ALERTA
Ellas tenían esperanzas, sueños y proyectos que imaginaron para el futuro. Pero un día, como cualquier otro, todo esto se vio truncado por la violencia y el odio. Es la devastación que queda de las vidas perdidas, de los hijos huérfanos, de los padres que entierran a sus hijas y de los amigos desamparados de la luz que ellas irradiaban.
Mendoza se enfrenta a una escalofriante ola de violencia de género que comenzó a principios de diciembre. Tres femicidios en siete días encendieron las alarmas y luego sonaron más fuerte cuando se sumaron más intentos de femicidios, revelando una realidad dolorosa que exige una respuesta urgente en prevención y condenas.
En este sentido, Diario Mendoza dialogó con Luisina Blanco, licenciada en Trabajo Social y coordinadora del Observatorio de Mumalá en Mendoza, acerca de los últimos acontecimientos en la provincia.
Cierre de año trágico
Marlene Quiroga, de 30 años, fue hallada sin vida en un canal de riego en San Carlos, el 4 de diciembre. Era madre de 3 niños. Su pareja y cuñado son sospechosos y están detenidos. Vanina Gabriela Cinquemani, de 33 años, se había recibido hace poco como psicóloga y tenía un pequeño hijo de 4 años. Un 6 de diciembre volvía del trabajo, se encontró con su expareja y la acuchilló en plena vía pública, luego de haberla amenazado todo el día. Está detenido.
Malén Ledesma llegó a Mendoza desde Chubut con la esperanza de estudiar inglés. Planeaba irse a vivir a España con su pareja, una vez finalizara sus estudios. Pero, el 8 de diciembre, 4 puñaladas en el cuello realizadas por un compañero de la facultad que “la quería conquistar”, acabaron con su vida y sus sueños. El hombre está imputado y detenido.
Sobre estos hechos, Luisina Blanco afirmó que “en la mayoría de los femicidios podemos notar que hay un fuerte componente de sentirse dueños”, y cuyo objeto de su vida tiene que ver con la mujer de su “obsesión”. “No es casual que más del 20% de los femicidas se suicida o lo intenta porque, en cierta manera, siente que su vida pierde sentido si el objeto sobre el cual ejercía control y violencia desaparece”.
“Claramente, las situaciones de violencia de género también tienen que ver con una cuestión de la propiedad privada”, continuó. En ese sentido, explicó que, para el agresor, “las mujeres representamos un objeto con el que se puede hacer y disponer de lo que se quiera. Se siente habilitado a poder hacer y deshacer con la mujer todo lo que desee, hasta acabar con la vida de la mujer”.
Es sumamente residual el lugar que ocupan las mujeres en la vida de cada uno de estos agresores
Además, con respecto al crimen de Malén Ledesma, Blanco indicó que “su femicida no tenía un vínculo sexoafectivo con ella. Sin embargo, la posibilidad de que ya no estuviese a disposición operó para perpetrar el femicidio”.
“A su vez, es algo que nos llama la atención, cómo se deshacen de los cuerpos. Demuestra el poco valor que tienen los agresores en relación a los cuerpos y a las vidas de las mujeres con las que comparten su vida cotidiana”.
Sobrevivir al terror
Diciembre se ha visto empañado por todo tipo de violencia, en donde algunas de las víctimas lograron escapar con vida. En estos últimos días ocurrieron al menos dos intentos de femicidios confirmados:
- Guaymallén, 11 de diciembre: Una mujer de 42 años viajaba en un auto Peugeot 308 con un hombre de 45, su expareja. Ambos comenzaron a discutir, entonces el sujeto colisionó contra el paredón del Puente de Hierro con la intención de terminar con la vida de ambos. Estuvieron 15 años juntos, pero hacía dos años que se habían separado. El agresor fue detenido.
- Tupungato, 12 de diciembre: Una joven de 24 años, embarazada de 6 meses, fue encerrada en una vivienda por su pareja de 23. Gracias a un llamado al 911, la víctima fue rescatada y puesta a salvo. El agresor fue detenido.
En tanto, hay otros dos casos que aún están siendo investigados: uno sucedió en San Rafael, donde una mujer de 37 años fue prendida fuego el 27 de noviembre; continúa internada. El otro sucedió el 10 de diciembre, en la Cuarta Sección de Ciudad, cuando la víctima de 33 años logró escapar de la golpiza por parte de su pareja, se escondió en un baño y pudo llamar al 911.
