Alta Montaña
En el corazón de la Alta Montaña, donde la majestuosidad de los Andes abraza a las pequeñas comunidades de Polvaredas, Punta de Vacas, Penitentes y Puente del Inca, la solidaridad toma forma a través de las acciones de la Coordinación del Corredor Internacional. Con un compromiso social que trasciende las fronteras, esta institución se ha convertido en un faro de esperanza para muchas familias que, en medio de la adversidad y las contingencias climáticas, ven sus necesidades básicas cubiertas por la generosidad de otros.
Ayer por la mañana, el espíritu altruista se materializó en la entrega de bolsines de mercadería, un gesto que, más allá de su valor material, representa un abrazo cálido en las frías alturas. Las imágenes capturan la esencia de estos actos: vehículos cargados hasta el tope con bienes esenciales, manos que trabajan unidas y rostros que, a pesar de las dificultades, esbozan sonrisas de gratitud.
La Coordinación del Corredor Internacional, más que una entidad encargada de la logística y administración de un paso vital para el intercambio entre naciones, se revela como un grupo humano profundamente comprometido con el bienestar de su comunidad. Es en el compartir, el charlar y el reír con los vecinos donde la verdadera misión de la coordinación se hace evidente: conocer, comprender y atender las problemáticas específicas de las zonas que custodia.
En los gestos de los oficiales, en la alegría de los niños que corren alrededor, en el apretón de manos entre vecinos y colaboradores, se dibuja el retrato de una solidaridad que no entiende de límites geográficos. Cada bolsón de mercadería entregado no solo lleva alimentos, sino también un mensaje claro: no están solos.
Este acto solidario es un ejemplo palpable de lo que se puede lograr cuando se unen voluntades. Mientras los vehículos de la Coordinación del Corredor Internacional se alejan, dejando atrás una estela de polvo y esperanza, queda claro que la distancia más corta entre dos puntos en la Alta Montaña no se mide en kilómetros, sino en la cercanía de los corazones.
En tiempos donde las adversidades parecen multiplicarse, iniciativas como esta son un recordatorio luminoso de que la humanidad prevalece. Gracias a la Coordinación del Corredor Internacional y a todos los que aportan su granito de arena, la Alta Montaña sigue siendo un lugar donde la solidaridad y la comunidad van de la mano
