caloi.
Pero a las facetas de artista y editor debemos sumar la de historiador del arte, pues Sergio Hocevar realizó una serie de publicaciones en las cuales la investigación histórica sobre fuentes primarias resultó tan minuciosa y cuidadosa como el resto de su producción en el campo del arte y el diseño.
En 1994 publica a través de la Municipalidad de Mendoza y su Biblioteca Comunal, el libro Sergio Sergi. Obra gráfica completa y testimonios, cuya riqueza visual y contenido histórico resulta invaluable. A este le siguió, en 1997 Para leer entre líneas, libro de dibujos de José Bermúdez, en el que Sergio Hocevar estuvo a cargo de la organización y clasificación de las obras, así como de la escritura de la introducción.
En 1998, nuevamente a través de la biblioteca comunal de la Municipalidad de Mendoza, edita Azzoni. Su pensamiento y obras elegidas, un libro fundamental para conocer la trayectoria de uno de los artistas clave de nuestra historia del arte a un año del centenario de su nacimiento. Hernán Abal. Circunstancias, pensamiento, pinturas, publicado en 2002, sigue la línea del anterior en lo que respecta a su organización y revela documentos clave de la historia de uno de los más destacados artistas de nuestro medio.
Otro libro dedicado a la obra de José Bermúdez ve la luz ese mismo año de 2002. En 2003 publica un libro esencial, Jorge Enrique Ramponi por él mismo. Credo Poético, en el cual contextualiza y transcribe la conferencia titulada “Los oráculos del canto”, que el poeta dictó en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Cuyo en 1948. A este le seguiría en 2011 otra obra dedicada a Ramponi, Antología poética, en la cual se publica una serie de obras escritas por el poeta entre 1928 y 1935.
No debe suponerse que toda esta actividad lo llevó a descuidar su producción visual. Por el contrario, Sergio Hocevar participó en infinidad de exposiciones y recibió varios premios en certámenes plásticos. Entre estos últimos podemos mencionar Vade retro, con la cual obtuvo el Gran Premio de Honor del Salón Vendimia de 1991; Peaje, que mereció el segundo premio de la sección dibujo en el Salón Vendimia de 1998; El pintor como ángel, por el cual se le otorgó el primer premio de pintura en el Salón Vendimia de 2005; o Albadón, primer premio de la sección fotografía color del Salón Vendimia de 2013.
Nuestra historia cultural le debe mucho al trabajo de Sergio Hocevar. La presente exposición, titulada significativamente La del estribo, estaba siendo preparada cuando la muerte lo encontró en abril de 2020. Valga entonces este breve recorrido como homenaje a un artista que pensaba su trabajo como una incesante búsqueda, pues, como él mismo sostuvo alguna vez, “a través del arte lo que queremos es descubrir la realidad, dominarla, inclusive cambiarla a nuestro gusto. Creo que el arte es, en el fondo, un conjuro sofisticado”.
