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A LOS 80 AÑOS

Falleció Nicolás Becerra, el procurador general que nunca se olvidó de Mendoza

Ejerció su cargo entre 1997 y 2004, designado por Carlos Menem. Renunció cuando asumió Néstor Kirchner. Fue diputado nacional, Defensor General de la Nación y el jefe de los fiscales que elaboró dictámenes contra las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Dictaminó a favor de los ahorristas en casos surgidos a raíz del “corralito” durante 2001. Pero siempre volvió a su provincia buscando pasar desapercibido.

becerra

Los flashes nunca lo marearon. Porque ocupó muchos cargos (algunos de mucha trascendencia) durante su carrera política, pero siempre, cuando tenía tiempo, volvía a su Mendoza natal para tratar de pasar desapercibido. Para mezclarse entre la gente común y procurar que muy pocos lo reconocieran. 

Y así murió, a los 80 años, sin estridencias. Sin que se supiera demasiado de él en los últimos años en la provincia. Fue de perfil bajo Nicolás Becerra, más allá de que fuera diputado nacional, Defensor General de la Nación y Procurador General en la época de Carlos Menem. Más allá de que elaborara dictámenes contra las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y que dictaminara a favor de los ahorristas en casos surgidos a raíz del “corralito” durante 2001.

El ex procurador general de la Nación, quien ocupó ese cargo desde 1997 hasta 2004, construyó su prestigiosa carrera por ser fiel a sus convicciones y por mostrarse como una persona simple, sin llamar demasiado la atención, pero con capacidad suficiente como para resolver problemas. 

Sin embargo, al mismo Becerra se lo podía ver paseando por el centro de Mendoza como uno más. También se lo podía ver asistiendo a algún partido que su hijo, Nicolás Becerra, jugaba en el circuito de tenis mendocino, a fines de los 90. Y nunca se le cayó un anillo por mezclarse con la gente común. Todo lo contrario.

En 2004, cuando asomaba Néstor Kirchner como presidente, presentó su renuncia como Procurador General de manera indeclinable, argumentando que había “cumplido su ciclo”. Entonces emprendió el regreso a su Mendoza y se dedicó a su otra pasión: el fútbol. Y más precisamente, a Independiente Rivadavia, su gran amor deportivo.

Fue vicepresidente del Azul durante la primera presidencia de Daniel Vila al frente del club del Parque, del cual fue ferviente hincha. Y allí también era uno más sentado en la platea techada del estadio Bautista Gargantini. Dejó una buena imagen como dirigente deportivo.

Aquí en la provincia Nicolás Becerra pasó sus últimos años de vida. Sin estridencias. Sin llamar la atención. Como un mendocino más. Como ese que, a pesar de los flashes y cargos de peso que ostentó a nivel nacional, siempre volvió a su provincia para intentar pasar desapercibido.

Su carrera política

Becerra tuvo una importante trayectoria en el mundo del derecho y de los asuntos públicos en general. Su educación secundaria fue en el Liceo Militar General Espejo. Luego estudió abogacía y se dedicó a la rama penal. 

Integró el Partido Justicialista y asumió una banca como diputado nacional en el Congreso de la Nación, en donde estuvo desde 1991 hasta 1995. Luego fue secretario de Estado de la Jefatura de Gabinete de Ministros durante la gestión de otro mendocino, Eduardo Bauzá.

También se desempeñó como Defensor General de la Nación hasta que se transformó en Procurador General de la Nación, desde 1997 hasta 2004, cuando renunció. 

Lo último que hizo a nivel político fue ser árbitro titular en el Tribunal Arbitral del Mercosur, donde se dedicó a dirimir conflictos de índole regional hasta la finalización de su período en 2008.

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