Brutal crimen
Vanina Videla Cinquemani tenía 33 años cuando le arrebataron la vida de una forma cruel y cobarde. Con un pequeño hijo y recién recibida de psicóloga, tenía un prometedor futuro por delante, pero que jamás pudo brillar en todo su esplendor. “Este es un manipulador, un hijo de puta”, fueron las últimas palabras de la mujer para referirse a su expareja, antes de recibir dos puñaladas en el tórax que terminaron siendo fatales.
Así lo relató el chofer del micro en que viajaron Videla y Esteban Fernando Rodríguez, autor del crimen. El hombre fue testigo de lo sucedido en la noche del último martes, en el barrio El Carmen, de Guaymallén. Además, fue quien logró aprehender a Rodríguez a unos metros del lugar del hecho.
Por estas horas, Rodríguez ya fue imputado y trasladado a la Penitenciaría provincial, donde permanecerá hasta que comience el juicio. Arriesga la pena de prisión perpetua.
Cerca de las 20.30, el chofer estaba en el último tramo de su recorrido, cuando un pasajero le advirtió sobre una situación sospechosa. "Me hizo señas como que tuviera cuidado. Me dijo que tuviera cuidado porque dos pasajeros iban discutiendo", narró el colectivero.
A bordo sólo quedaban seis pasajeros, entre ellos Videla y Rodríguez, quienes eran los protagonistas de la discusión. "El hombre le venía hablando de cerca a ella, como en la oreja, y la tenía encerrada con los brazos para que no pudiera salirse".
Al percatarse del panorama, una chica se acercó y le consultó a la psicóloga sobre lo que estaba pasando. "Este es un manipulador, un hijo de puta", dijo la mujer aunque nunca pidió ayuda, según el relato del conductor. Rodríguez garantizó que "no le iba a hacer nada".
Cuando todos los pasajeros se bajaron en la última parada, del barrio El Carmen, el chofer estacionó el colectivo en un playón y entonces vio que Rodríguez tenía a la mujer tirada en el suelo. "Pensé que le estaba pegando piñas. Me arrimé y le grité por la ventanilla: '¡qué estás haciendo, loco!'. El salió corriendo y lo empecé a perseguir. A los 30 metros lo alcancé, le hice una zancadilla y se cayó", recordó.
El hombre rápidamente pidió ayuda de otros vecinos para lograr reducir al femicida en el suelo. Luego de controlar la situación, regresó con Videla, quien ya estaba agonizando debido a las dos apuñaladas que recibió en el tórax con un arma blanca. Ella alcanzó a relatar lo sucedido, incluso afirmó que había recibido amenazas todo el día.
Una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado arribó al lugar y los médicos constataron las puñaladas en el tórax cuando aún el cuchillo seguía incrustado en su pecho. La hora del fallecimiento de la víctima fue marcada a las 21:58.
