ENTREVISTA EXCLUSIVA
Dalila Tahan, diseñadora y empresaria, es una de las grandes referentes de la moda de Mendoza. En esta entrevista exclusiva con Diario Mendoza, cuenta sobre su trabajo en la industria y el logro de mantenerse con una identidad estética única. Con 47 años de trayectoria, sigue creciendo como la elegida para acompañar momentos con sus diseños.
A la hora de hablar de vestidos de alta costura, bodas, 15 años, egresados, Dalila es una de las respuestas instantáneas. Consolidada gracias a su trabajo incansable, cuenta con 18 vendimias en las que su trabajo vistió a las reinas.
Su vínculo con la moda comenzó desde muy chica, a los 12 años. La artista cuenta: "Arranqué por necesidad, año 1976. Hacía camisolas de lienzo y las teñía a modo de batik en un lavarropas de paleta que era de mi madre". Desde chica, tuvo un vínculo familiar heredado de mujeres que cosían y trabajaban en la costura. Una de sus abuelas cosía sabanas, y la otra cosía para una sastrería. "Yo empecé desde la acción, hacer mucho lío sin un tutorial, sin una línea de estudios, sin prácticas donde hubiese una escuela".
Nunca me imaginé que iba a estar pudiendo elegir qué tipo de ropa tengo ganas de hacer.
En el camino, sus trabajos han tenido el enfoque de hacer y conocer texturas. Relata que en la época que comenzó, la gente tenía poco conocimiento de ciertos materiales. "Yo fuí parte del nacimiento del corderoy, antes no existía. Los primeros diseñadores que trajeron el corderoy eran muchachos de Mar del Plata".
La autenticdad arística de Dalila es lo que la identifica: "El arte para mí es algo infinito, es algo que podes proponer como empezar pero nunca como terminarlo. La inspiración personal e individual de una persona que presta un servicio, si a lo largo del tiempo conserva una identidad, es porque hizo un buen camino".
“La gente me pide un producto, lo trabajamos, lo hacemos con una identidad. Yo veo cualquier vestido mío y me doy cuenta que es un vestido mío. Y puede ser muy simple, pero sé que esa creación es mía, que está cortado por mí, que esta calzado por mí y para mí eso es fundamental”.
Dalila Tahan es un taller de diseño, donde las prendas están sin terminar: no tienen cierre y ni ruedos, con un restante de tela para poder achicar o agradar según la persona que lo elige. Trabajan desde el talle 36 al 60. "Muchas veces vienen mujeres con la idea de que no van a tener talles para ellas, pero acá hay diseño para todos. Se estigmatiza a las personas y se les quita el poder de la libertad de ponerse lo que les gusta, eso es un acto egoísta. Mi prestación de servicio es súper integral, los vestidos están vírgenes le podemos poner encaje, mangas, escote, lazo como vos quieras decorar tu propio vestido"- explica la diseñadora.
“En este camino, es poder verte y superar tus expectativas, sino no elijo este oficio. Esto de revalorizar desde las formas, cosa que se perdió, es lo que nosotros secretamente nos ha sumado una cadena de trabajo donde nos ha crecido una familia interminable. Es ese el secreto, que más te puedo ofrecer para que estés contenta”.
En cuanto a la situación económica del país, explica que a veces tiene que conciliar entre la gente que quiere algo, un producto y cuando está a su alcance poder complacer con calidad y precio. "Es muy difícil de explicarles a las niñas que me traen fotos de alfombra roja y tenés que trabajar con un vestido que no supere los $200.000. Cuando un metro de encaje no baja de los $150.000. Hay que lidiar con buscar diseño, costo, calidad y que la gente se quede feliz. Es un desafío eterno de todos los días, trabajar y sostenernos en una estabilidad laboral donde tenés que responder a tu equipo de trabajo".
-¿Que pensás sobre la industria respecto a las influencias de las redes sociales?
-Cuando algo es lindo, es lindo para todas. Pero lo más bonito de tanta información en las redes sociales, es que te das cuenta que tenés una apertura de elección infinita. Que la gente termina poniéndose lo que tiene ganas. Si bien hay una tendencia que nos marcan, esto del pertenecer en cuanto a la moda se refiere es bueno. Nos ponemos lo que se nos da la gana. Me parece que esto ha sumado, la información que tenemos en las redes dan una apertura estética infinita. Pasa con los que pintan, con los escultores, los arquitectos o los paisajistas, y eso nos nutre.
-¿Cómo ves a la moda de los mendocinos?
-Los veo maravillosos. Muy personales a todos. Hoy más que nunca, hoy la gente se viste como se les da la gana. A eso sumale como quiere y como puede. Uno puede ver y pensar que feliz que se ve esa mujer con lo que eligió ponerse en donde sea.
Procesos, la identidad es lo que te pongas, la moda es espiritual, la tenés que sentir.
-¿La moda es un acto político? ¿Es la ropa o la persona que la lleva?
-Es un todo y depende de lo que estés haciendo. Si estas detrás de un mostrador, el cómo sos se desluce, independientemente de lo que tengas puesto. En la política pasa igual, podes estar con un súper traje, pero si no tenés llegada y no tenés ese ángel, ese carisma, por más que te vistas como te vistas no llegaste. En definitiva, no llegamos con oratoria, llegamos con formas. En mi caso, vas a ver algo que no podes descifrar, te estoy vendiendo sin vender, porque te estoy dando todo de mí. Con la ropa es igual, la fortaleza la tenemos nosotros.
