Muy rico
Imagina el aroma a pan recién horneado llenando cada rincón de tu hogar. Ese placer, amigos míos, está a solo unos pasos de distancia con nuestra receta de pan de origen francés. Fácil, sí, pero no por eso menos auténtico. En este viaje culinario, nos despedimos de los métodos complicados y damos la bienvenida a la simplicidad francesa.
Este pan, amigos, no es solo un pan. Es un boleto de ida hacia la campiña francesa, sin salir de tu cocina. Con unos pocos ingredientes y un poco de paciencia, estarás rompiendo el crujiente exterior de un pan que habla el lenguaje del amor y la mantequilla. ¿Listos? Pues, ¡manos a la masa!
Ingredientes
- 4 tazas de harina de trigo (y un poco más para espolvorear)
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de azúcar
- 2 cucharaditas de levadura seca
- 1 ½ taza de agua tibia
Procedimiento
- Mezcla la harina, la sal y el azúcar en un bol grande.
- Agrega la levadura y luego el agua tibia. Mezcla hasta formar una masa.
- Amasa sobre una superficie espolvoreada con harina por 10 minutos.
- Deja reposar la masa en un bol cubierto con un paño húmedo, en un lugar cálido, por 1 hora o hasta que doble su tamaño.
- Precalienta el horno a 220°C (428°F).
- Amasa ligeramente la masa para desgasificar y forma un pan.
- Coloca el pan en una bandeja para horno y hazle unos cortes superficiales con un cuchillo.
- Hornea por 25-30 minutos o hasta que esté dorado y suene hueco al golpearlo.
- Deja enfriar en una rejilla antes de servir.
La magia de esta receta radica en su sencillez. Al final, lo que tienes es un pan de corteza crujiente y miga suave, perfecto para acompañar cualquier comida o disfrutar solo, con un toque de mantequilla. Este pan no solo alimenta el cuerpo, también el alma, recordándonos que, a veces, lo más simple es lo más extraordinario.
