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Historias de por acá

La magnífica vida de Fermín Salcedo Cano

Fue guitarrero, juez de Paz, receptor de Rentas, comisario de Policía, inspector de Irrigación y dueño de un sentido del humor incomparable por el que todavía se lo recuerda en el este de Mendoza.

Fermín Salcedo Cano

Hay personas que marcan la historia y hasta la idiosincrasia de un pueblo. Lo definen para siempre. Este es el caso de don Fermín Salcedo Cano que, para el Este y especialmente para Junín, fue todo un emblema y un personaje y dejó huellas indelebles.

Ejército De Los Andes
Ejército de los Andes 

Para contar la historia es necesario retroceder un poco y decir que el padre de Fermín, Félix Salcedo, fue un miembro del ejército español capturado por el Ejército de los Andes junto a otros 9 más y traído prisionero a Mendoza. Los hicieron trabajar por aquí, bajo un régimen carcelario, y finalmente recuperaron su libertad después de varios años. Félix Salcedo se quedó en Mendoza y se le concedieron algunas tierras. Se casó con Tomadita Cano y tuvieron cuatro hijos: Félix, Fermín, Román y Julio. Quizás se pueda mejorar estos datos y hasta corregir alguno, pero no hay mucho escrito y apenas son apuntes o bosquejos.

Fermín Salcedo Cano nació el 26 de junio de 1881 y fue registrado en la zona de El Ramblón, aunque él mismo insistiría después que había nacido en Junín y que solo figuraba anotado en El Ramblón porque hasta 1886 todos los nacimientos se anotaban la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

Ya radicada toda la familia en la villa de Junín, Fermín no pudo avanzar mucho con sus estudios, como lo había previsto la familia, ya que su padre murió joven y todos los hijos debieron ponerse a trabajar.

Fermín Salcedo tenía una personalidad muy particular. Le gustaba el folclore y la guitarra y tenía cualidades para escribir pero, especialmente, una personalidad alegre y bromista.

Pero el arte no fue su sustento. Se desempeñó como Juez de Paz, receptor de Rentas, Comisario de Policía a cargo de la Sección Departamental e inspector del Canal Retamo.

El 12 de agosto de 1905, se casó con Floridene Almeida con la que tuvo un puñado de hijos.

Fermín Salcedo murió el 12 de junio de 1978, a solo 14 días de cumplir los 98 años. Pero durante toda su vida fue protagonista de decenas de anécdotas que, pese al tiempo transcurrido y de no haber quedado escritas, son recordadas aún y son parte del folclore pueblerino.

Cuentan que cierta vez, siendo Juez de Paz, concurrió a una finca a visitar a un hombre que había sido abandonado por su mujer y lo había dejado solo con 5 niños. El hombre lloraba desconsolado. Don Fermín le preguntó: “¿Por qué llora así?” -“Porque me abandonó mi mujer…”, contestó el tipo, angustiado. Entonces Don Fermín lo consoló, diciendo: “-¡No se preocupe, hombre! En casa yo tengo la mía y mañana se la traigo”.

Dicen que cierta vez su esposa le dijo "Viejo, avísame cuando pase el panadero". Fermín cumplió el encargo, literalmente. Pasó el panadero, Fermín lo saludó cortésmente y al rato le avisó a su mujer: "Vieja, ¡ya pasó el panadero!".

Otro día iba a caballo desde su casa en la calle La Posta hacia Junín y se cruzó con un auto que lo paró y le preguntaron: "Señor, ¿nos podría decir dónde queda la casa de Fermín Salcedo?". El mismo Fermín les dijo: "Claro, ¿ven allá en aquella arboleda a la izquierda como a 300 metros? Ahí es la casa" y luego Fermín siguió su camino. Los visitantes llegaron a la casa y le preguntaron a la esposa "Don Fermín Salcedo… ¿se encuentra?" Y la mujer les respondió: "¿No se lo han cruzado por el camino? Recién salió".

Los recuerdos son de vecinos de Junín. Se repiten y tienen algunas mínimas variaciones, según quien los cuente. Los anteriores le pertenecen a Javier Gregorio, que a su vez los escuchó de su padre, el escritor y periodista Eduardo Gregorio.

Roque Grillo, también escritor y periodista, recordó que “tuve el privilegio de entrevistarlo unos meses antes de que se fuera, para el diario Mendoza. La nota se llamó 'Un roble casi centenario'. Todas esas anécdotas me las contó de primera mano. Ponía cara de serio pero por dentro era un gran bromista. Cuentan que una vez apareció un tipo en su casa, miró unos fardos de pasto y le dijo: “¿Puedo verlos?”. Don Fermín contestó: “Como no, pase nomás”. Al rato el tipo le preguntó cuánto quería y Salcedo contestó que el pasto no estaba a la venta. El "cliente" le reclamó “¿y para qué me lo mostró?”. La respuesta fue contundente: “Usted dijo que quería verlo, no dijo nada de comprarlo”.

Otro vecino recuerda que Don Fermín, cuando su hija se puso de novia, apodó al pretendiente “Tenacita” y el mismo joven pasó a ser apodado “Martillito”, cuando se transformó en yerno. Preguntado don Fermín Salcedo sobre el porqué de los apodos y la modificación, el hombre dijo: “Es que pensé que me sacaba un clavo, sin embargo me lo remacharon”.

En Junín hay una calle que lleva el nombre de don Fermín Salcedo Cano. Pero especialmente hay un recuerdo vivo y afectuoso.

Programa “Ayer y Hoy” de Zafiro Contenidos (Canal 7) en 2012 y la película con Luis Sandrini

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