La cocina tradicional árabe está repleta de posibilidades. En general, estas recetas logran, con relativa simpleza, un valor nutricional que, para nosotros, en occidente, resulta cada vez menos común. Un ejemplo claro de esto lo encontramos en la preparación que te acercamos hoy: el tahini.
El tahini es una salsa o pasta de semillas de sésamo que, junto con aceite de oliva y sal (opcional), se puede consumir solo o, también, funciona como ingrediente para un gran número de recetas árabes. Es, además, una excelente forma de aprovechar los numerosos beneficios que trae a la salud el sésamo. Esta receta es una fuente muy rica de grasas buenas, que ayudan a controlar el colesterol, y re proteínas de origen vegetal. ¡Esperamos que lo aproveches!
Ingredientes
- 200 gr. de semillas de sésamo (blancas o negras)
- 70 ml. de aceite de oliva
- Sal al gusto (opcional)
Preparación
- Es bueno, aunque no obligatorio, tostar las semillas de sésamo, para lograr un sabor más intenso del tahini (incluso, se pueden comprar ya tostadas) y para que sea más fácil molerlas. Las colocamos en una sartén sin engrasar y las colocamos durante no más de cinco minutos, revolviendo para evitar que se quemen. Luego, las dejamos enfriar por completo.
- Luego, colocamos las semillas junto con la sal, si decidimos salarlas, en un mortero o bien en un molinillo automático. Molemos hasta que el sésamo comience a despedir su aceite y se empiece a formar una pasta.
- En ese punto, agregamos de a poco el aceite de oliva a medida que seguimos moliendo. Estará listo una vez formada una pasta uniforme.
- Lo podemos colocar en la nevera, guardado en un recipiente hermético. De esta forma, puede llegar a resistir hasta tres meses.