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Novedad Editorial

"Mira lo que te pierdes", un libro que invita a observar la vida desde la óptica de los artistas

Will Gompertz , exdirector de Comunicación de la Tate Gallery de Londres, propone en su libro "Mira lo que te pierdes. El mundo visto a través del arte", apreciar los días nublados como el pintor romántico John Constable, ver los paisajes como David Hockney o mirarnos a nosotros mismos como lo hacía en sus autorretratos Rembrandt.

will gompertz

En su nuevo libro "Mira lo que te pierdes. El mundo visto a través del arte", el experto británico Will Gompertz -autor del bestseller "¿Qué estás mirando?" y exdirector de Comunicación de la Tate Gallery de Londres-, propone observar la vida desde la óptica de los artistas: apreciar los días nublados como el pintor romántico John Constable, ver los paisajes como David Hockney o mirarnos a nosotros mismos como lo hacía en sus autorretratos Rembrandt, entre otros ejemplos.

"Si somos capaces de darnos cuenta humildemente de que sólo 'vemos' parcialmente cuando 'vemos', el mundo visual se abre de forma asombrosa. Los artistas lo saben", dice Gompertz en una entrevista con Télam, donde se explaya sobre la premisa que va hilvanando su libro, publicado por el sello Taurus de Penguin. El ensayista considera que los artistas son observadores expertos, que perciben el mundo de una forma más profunda y satisfactoria que el resto de los mortales, por lo que el autor -actual director del Museo Sir John Soane de Londres- va enlazando, a través de 31 capítulos acompañados por ilustraciones obras de artistas antiguos y modernos, figurativos y abstractos, galardonados o en ascenso, de todas partes del mudo, para intentar apreciar el mundo que nos rodea con un poco más de atención.

La elección de cada una de las obras que Gompertz (1965, Ashford, Reino Unido) reúne a lo largo del volumen -de Artemisia Gentileschi a Paul Cézanne o de Tracey Emin a Frida Kahlo-, se transforman a la vez en una suerte de biografía de cada uno de los y las artistas elegidos por el autor, revelando aspectos de sus vidas que dan cuenta de esa determinada forma de mirar: ya sea la "armonía", el "absurdo", la "naturaleza", el "dolor", la "luz" o incluso "vernos a nosotros mismos", según el título de cada uno de los capítulos.

"Creo que todos somos artistas. Todos tenemos una imaginación increíble, que ninguna otra especie posee, ni ninguna máquina poseerá jamás. Cada uno de nosotros tiene una forma individual de ver y de expresar lo que ve. Por ejemplo, si tú y yo estuviéramos mirando un jarrón de flores y decidiéramos escribir un párrafo sobre el mismo jarrón y las mismas flores, elegiríamos palabras diferentes para describir lo que estamos viendo. Es ese pequeño punto de diferencia lo que entienden los artistas", describe Will Gompertz en una entrevista con Télam.

Ex director artístico del Centro Barbican de Londres, Gompertz fue editor de arte de la BBC y durante siete años dirigió Tate Media, el área de comunicación de la Tate Gallery de Londres, donde por ejemplo convocó a los Chemical Brothers a componer canciones inspiradas en obras de la colección. Además, ha sido nombrado uno de los cincuenta pensadores creativos más importantes a nivel mundial por la revista Creativity de Nueva York.

Según desarrolla el autor a lo largo de "Mira lo que te pierdes", los artistas se dedican a "interrogar visualmente al mundo": son en definitiva el "viejo pez sabio" del relato alegórico que el escritor estadounidense David Foster Wallace incluyó en un discurso ante estudiantes.

Así se suceden a lo largo de estas páginas el pintor David Hockney con sus exuberantes naturalezas, Kandinsky y su sinestesia, por la cual veía imágenes cuando escuchaba música, Yayoi Kusama como una figura que pinta para enfrentar sus propios temores, la idea de ver "espectacularmente" como lo hacían Christo y Jeanne-Claude, ver "las almas solitarias" en las pinturas de Edward Hopper, o ver la luz a la manera en que lo propone James Turrell.

"Lo que hace que una obra de arte sea poderosa y original es su forma única de ver y comunicar. Cada artista nos ofrece una perspectiva diferente -la suya personal- que nos permite ver el mundo desde otra perspectiva, lo cual es muy emocionante y estimulante. Los artistas no sólo aprenden a mirar, sino también a transmitir su manera única de ver. Todos tenemos esa capacidad; sólo necesitamos dedicar más tiempo a pararnos y mirar bien", completa Gompertz.


-Télam: ¿Cómo fue el proceso de selección e investigación para este conjunto de 31 obras y de artistas?

