HISTORIA DE POR ACÁ
¿A alguien le sirve lo que hago? ¿A alguien le importa? ¿A alguien le interesa? Quién no se ha hecho esas preguntas alguna vez. Seguro que los periodistas, al menos los que tienen mayores inquietudes que simplemente cobrar un sueldo, se han hecho esas preguntas y casi nunca han encontrado respuestas.
Quien sí las encontró es Orlando Babi Tirapu, que arriesgó dejar el trabajo asalariado en los medios y se transformó en un cuentapropista solidario, un comunicador de beneficiarios, un asesor de los que no encuentran asesores con paciencia, un salvador de jubilaciones y pensiones, de gente de los sectores más vulnerables. A ellos Babi los ayuda a que entiendan cuáles son sus derechos, cómo funciona el sistema, darles asesoramiento para que puedan hacer sus trámites y también que tengan un panorama general lo más claro posible del sistema. 
Sumando todas las redes, la comunidad de Babi (llamémosla así, aunque se lo puede buscar como Ayudas Sociales Argentinas) está llegando al medio millón de personas. Son habitantes de todo el país que siguen a este mendocino, día a día, para que les cuente fechas de pago, trámites que deben hacer y de respuesta a cualquier consulta sobre el sistema de ANSES que se le haga, en forma rápida y gratuita.
Babi, su apodo, le viene desde hace tiempo. Siempre ha parecido más chico de lo que es. Ahora tiene 36 años, pero no le dan más de 25. Viene de familia de panaderos. Es el mayor de tres hermanos, Mariel es profesora de Educación Física, Bernardo es publicista, “y yo soy periodista y he trabajado en casi todos los diarios de Mendoza”. Fueron 15 años en los medios bajo relación de dependencia hasta que, en noviembre del año pasado, renunció y comenzó su proyecto propio.
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Habla rápido y sin parar. Así lo hace siempre, ante la cámara que lo captura y lo replica a cientos de computadoras de todo el país, y también habla así cuando se le pregunta sobre él, sobre su vida. Es un entusiasta, un entusiasmado.
“La comunidad de ANSES la empecé a construir en 2018, 2019. Lo hice porque vi que había muchas preguntas que la gente hacía en Google y que no tenían respuesta”, cuenta, y acota que “históricamente el Estado, las distintas gestiones de gobierno no han sido eficientes para llegar a todo el mundo y dar respuestas. Eso se puede comprobar llamando al 130. Demoran mucho. Ni el gobierno anterior, ni este, ni todos los anteriores, ni el que vendrá saben responder a las dudas de los ciudadanos”.
Entonces a Orlando Tirapu se le ocurrió que dar esas respuestas “podría ser una buena forma de generar tráfico web”. En ese momento Babi trabajaba en El Ciudadano: “Me empezó a ir muy bien con eso. El diario llegó a tener entre 10 y 11 millones de lecturas mensuales, todo con notas ANSES”.
Sin embargo detectó que “no era un público que leía mucho, entonces se me ocurrió proponerle a un gerente del diario hacer streaming con esos mismos contenidos”. Fue un éxito instantáneo y rotundo.
El gran salto fue durante la pandemia, cuando la gente no podía hacer sus trámites “y los canales virtuales se empezaron a mover por la necesidad”. Babi recuerda que fue ahí que “los adultos mayores y muchísima otra gente tenía niveles de educación tecnológica muy baja y les resultaba casi imposible hacer sus trámites. Entonces empecé a capacitarlos. En ANSES se podían hacer 90 trámites por internet en ese momento, pero había muchos que no entendían bien cómo hacerlos. Comencé, entonces, a informar sobre fechas de cobro, los montos de cobro y, a través del streaming, darle la posibilidad a la gente para que pueda hacer preguntas, respondérselas y logren hacer sus trámites sin dificultades y sintiéndose seguros”.
Así Babi Tirapu creó su comunidad, que recibe asesoramiento gratuito: “Esta comunidad la pongo al servicio de los medios de comunicación, que me contratan y así logran mayor tráfico en sus redes”.
Orlando fue premiado por metas por Facebook y eso le permitió dejar los medios e independizarse.
