En el año 1937 se inauguraba el balneario Playas Serranas. Fue durante la gestión del gobernador Guillermo Cano y su diseño racionalista náutico estuvo a cargo de los arquitectos Manuel y Arturo Civit. En la actualidad allí funciona el Museo de Ciencias Naturales Cornelio Moyano.
Estaba destinado a los bañistas de menores recursos que no podían acceder a los clubes que seleccionaban a sus miembros mediante cuotas de precio elevado. El edificio contaba además con jardines y una explanada que llegaba hasta el lago. Justamente, las Playas Serranas.
Porque sí, aunque no lo creas, en esa época las personas podían nadar en el lago del Parque. De hecho, sobre la costa de la Isla se ubicaba un trampolín para saltos ornamentales.
Además de refrescarte en las aguas del lago podías consumir algo en la confitería que se ubicaba en las terrazas.
En el interior del edificio había confitería y salones de baile, con balcones que daban al balneario. Con el paso del tiempo sumado al descuido humano, las aguas del lago se contaminaron y se prohibió su uso como natatorio. Ese fue el fin del balneario. El edificio permaneció cerrado algún tiempo y desde 1989 funciona allí el citado museo.
Y otro ícono del lago fue la mítica embarcación La Cuyanita. La primera nave llegó en la década de 1920 y su recorrido fue obstaculizado en 1937 con la inauguración del balneario Playas Serranas. Tras su cierre un nuevo bote, bautizado Emilio Civit, comenzó a surcar las aguas del lago. Pero para los mendocinos siguió siendo La Cuyanita.
En la década de 1960 comenzó la decadencia. Sufrió actos vandálicos en dos oportunidades. En el año 1976 fue restaurada pero se incendió en el año 1979. Hace poco se anunció la llegada de una nueva Cuyanita.
Esto es todo por hoy. En nuestro próximo encuentro seguiremos recorriendo el Parque de antaño para conocer cómo era el monumento al Ejército de Los Andes en el Cerro de La Gloria, antes de su remodelación en 1940. Hasta entonces.