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Aniversario de un clásico

Se cumplen 20 años del estreno en Argentina de la mejor película del siglo XXI

Se cumplen exactamente dos décadas del estreno en Argentina de la octava película de David Lynch, más misteriosa y fascinante que nunca. ¿Cuáles son las razones de su irresitible magia?

MULHOLLAND DRIVE

Mulholland Drive es una carretera de 35 kilómetros que conecta Los Angeles con el Valle de San Fernando -cuna de la industria del porno- y que ofrece no solo vistas fantásticas tanto de la ciudad como del océano y el desierto sino también un paisaje de lujosas mansiones, aunque también tiene un lado oscuro; varios episodios sangrientos célebres, entre ellos los crímenes de la familia Manson, sucedieron a orillas de ella. 'Mulholland Drive' también es una película, noveno largometraje del maestro David Lynch, que se estrenó mundialmente hoy hace 20 años en el Festival de Cannes y sobre la que existe un amplio consenso entre la crítica: hasta la fecha, es la mejor del siglo XXI.

Es una obra tan misteriosa y serpentenante como el tramo de asfalto del que toma prestado su título. En sus primeros compases nos muestra a una joven, Betty (Naomi Watts), que llega a Hollywood radiante de alegría pero no tarda en verse arrastrada a un mundo de depredadores sexuales, mafiosos sombríos, monstruos indescriptibles y cadáveres en descomposición; y entretanto no solo transita entre varios géneros -el 'film noir', el thriller psicológico, el cine de terror- sino que también ejecuta constantes curvas, requiebros y cambios de sentido. Dos décadas después, el misterio que la rodea permanece intacto, y por tanto explorarlo resulta tan fascinante como el primer día.

MULHOLLAND DRIVE
 

De Francia a la eternidad

Inicialmente, 'Mulholland Drive' fue un proyecto de 'spin-off' televisivo de 'Twin Peaks', concebido en algún momento de los 90 y que nunca llegó a ver la luz como tal. En 1998, Lynch fue persuadido para revivir el proyecto y, tras modificar de arriba abajo personajes y situaciones, rodó un episodio piloto para la cadena ABC. Los responsables de la compañía lo consideraron demasiado largo, y lento, y raro; no entendían sus diálogos, ni por qué sus escenas incluían planos de excrementos de perro. Decidieron no dar luz verde al proyecto, y Lynch se olvidó de él. Pero entonces llegaron desde Francia los ejecutivos de Canal+, y le ofrecieron el dinero suficiente para transformar aquel piloto en un largometraje.

MULHOLLAND DRIVE
 

Mucho más que un apellido

Hace tiempo ya que David Lynch vio su nombre convertido en un adjetivo, lynchiano/a, usado para hablar tanto de cualquier cosa que resulte aterradora, emocionante, desconcertante o todo eso y más a la vez como de un conjunto de arquetipos narrativos que el director ha manejado desde 'Terciopelo azul' (1986) -la joven ingenua y la 'femme fatale' que oculta secretos oscuros, presencias malignas innombrables, conciencias duales que coexisten dentro de una misma persona- o, por supuesto, de lo que experimentar una de sus películas provoca: una mezcla de terror e intriga, y malestar similar al que sentimos al notarnos observados, y el tipo de humor frente al que uno no sabe si reír o llorar. 

MULHOLLAND DRIVE
 

Pero lo lynchiano también es una herramienta para interpretar el mundo. A diferencia de la mayoría de los cineastas, que cuentan historias cómodamente instalados en la realidad que construida por la tradición cinematográfica, Lynch siempre ha contado las suyas desde un espacio propio y exclusivo, construido a través de años de práctica de la Meditación Trascendental y asentado en la convicción de que lo onírico, los sueños, contiene verdades básicas sobre los conflictos que su cine plantea, sobre nosotros mismos y sobre nuestro lugar en el universo. De ella surge 'Mulholland Drive'.

MULHOLLAND DRIVE
 

¿Qué significa 'Mulholland Drive'? Es la pregunta que todos sus espectadores nos hemos hecho al menos una vez y la que Lynch más a menudo ha esquivado contestar, y durante dos décadas las película ha atraído disecciones, análisis e interpretaciones como la luz de una farola atrae a las polillas. La teoría más extendida al respecto es que los primeros dos tercios de su metraje representan un sueño y que el tercero es el retrato de la sórdida realidad, y hay quien en cambio sostiene que el verdadero tema de la película es el acto mismo de descifrarla. Da igual. Su negativa a dejarse a entender con claridad, de hecho, es lo que le proporciona buena parte de su poder de fascinación. Y no solo eso; también es lo que le permite penetrar en nuestro subconsciente, y localizar sus rincones más oscuros.

MULHOLLAND DRIVE
 

En líneas generales, en todo caso, la película puede definirse como un cuento de hadas situado en la capital de la fantasía del mundo, un lugar en el que los límites entre lo real y la invención se difuminan y que, en realidad, es un espacio menos físico que mental: Hollywood. Aunque mientras avanza a través de ella da varios volanazos lo suficientemente bruscos como para aturdirnos, en realidad la historia que nos cuenta no es especialmente original: habla de lo que la llamada Meca del Cine hace a la gente y especialmente a las mujeres; y de todas esas personas que llegan a la ciudad anhelando convertirse en alguien diferente, hasta que comprenden que algunas cosas no pueden reinventarse o dejarse atrás. Esa era también asunto esencial de 'El crepúsculo de los dioses' (1950), una de las películas favoritas de Lynch y de los principales referentes de 'Mulholland Drive'.

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