-Will Gompertz: Quería explorar tantas perspectivas diferentes como pudiera entre los treinta y un artistas, así que viajé metafóricamente a través del tiempo y el lugar (¡estaba en pleno cierre de la pandemia y yo atrapado en casa!). La inspiración fue egoísta: quería saber más sobre determinados artistas que trabajan en determinados momentos. Así, tengo estrellas contemporáneas en ascenso como Jennifer Packer y esculturas mexicanas pre-aztecas de hace miles de años. Cada ejemplo me ayudó a ver el mundo de nuevo, a través de los ojos del artista en cuestión, lo que me pareció increíblemente emocionante y liberador.


-T: Incluiste al francés Jean-Baptiste-Siméon Chardin, un pintor que se detuvo en pequeños objetos cotidianos (frutas, flores frescas) en un momento donde se imponía el Rococó, marcado por sus escenas pomposas y personajes mitológicos. Y en el capítulo dedicado a Jean Dubuffet mencionás que el tiempo "domestica" a las obras de arte. ¿Siempre es necesario tener en cuenta el contexto en el que una obra fue creada?

-WG: El contexto lo es todo cuando se trata de ver, pero rara vez pensamos en ello. Lo que vemos y cómo lo vemos viene determinado por lo que nos han enseñado a ver y cómo lo hemos aprendido. Si somos capaces de darnos cuenta humildemente de que sólo "vemos" parcialmente cuando "vemos", el mundo visual se abre de forma asombrosa. Los artistas lo saben. Por eso Marcel Duchamp, el gran artista conceptual francés, fue capaz de presentar un urinario como obra de arte en 1917. Argumentó que su cambio de contexto -de lavabo de caballeros a galería de arte de paredes blancas- cambiaba fundamentalmente no sólo cómo "veíamos" el objeto, sino también el significado que transmite.


-T: En el libro decís que Frida pintaba "poemas en forma de cuadros", que Kusama aborda a través del arte sus más profundos temores, que Fra Angelico fue de los primero en aplicar las leyes de la perspectiva, que Basquiat es "el Charly Parker de la pintura", o Artemisia, la primera pintora feminista. Estas "formas de ver" que aplicaron los artistas ¿Representaron para ellos, además, estrategias ante la vida que les tocó?

-WG: En su forma más simple, el arte no es más que otra forma de comunicación: hablar con imágenes en lugar de con palabras o acciones. La forma en que nos comunicamos viene determinada por nuestra educación, experiencias y situación. No creo que los artistas utilicen las imágenes visuales como estrategia vital, pero sí que lo hacen desde su percepción y comprensión personales de la experiencia vivida. El arte, como lenguaje visual, tiene que tener algo que decir, que comunicar, ¡de lo contrario no tendríamos nada que mirar!


-T: En cada capítulo suelen aparecer anécdotas escondidas detrás de cada obra. En ese sentido, contaste que las cuadrículas geométricas abstractas de Mondrian influyeron en la Bauhaus y también en los Iphone de Apple. ¿Cómo es esa genealogía?

-WG: Cezanne (1839-1906) lo inició todo con sus revolucionarias pinturas, en las que empezó a eliminar los detalles visuales en favor de un diseño pictórico global. Estructuró sus imágenes en una cuadrícula de líneas horizontales y verticales y construyó la imagen mediante bloques de color presentados en formas geométricas. Esta "simplificación" del tema, la "abstracción" de los detalles para presentar la esencia de un objeto en lugar de una interpretación literal, condujo a los experimentos de Picasso y Braque en el cubismo poco antes de la Primera Guerra Mundial. Un día, el artista holandés Piet Mondrian les visitó en su estudio de París y quedó asombrado por lo que vio. Mondrian era un paisajista de tradición holandesa, pero tras la visita cambió inmediatamente de estilo. Redujo su motivo favorito, un árbol, a un bloque de color dentro de una cuadrícula de líneas horizontales y verticales, como Cezanne. Pronto, estas imágenes "despojadas", con sólo rectángulos y cuadrados de colores primarios y gruesas líneas negras, crearon un nuevo movimiento artístico llamado De Stijl, que Mondrian ayudó a fundar con su colega Theo van Doesburg. Poco después, Van Doesburg viajó a Alemania con la esperanza de enseñar en la famosa Bauhaus. Desgraciadamente, no fue bien recibido, así que montó un estudio al otro lado de la calle y enseñó a los estudiantes de la Bauhaus los principios modernistas del movimiento De Stijl. Los estudiantes escucharon y aprendieron, y así nació la estética modernista (el diseño geométrico despojado), cuyo ejemplo contemporáneo es el iPhone.
 

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