La sopa de cebolla es un plato con mucha historia. Originaria de Francia, se ha convertido en un favorito en muchos hogares debido a su sabor rico y su capacidad para calentar el cuerpo y el espíritu. Esta receta es ideal para esos días fríos o cuando simplemente necesitas un poco de consuelo en un plato.
Ingredientes
- 5 cebollas grandes, peladas y finamente rebanadas
- 2 dientes de ajo, picados
- 50 g de mantequilla
- 1 litro de caldo de carne
- 100 ml de vino blanco seco
- 1 baguette
- 150 g de queso gruyère, rallado
- Sal y pimienta al gusto
- 2 hojas de laurel
Preparación
Para preparar la receta, comienza por derretir la mantequilla en una olla grande a fuego medio. Añade las cebollas y el ajo, cocinándolos lentamente hasta que estén caramelizadas y doradas, lo cual puede tomar cerca de 30 minutos. Este proceso es clave para desbloquear el dulce sabor natural de las cebollas.
Una vez las cebollas estén listas, agrega el vino blanco y deja que el alcohol se evapore durante unos minutos. Luego, incorpora el caldo de carne y las hojas de laurel; sazona con sal y pimienta. Deja que la sopa hierva a fuego lento durante unos 20 minutos para que los sabores se mezclen bien.
Mientras la sopa se cocina, corta la baguette en rodajas y tuesta ligeramente. Coloca una o dos rodajas de pan en cada tazón resistente al calor, vierte la sopa caliente sobre el pan, y cubre generosamente con queso gruyère rallado. Gratina bajo el grill del horno hasta que el queso esté burbujeante y dorado.
La sopa de cebolla es maravillosa por su sencillez y su profundidad de sabor. Cada cucharada es una mezcla de texturas y gustos que siempre satisface. Esta receta se destaca por transformar ingredientes humildes en un plato lleno de riqueza y confort. ¡Disfrútala y deja que el calor de esta sopa clásica te envuelva!