Pero Babi no trabaja solo. “Tengo un equipo de 40 personas que están respondiendo consultas, que son administradores y moderadores de la comunidad. Son muy importantes y están distribuidos en todo el país. La mayoría son de Mendoza, pero también hay gente de Salta, de Catamarca, de La Rioja, Río Negro. En Buenos Aires de La Matanza, del Partido de La Costa… Son parte del equipo, voluntarios. Son mamás, jubilados, beneficiarios que colaboran y conformamos una comunidad solidaria, yo soy una parte nomás”.
El periodista descubrió algunas cosas. “Es increíble cómo se ayuda entre si la gente que tiene problemas graves, dificultades económicas serias. Los que han recibido ayuda, la retribuyen automáticamente. El nivel de solidaridad y compromiso es altísimo. En mi círculo social de clase media, no lo había visto nunca. La comunidad hace que empiece a circular la información”.
Babi sostiene que toda la información que maneja es información pública. “Todo lo que digo está en las páginas oficiales, no hay nada extraño”. Todo es de acceso público, sólo hay que saber entenderlo y siempre es bueno que alguien sepa explicarlo.
A la gente de ANSES le gusta lo que hago, porque descomprimimos el sistema de consultas. Incluso tengo seguidores que trabajan ahí, las chicas de ANSES ven el programa. Es algo que cierra por todos lados. Pero, principalmente, es una ayuda a la gente, que es lo que más me importa. Y puedo ejercer mi oficio y darle sentido
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Desde siempre, o al menos desde comienzos de los '80, los noticieros de la TV abierta intentaron tener un columnista que se encargada de asesorar a los jubilados y pensionados. Después también hubo algunos que daban algunos tips en los canales de cable y en los portales digitales, “pero no había retroalimentación. Acá es un idea y vuelta”, dice Babi, y acota: “Lo de las métricas es relativo y se depende mucho del algoritmo. Acá lo que hacemos tiene un impacto social real. Desde que arranqué con esto, veo que lo que hago como periodista tiene sentido”.
El universo de beneficiarios del sistema es de unos 23 millones. “Lo nuestro crece constantemente, pero me gusta que tenga ritmo de crecimiento moderado, porque lo repentino, lo de un día para el otro, no funciona”.
Orlando Tirapu tiene un programa en línea todos los días, de 14 a 15,15. Luego uno en TikTok y otro en Instagram por la tarde y uno Facebook a las 23, que es el de la mayor cantidad de seguidores.
─Parece que estás siempre al palo.
─Sí, pero así es el trabajo independiente. Yo soy de la generación de periodistas que no salen a la calle. Soy de esa generación que está en las redacciones, con el teléfono o con el WhatsApp. Ahora trabajo mucho más, pero me siento lleno, siento que hago algo que tiene sentido, que sirve.
─¿De qué vivís?
─Vivo en base a donaciones. La gente hace donaciones voluntarias, del monto que ellos quieran y si es que pueden. Mi asesoramiento, mis respuestas, no tiene costo. Les respondo a todos y siempre las respuestas son para todos, nunca por privado. Después, si alguien quiere hacer una colaboración voluntaria los saludo públicamente.
Después Babi piensa en el periodismo actual, en el periodista, y arriesga un consejo:
─Que los colegas sepan que se puede. Que es posible darle más vida al periodismo de servicio, que siempre estuvo atado al tránsito, al clima y a la quiniela. Pero también es esto, darle un servicio real a quien realmente lo necesita. Sé que no parece atractivo, pero es muy reconfortante ver que lo que uno hace sirve para algo. Y, además, está comprobado que es una posibilidad de poder salir del circuito de los medios, con sueldos bajos, y malas condiciones de trabajo.
Orlando Babi Tirapu imagina su futuro “con una consultoría, en un par de años, dándole servicios a la gente, e instalando el periodismo de servicio, porque el acceso a la información es lo que realmente le está costando a la gente”.
Además, dice que el año próximo “mi plan es ir a la casa de la gente. Hacer las cosas off line. Hacer encuentros presenciales”.
Babi es un tipo inquieto, creativo, que acepta desafíos y los afronta.
Ha entendido el presente y cuál es el camino.
