Angustia y preocupación
Alejo Arias González se fue en busca de trabajo, de una posibilidad de crecer en su vida, sin saber la pesadilla que le tocaría vivir. Ya pasaron casi dos meses desde el día en que el joven de 24 años fue arrestado bajo el estricto régimen de El Salvador y perdió toda comunicación con su familia. Sin embargo, una luz de esperanza aparece al final del camino.
Esta semana, los padres de Alejo recibieron un mensaje de Cancillería que les proporcionó información sobre su situación en prisión y unas breves palabras que llevaron un poco de tranquilidad.
Cancillería informó a Mauricio Arias, padre del joven, y a su esposa sobre una “visita consular” hecha el 31 de agosto al penal de Jucuapa donde se encuentra su hijo. Y les trasmitió el mensaje de Alejo: “Los amo mucho, sean fuertes. Manténganse orando. Dentro de lo malo, estoy bien. Es difícil, pero con la ayuda de Dios vamos a salir adelante. Tengan fe y paciencia”.
En estos casi dos meses, el empleado gubernamental fue una de las pocas personas que pudo tener contacto con Alejo. Durante los primeros días, estaba incomunicado y nada se sabía de su situación tras las rejas.
La vida en la cárcel y la angustia de la familia
El 14 de julio, Alejo Arias González, oriundo de Rivadavia, quedó detenido en El Salvador acusado de formar parte de una banda colombiana que realizaba estafas. El país gobernado por Nayib Bukele, es conocido por tener un sistema carcelario severo. Desde ese día, sus padres no volvieron a comunicarse con él, pero reiteraron que viajó engañado con la promesa de un trabajo y es inocente.
Recientemente detallaron que, en su rutina diaria, se levanta a las seis de la mañana, asiste a misas cristianas y tiene tres raciones de comida durante el día. También participa en un curso de barbería como parte del programa de Reinserción Social en la prisión. En general se encuentra “bien”, y destacaron la buena relación con autoridades carcelarias y otros reclusos.
El caso de Alejo en El Salvador
Alejo se mudó a El Salvador en marzo de este año con una propuesta laboral de una financiera. Su objetivo era ir y reunir plata durante seis meses y volver. Con ese dinero iba a pagarse la carrera de Radiología.
Sin embargo, él nunca supo que la empresa que lo había contratado era ilegal. El pasado 14 de julio fue detenido cuando la Policía lo interceptó en la puerta de su condominio. Lo acusaron de formar parte de una asociación ilícita de origen colombiana que se dedicaba al lavado de dinero y que era perseguida por el gobierno.
Capturaron a 110 sospechosos de esa supuesta banda. El único argentino es Alejo.
