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Rosas Sport Club

El centenario club maipucino que reúne a cientos de chicos con una misma pasión

El lugar cumple más de 100 años siendo el punto de encuentro de cientos de generaciones de hombres y mujeres que viven el fútbol como parte de su ADN. A pesar de las grandes necesidades que tienen, un grupo de padres se encarga cada día de sacarlo adelante con esfuerzo y dedicación.

Rosas Sport Club

Corre detrás de la pelota, el viento enrojece sus mejillas, mientras escucha los rápidos pasos de los rivales que intentan alcanzarlo. Cuando llega al sitio ideal, patea tan fuerte como puede hacia el arco. De sus pulmones lanza un grito de euforia y los rivales, sus amigos, se acercan a abrazarlo entre risas.

Esa es la cita de todas las tardes. Salir de la escuela, apresurarse para ponerse los botines e ir al lugar donde se sienten libres: el Rosas Sport Club. Un predio ubicado en Maipú que reserva su historia entre árboles, paredes y los caños de los arcos.

El dirigente, Jorge Martínez, los profesores y todos los que conforman el club reciben a los más de 200 chicos que, como aquellos tres niños, necesitan de un lugar donde puedan jugar y aprender lo que les gusta.

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Tres de los más de 200 niños que acuden al Rosas Sport Club.

El fútbol como “cable a tierra”

Los vecinos de Lunlunta conocen el club y saben que en esas cinco hectáreas hay un grupo de padres y niños que luchan cada día por salir adelante.

En diálogo con Diario Mendoza, Jorge Martínez relató que no reciben un salario por su trabajo: “No se pide cuota, sólo un seguro de 400 pesos al momento de ingresar y en los campeonatos, cobramos entrada. Ese es el único ingreso”. Los 15 profesores, quienes son los propios padres, se distribuyen en las distintas categorías “porque quieren ayudar a los chicos y les gusta”.

Ese es el espíritu del club: contención y diversión, más allá de la competencia

Con más de 100 años siendo un segundo hogar para miles de maipucinos, el lugar es mucho más que un club deportivo. “Ahora festejamos los cumpleaños y cada tanto nos juntamos a comer un asado”, dice Jorge. Entre risas, al él le gusta decirle “un potrero mejorado".

Gracias al éxito del Mundial de Qatar, reciben a niños desde los 5 hasta los 18 años en la categoría masculina. En la femenina, concurren desde los 10 años en adelante. Todos ellos participan de distintos torneos locales: Futuros Cracks, Liga Maipucina y el Torneo en el Polideportivo Juan Domingo Ribosqui de Maipú.

“Queremos apuntar a torneos más importantes, como Liga Mendocina, y poder federarnos. Pero hace falta mejorar la infraestructura”, admite Martínez. Pese a las necesidades, ese grupo de personas continúa con un único objetivo: “Apuntamos a que el chico venga, la pase bien y de paso aprenda. Que haga lo que le gusta, que es el fútbol. Los chicos tienen quien los contenga".

Sostener el sueño

A mediados del 2018, los padres decidieron recuperar el club y convertirlo en lo que es hoy, con Don Rosas a la cabeza, que fue quien inició este sueño. Sin embargo, necesitan ayuda de la comunidad.

“Se hacen rifas cuando se necesitan materiales, por ejemplo, y también recibimos donaciones para terminar el quincho. Juntamos ropa, les damos zapatillas y canilleras a los chicos cuando no tienen”. 

Es tan grande la vocación tanto por los chicos como por el fútbol que “si el papá no puede llevarlos a los partidos de visitante, lo llevan los profes. Si no pueden pagar el seguro, lo tratamos de pagar nosotros, lo juntamos entre todos”, dice Jorge.

Cuando falta un chico o lleva días sin venir, le preguntamos a la familia si le pasó algo y cómo está

La posibilidad de vivir en un lugar durante toda la vida, otorga una clase de conocimiento distinto a cualquier otro. En ese sentido, Jorge afirma que “uno sabe a quién le falta algo, cuando está triste o está pasando una situación complicada. Se empieza a conocer la realidad de cada uno”.

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Las chicas se llevaron el primer puesto en el Torneo Polideportivo Municipal.

Cómo colaborar 

Actualmente, y según Jorge, la prioridad principal es tener luz en las canchas para que los chicos puedan jugar de noche. “Está el trámite hecho, sólo falta el último paso por parte de Edemsa”, repasa. Es el puntapié para continuar con el resto: terminar los baños, el buffet y el quincho, así los niños pueden almorzar y merendar.

La ayuda es lo más importante

Jorge asegura que “se van consiguiendo algunas cosas de a poco. La Municipalidad de Maipú ayudó con el subsidio para la luz y la mano de obra de los baños. Incluso para el Día del Niño nos ayudaron mercerías, organizaciones y vecinos”.

Hace más de 100 años, un pequeño club de barrio nació con un objetivo que perdura hasta el día de hoy. Contener a los chicos, brindarles un lugar para jugar al fútbol y alejarse de los problemas de la vida. “Porque uno puede cambiar todo, pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar la pasión”, decía una famosa película argentina.

“Para nosotros es importante difundir lo que estamos haciendo. Lo que los padres y chicos logran en el club. Porque sin ellos y la ayuda, todo esto desaparecería”, cuenta Jorge. “Por eso agradezco a los padres por su tiempo, a los chicos que vienen, a Jorge Gassull, quien es el presidente de CVX (Comunidad de Vida Cristiana) y nos presta el lugar. Y los invito a los que quieran arrimarse, participar o entrenar, no importa de dónde vengan”.

“Todos serán bienvenidos. Porque el club lo hacemos entre todos”.

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 El club se ubica en calle Azcúenaga y esquina Maza, de Lunlunta.

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