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Levet, el héroe angloargentino que dejó la "Tragedia de Alpatacal"

Mucho se dijo y se dice hasta el día de hoy acerca de las causas del accidente ocurrido en La Paz hace 96 años. De lo que no hay duda es del heroico acto del maquinista, quien se quedó arriba de la locomotora y arbitró maniobras para menguar los daños.

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El 7 de julio se conmemoró el 96 aniversario de la tristemente conocida Tragedia de Alpatacal, un accidente ferroviario donde, entre otros, murieron militares chilenos en tierras argentinas. El fatídico hecho produjo héroes dignos de recordar. 

Arthur James Levett nació en Woking, una pequeña localidad industrial en el condado de Surrey, Inglaterra en 1874. De adolescente trabajó en la London and South Western Railway. Entre fines del siglo XIX y principios del XX emigró a Argentina y se convirtió en maquinista de la empresa Buenos Aires al Pacífico (BAP), de capitales ingleses. 

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ARTHUR JAMES LEVETT. (FOTO: GENTILEZA MARTA LEVETT). 

Se instaló en Justo Daract, una por entonces desolada localidad de San Luis en el centro-oeste del país. Allí fue feliz con su esposa, la joven escocesa Bárbara Forsyth de veinte años y sus tres hijos, James, Ethel Elizabeth Sarah y Bárbara Robina hasta que la historia lo llamó a ser parte.

Corría un 6 de julio de 1927. En el vecino país de Chile, un convoy con militares partió rumbo a Argentina para participar de los actos del 9 de julio por el día de la independencia de ese país.

Llegaron a Mendoza por la noche. Cambiaron de tren y partieron raudos. Aún les quedaban 1.100 km hasta su destino final: Buenos Aires.

Desde Justo Daract, San Luis, un joven Arturo Santiago Levet (tal fue el nombre que Arthur James Levett tomó en el país) partió con su tren hacia San Juan.

Al llegar a la estación Alpatacal, en el desierto de Mendoza, Levet se dispuso a ubicarse en "vía segunda" (una vía paralela a la principal) ya que el convoy con militares chilenos tenía prioridad.

Por razones que nunca quedaron claras, a las 4.12 de la madrugada, el tren de los cadetes chocó de frente con el de BAP conducido por Levet. En el accidente murieron 30 personas, entre militares, ferroviarios y jóvenes cadetes. Otros tantos morirían meses después por heridas y quemaduras  

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El acto heroico de Arthur

Al día siguiente, las versiones de lo ocurrido colmaban las páginas de los diarios de la época.

En el libro Alpatacal, Historia y Legado, del historiador Luis Valentín Ferrada Walker, publicado por la Escuela Militar Libertador Bernardo O'higgins de Chile, se comenta la primera versión del hecho que aquí se relata. 

“El maquinista Arturo Levet, conductor de la locomotora que propulsaba al tren N° 3, alcanzó a percibir la inminencia de la catástrofe, ordenándole al foguista Felipe Godoy que se tirara de la máquina mientras él intentaba frenarla para disminuir el impacto, a costa de su vida”. 

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Godoy recordaba haber presentido el peligro al ver acercarse el tren especial. Cuando este venía como a 30 metros, se dio cuenta que el choque sería inevitable, tirándose al piso desde la locomotora. Al romperse los inyectores de las calderas, sufrió graves lesiones y quemaduras en el rostro, brazos y piernas, y se fracturó una clavícula y una pierna, sin tener noción de los detalles del accidente.

El tren de los cadetes, al impactarlos, se levantó formando como una bóveda sobre el lugar donde él se habría protegido, lo cual lo salvó milagrosamente.

Esa heróica acción que salvó la vida de Godoy hizo que Levett perdiera ja suya.

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Otra versión indica que el tren estaba detenido esperando la habilitación a "vía segunda", al divisar el tren de frente, Levett arrojó a Godoy fuera de la locomotora, puso marcha atrás, logró que el tren se deslizara con el impacto y la tragedia fuese menos grave. 

Mucho se dijo y se dice hasta el día de hoy acerca de las causas del accidente. Las mismas van desde un atentado y una falla en las señales hasta un error humano del personal de la estación, pasando por la totalmente improbable embriaguez de los maquinistas del convoy militar.

De lo que no hay ni un ápice de duda es del heróico acto del anglo-argentino Arthur James Levett al quedarse arriba de la locomotora y arbitrar maniobras para disminuir los daños.

Así lo reconoció la República Argentina mediante la ley 11.397 promulgada el 29 de septiembre de 1927 y publicada en el Boletín Oficial el 17 de octubre del mismo año. Allí se estipuló, a modo de homenaje, el cambio de nombre de la estación Sopanta a "Maquinista Levet". También hay un Pasaje llamado "Maquinista Levet" en Justo Daract, localidad de San Luis donde residió. 

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La histórica estación Sopanta. (FOTO: GENTILEZA INCIHUSA-CONICET). 

Arthur James Levett no nació en esta tierra, no obstante regó con su sangre la fría llanura en un esfuerzo por morigerar los daños de un inminente choque de trenes y así preservar la vida de pasajeros y gente que tenía a su cargo. Por esas poderosas razones, es importante que se lo recuerde a Levett no solo en Argentina sino también en su Surrey natal.

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