La gran mayoría de los intentos de femicidios han sido por parte de las parejas
Y agregó: "De los siete femicidios que tenemos registrados al día de hoy, cinco han sido perpetrados por la pareja o expareja, personas con las que se elige construir un proyecto de vida”, comentó Blanco.
Según la coordinadora, otro punto que resalta de esta gran problemática es que “no todos los femicidios se registran en los medios de comunicación, no logran trascender o no tienen el impacto suficiente”.
Acciones que salvan vidas
Existen diferentes formas de prevención y eliminación de estos crímenes, sin embargo aún no son suficientes. “Recordemos que se exige una batería de medidas judiciales, en la órbita judicial, civil y de familias. Medidas como la prohibición de acercamiento, la exclusión del hogar o la solicitud del retiro de pertenencias”, explicó Blanco. “Hay contextos donde esto no puede suceder porque hay una economía delictiva detrás. Esto hace muy difícil acceder a la Justicia”.
“Es importante el recurso de los dispositivos de albergue para mujeres que transitan situaciones de violencia de género. Son lugares con domicilios protegidos, algunos con medidas de mayor seguridad como cámaras de seguridad, profesionales y operadoras con la formación para contener en este contexto”.
Además, “una herramienta necesaria es poder trabajar con los varones que ejercen violencia; que transiten por los espacios psicosociales en esos procesos de reeducación sobre cómo se vinculan con las mujeres”.
Por otro lado, Blanco resaltó la importancia de la ESI (Educación Sexual Integral): “Es una Ley exquisita para trabajar para que las niñeces, las adolescencias construyan relaciones más libres, plenas e igualitarias. También tiene un doble rol, estos niños, niñas y adolescentes después de los talleres de ESI, van a sus domicilios y replican las enseñanzas. Esto es un fuerte factor de prevención”.
Los niños, las víctimas colaterales de los femicidios
Detrás de cada femicidio, se despliega un impacto destructivo que alcanza a más de una víctima. Los hijos que, al perder a sus madres de una forma abrupta y cruel, se enfrentan a un dolor incomprensible.
Algunos de estos niños quedan en un doble estado de orfandad, porque su mamá es asesinada en manos de su papá y él debe ser privado de la libertad
Sobre los casos que acontecieron este año, Blanco afirmó que “ninguno de los femicidas intentó quitarse la vida o logró hacerlo después de haber perpetrado el femicidio”, por esto son 7 niños, niñas y adolescentes los que se han quedado sin sus madres.
En este sentido, cabe recordar que la Ley N° 27.452, mejor conocida como Ley Brisa, tiene alcance nacional “que plantea una reparación a estos niños, niñas y adolescentes que quedan sin su mamá”.
La Ley Brisa establece que los hijos de mujeres víctimas de femicidio deben ser protegidos para crecer en un ambiente sano y libre de violencias. Tienen derecho a recibir una reparación económica mensual, acceder a una cobertura integral de salud y ser acompañados de manera integral durante su crianza.
“Sirve para acompañar cuestiones de la vida cotidiana, como alimentación, vestimenta, también profundizar en tratamientos psicológicos, psiquiátricos, porque estos niños, niñas y adolescentes fueron testigos de la situación de violencia y hay algunos que lamentablemente fueron testigos del feminicidio”.
“Esto es un trámite que se hace, al menos hasta el día de hoy, a través del Ministerio de las Mujeres, que ya desapareció. Por lo que vemos con una grave preocupación cómo se siguen implementando este tipo de políticas públicas, que no sólo tienen que ver con la creación de un programa, sino con las leyes que respaldan efectivamente la creación de estas líneas de fortalecimiento y de acompañamiento".
Entonces, los femicidios “dejan en las familias no sólo el dolor por la ausencia, sino la impotencia por no haber podido detectar estas situaciones, y así acompañar en el corte de los vínculos de violencia”.
“Es importante que se conserven los avances en términos de derechos de las mujeres. Es necesario que se respeten los tratados y convenciones internacionales que protegen los derechos de las mujeres”, cerró.
De esta forma, queda claro que los femicidios van más allá de la pérdida de una vida; dejan cicatrices indelebles en aquellos que quedan atrás. Los niños, convertidos en víctimas colaterales, enfrentan un futuro marcado por el dolor y la ausencia de sus madres. Es imperativo, como sociedad, unir esfuerzos para prevenir estos crímenes y ofrecer un apoyo a aquellos que sufren las secuelas, especialmente a los niños que, sin elección, llevan el peso de una pérdida que transforma sus vidas para siempre.
