La película estaba dirigida por Francisco Mugica, ambientada en la época previa a la Revolución de Mayo, y relataba la historia de un trabajador rural que tras casarse con una esclava pone todo su esfuerzo en comprar la libertad de su esposa. Los roles principales estaban interpretados por dos grandes de la escena nacional, Jorge Salcedo y Julia Sandoval. Era común que importantes actores y actrices visitaran la provincia para trabajar en producciones de Film Andes. El tercero en discordia, el antagonista, contaba con la actuación de Ricardo Galache, otro actor de carácter interpretando a un despótico terrateniente español.
Un detalle no menor es que sus protagónicos, Julia Sandoval y Jorge Salcedo, se conocieron durante el rodaje y fueron pareja en la vida real. Su relación continuó también en el ámbito laboral, ya que filmaron otras películas y es una recordada pareja de radioteatros. Salcedo ganó dos veces el Cóndor de Plata por sus interpretaciones y llegó a ser el presidente de la Asociación Argentina de Actores. Su consagración en la pantalla grande fue en 1949 a las órdenes de otro mendocino, el director Hugo Fregonese.
El rodaje duró varios meses y fue una ardua experiencia. Ese año el invierno llegó temprano, sorprendiendo al equipo de rodaje en plena montaña mendocina. Se cuenta que una segunda unidad quedó varada en un refugio del Valle de Uco durante varios días. Atrapados por la nieve, aprovecharon el tiempo para rodar los paisajes.
Además de las interpretaciones, otro de los grandes logros del film fue la dirección de fotografía. Estaba a cargo de Andrés Matorell, un experimentado y talentoso cinematografista. En la siguiente imagen lo vemos junto a la mítica cámara Mitchell. A la derecha de cuadro, vestido de gaucho, vemos a Jorge Salcedo observando la preparación de una toma.
Tratando de no hacer spoilers, el final de nuestro protagonista es trágico. Pero antes de sucumbir recibe dos noticias: su mujer por fin es libre y han llegado las nuevas desde Buenos Aires del inicio de la Revolución de Mayo y el fin de la opresión. La toma final es épica: la cámara se mueve entre las cadenas rotas del Monumento al Ejército Libertador en el Cerro de la Gloria. Este plano en movimiento de casi seis segundos de duración, supuso un enorme esfuerzo de producción. En la siguiente imagen vemos el enorme andamio que se instaló en el conjunto escultórico para poder mover la cámara en las alturas. Un ejemplo de los valores de producción y la calidad del equipo técnico mendocino para lograr una sola toma.
Rescate de sangre se estrenó el 16 de setiembre de 1952. Recibió distintas críticas, algunas excelentes resaltando las actuaciones y la dirección de fotografía, otras se quejaban de un “exceso” de paisajes mendocinos. Lo cierto es que el guión retrataba un tema no muy comentado para la época: la realidad de los esclavos en la provincia de Mendoza, los excesos de sus “dueños” y el ansia de Libertad. Y por sobre todo, el excelente desempeño de los técnicos de cine mendocinos.
Y esto ha sido todo por hoy. En nuestro próximo encuentro seguiremos recuperando nuestro pasado en imágenes. Hasta entonces.