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El asombroso descubrimiento milenario oculto en el hielo antártico

Investigadores encuentran pruebas de una erupción volcánica sucedida en Nueva Zelanda hace 2,000 años, preservadas en el hielo antártico.

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Hace aproximadamente dos milenios, se produjo una violenta erupción volcánica en la Isla Norte de Nueva Zelanda, tan potente que sus efectos se creen que se sintieron hasta en el Imperio Romano. En una revelación sorprendente, científicos han descubierto ahora fragmentos de vidrio creados por esta erupción, que fueron proyectados miles de kilómetros hasta llegar a la Antártida, donde quedaron enterrados bajo el hielo.

Un total de seis fragmentos de vidrio han sido identificados, todos remontándose al calor de la explosión. Fueron encontrados a 280 metros de profundidad en el hielo antártico, donde han permanecido ocultos durante alrededor de 2,000 años. Un séptimo fragmento, proveniente de una erupción anterior del mismo volcán, ha permitido determinar los orígenes exactos del hallazgo y confirmar la época del evento explosivo.

Los siete fragmentos proporcionan una "huella dactilar doble única e innegable" del volcán Taupō como la fuente, según el científico medioambiental Stephen Piva, autor principal del estudio. Este volcán, activo durante unos 300,000 años, ha tenido su cronología de erupciones más recientes difusa y debatida hasta ahora.

Un misterio milenario

Registros históricos de la antigua Roma y China describen eventos alrededor del año 186 d.C. que sugieren que una erupción volcánica distante oscureció sus cielos. Sin embargo, estas descripciones no concordaban del todo con el registro geológico. Para resolver estas dudas, Piva y su equipo recurrieron a un núcleo de hielo de 764 metros de longitud, extraído de la capa de hielo de Ross en la Antártida Occidental.

A una profundidad de 279 metros, los investigadores encontraron los fragmentos de vidrio, hechos del mineral riodacita. Su composición geoquímica coincidía con otras muestras de la erupción del Taupō. Uno de los fragmentos, en particular, coincidía con el vidrio volcánico producido por la súper erupción anterior de Ōruanui del volcán Taupō, ocurrida hace 25,600 años.

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Los microscópicos trozos de vidrio estaban en el hielo. Foto: Stephen Piva

Esta 'huella dactilar doble' de Taupō dio a los investigadores una mayor confianza en cuanto al origen de los fragmentos de vidrio. Su posición en el núcleo de hielo se data en los primeros meses de un año cercano al 230 d.C., corroborando los relatos históricos.

"Una enorme columna de erupción habría enviado una gran cantidad de partículas volcánicas al aire, donde habrían sido ampliamente dispersadas por el viento", explica Piva. Este descubrimiento ha validado la estimación de la edad de troncos de árboles enterrados, que probablemente murieron instantáneamente cuando fueron engullidos por los productos de la erupción del volcán Taupō. "Confirmar la fecha de la erupción brinda la oportunidad de estudiar los posibles efectos globales del volcán en la atmósfera y el clima, lo cual es crucial para comprender mejor su historia eruptiva y su comportamiento", concluye Piva.

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