Ocurrió en El Santo
La sentencia de un Tribunal dictaminó que el boliche “El Santo”, ubicado en Rodeo del Medio, deberá indemnizar a un albañil con una suma millonaria por un hecho ocurrido en 2020. A principios de febrero, dos patovicas le quebraron el brazo al hombre mientras lo golpeaban en la pista de baile. Por esto, tuvo que dejar de trabajar por algunos meses.
Los jueces consideraron que el daño moral estaba probado y otorgaron la suma de 1.000.000 de pesos, estableciendo que “el importe le permitirá a la víctima, y a algún acompañante, realizar un viaje de esparcimiento a algún destino de su preferencia”.
Sumando todos los rubros solicitados, se ordenó que el local bailable le pague al demandante la suma total de 8.157.968 de pesos, más los intereses correspondientes.
“Cobarde agresión sufrida”
El 8 de febrero del 2020, un albañil, sus dos hermanos y primos fueron a bailar a El Santo cuando, cerca de las 7, se inició una pelea en la misma pista de baile. Los patovicas intervinieron, forcejearon y golpearon a algunas personas, entre ellos, al trabajador. Terminó con una fractura de húmero derecho.
Uno de los parientes reveló que en el momento de la disputa, vio cuando a su primo un guardia le hizo una llave, en tanto que otro le pegó en el brazo y ahí se lo fracturaron. Luego, se lo llevaron a la enfermería donde lo asistieron junto a otras personas que también fueron heridos. "El jefe de seguridad retaba al patovica que lo había golpeado”, declaró el testigo.
Sin embargo, debieron trasladar al albañil a la guardia del Hospital Central. Allí, los médicos le inmovilizaron el brazo derecho mediante un yeso, que debió llevar durante 50 días. El hombre tuvo que someterse a diversos tratamientos, interconsultas y estudios médicos, previo a una intervención quirúrgica.
En tanto, el fallo emitido por la Justicia afirma que "la cobarde agresión sufrida por la víctima significa una experiencia negativa en la vida de toda persona, que incide en sus afecciones legítimas. No sólo por los dolores y molestias padecidos a causa del siniestro, sino por la frustración, angustia y ansiedad asociadas a la inmovilización durante los días de reposo”.
Resaltó también “la preocupación por no poder desarrollar con normalidad, durante ese lapso, las actividades de su diario vivir y las limitaciones permanentes evidenciadas”.
En la denuncia figura que debió pasar “tres meses de convalescencia, no pudo trabajar y, por lo tanto, no pudo generar dinero alguno. Incluso, algunas tareas aún le resultan dolorosas”.
