Los jugadores parados de frente a la popular, resignados, tristes, con lágrimas derramadas miraban a esos hinchas que le cantaban el más grande de los estímulos. Le expresaban su amor por el Deportivo Maipú, su fidelidad y su irremplazable pasión ante la derrota mínima. Pero fuerte y dolorosa. El Cruzado quedó en la puerta del ascenso. Quedó a un paso.
Y los 9 mil hinchas que lo acompañaron les dieron el premio mayor a sus jugadores. El del amor incondicional a pesar de caer en la final del torneo reducido de la Primera Nacional.
Y enfrente Deportivo Riestra festejaba su ascenso a la Primera División del fútbol argentino. Tan solo un gol de Gustavo Fernández le dio el premio a la máxima categoría.
La mínima expresión futbolística y una máxima demostración de fútbol de roco, de fútbol físico y provocador. Y le sirvió para lograr el objetivo con un equipo sin muchas luces, pero con mucho fervor. Hizo un gol y fue suficiente.
Se reprochará que Maipú no tuvo la claridad ofensiva, que le faltó meter presión en continuidad. Y se dirá que debió tener una actitud más agresiva.
Pero el amor es más fuerte. Todos esos apasionados que viajaron 700 kilómetros hasta el estadio de Instituto de Córdoba lo reconocieron. Y habrá más situaciones, más finales… aunque llegar hasta aquí fue muy largo y complicado.
Y este 2 de diciembre será el día de la derrota final y el día del amor incondicional. Quedó a un paso del ascenso y se metió en el corazón de sus hinchas.