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Ocurrió en San Rafael

Van a juicio los dos sospechosos por la desaparición y crimen de una enfermera jubilada

Carina Domínguez y Mauricio Albornoz son los principales acusados en el caso de la desaparición y muerte (de acuerdo a la teoría de la Fiscalía) de Silvia Zulema Chávez. Ambos serán juzgados pese a no haberse encontrado aún el cuerpo de la mujer.

silvia chavez

Finalmente, en un juicio oral y público, se tratará la desaparición y crimen (según la Fiscalía) de Silvia Zulema Chávez, de 72 años, en San Rafael. Las autoridades jamás encontraron el cuerpo de la mujer desde que se la vio por última vez, a mediados de julio del 2022.

De esta forma, Gabriela Carina Domínguez, de 50 años, y Mauricio Gonzalo Albornoz, de 38, deberán enfrentar un debate para definir si son culpables o inocentes. La hipótesis de la Fiscalía sostiene que, luego de varias discusiones, asesinaron a la mujer a quien le alquilaban un departamento en el fondo de su propiedad.

Se calificó al caso como homicidio agravado por alevosía y codicia, por lo que arriesgaban una posible condena a prisión perpetua y, por ende, debían atravesar un juicio por jurado popular. La defensa de los sospechosos se opuso y se realizó una audiencia Sin embargo, se rechazaron los planteos y se elevó la causa a juicio. Sí hubo un cambio a una calificación más leve: homicidio simple.

Los dos acusados arriesgan una pena de entre 8 y 25 años de prisión.

Cómo fue la desaparición en San Rafael

Silvia Zulema Chávez, enfermera jubilada, vivía en un domicilio ubicado en calle Ecuador al 1620. En el fondo tenía un departamento de dos habitaciones que, en el primer semestre de 2022, le alquiló a Mauricio Albornoz, un albañil con varios antecedentes por robo, y su pareja, Gabriela Domínguez.

Recién más de 100 días después del 20 de julio de ese año, una persona notó la ausencia de Chávez. Los investigadores detectaron que la casa donde vivía tenía una luz prendida, pero no se registraba movimientos y se acumulaban las boletas de impuestos bajo la puerta. 

Las pruebas de su desaparición eran contundentes. Su teléfono celular se apagó el 21 de julio, la jubilación comenzó a acumularse en su cuenta de ahorro y no volvió a presentarse en OSEP para pedir la insulina que necesitaba para tratar su diabetes.

Rápidamente se descartó que se haya quitado la vida, por lo que la Fiscalía comenzó a profundizar en un nuevo dato. Chávez tenía una pésima relación con sus inquilinos, por los ruidos que hacían en fiestas y reuniones. La víctima se había asesorado con una abogada para desalojarlos y les había ofrecido devolverles la plata del alquiler si se retiraban.

Días después del Día del Amigo, luego de una fiesta donde la mujer llamó al 911 porque tenía miedo, el teléfono de Silvia Chávez se apagó para siempre.

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