El aparato de la compañía Manang Air salió desde cerca de Lukla, el punto de entrada para las expediciones para subir al Everest, y se dirigía a la capital, Katmandú, con cinco viajeros mexicanos y un piloto nepalí a bordo.
La mujer, de 57 años y oriunda de Neuquén, había viajado al país asiático para cumplir uno de sus sueños.
Al menos 68 perdieron la vida como consecuencia de la abrupta caída de la nave perteneciente a Yeti Airlines.
Un terremoto de magnitud 6,6 en la escala abierta de Richter, en el oeste de Nepal, dejó un saldo trágico.
El vuelo de la empresa Tara Air había partido con destino a Jomsom desde Pokhara, y desapareció en una zona montañosa en la que las complicadas condiciones meteorológicas dificultan las tareas de búsqueda.
Los expertos vinculan la frecuencia de estos fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más recurrentes en el sur de Asia, a la aceleración del cambio climático y a factores como la deforestación y la construcción de presas.
Además, los organizadores de la expedición en Nepal informaron que debido al mal tiempo no es posible recuperar por el momento los cuerpos de los montañistas para el descenso y su posterior repatriación.
