Sin acuerdo
En un movimiento sorpresivo que ha dejado más preguntas que respuestas, el Gobierno nacional ha decidido dar marcha atrás con la convocatoria a gobernadores dialoguistas, previamente programada para este lunes en la emblemática Casa Rosada. La nueva fecha ha sido fijada para el próximo 4 de abril, pero los detalles en torno a esta decisión permanecen envueltos en un velo de misterio.
La convocatoria original, cursada el sábado, parecía marcar el inicio de una etapa de diálogo y consenso entre el ejecutivo nacional y los gobernadores de diversas provincias. Sin embargo, menos de 24 horas después, esta invitación fue efectivamente cancelada, dejando a los mandatarios provinciales en un limbo de incertidumbre, sin recibir ninguna explicación oficial sobre las razones detrás de este cambio de planes.
Desde el Gobierno, ni el jefe de Gabinete Nicolás Posse ni el ministro del Interior Guillermo Francos, quienes iban a estar al frente de la recepción de los gobernadores, han ofrecido argumentos que aclaren el porqué de este aplazamiento. Esta falta de comunicación ha generado especulaciones y preocupación entre los líderes provinciales, quienes esperaban este encuentro como una oportunidad para tratar temas de relevancia nacional y encontrar puntos de encuentro en políticas públicas y estrategias de desarrollo.
El silencio oficial ha sido interpretado de diversas maneras, desde posibles reajustes en la agenda del Gobierno hasta la especulación sobre diferencias internas o reevaluaciones de estrategias políticas a corto plazo. Lo cierto es que, por el momento, los gobernadores y la opinión pública deberán esperar hasta el 4 de abril para, posiblemente, obtener algunas respuestas.
Este cambio de último momento en la planificación gubernamental no solo pone de manifiesto la volatilidad de la política interna, sino que también plantea interrogantes sobre la capacidad del Gobierno para gestionar sus relaciones con los distintos estamentos del poder territorial en un contexto de necesidad imperante de diálogo y consenso para enfrentar los desafíos que presenta el país.
La política argentina vive momentos de alta tensión y reajuste estratégico. El Gobierno nacional, liderado por Javier Milei, se vio obligado a reprogramar una crucial cumbre con gobernadores que estaba prevista para esta semana en un contexto donde las fisuras entre diferentes sectores políticos se hacen cada vez más evidentes.
El sábado, un dato sorprendente sacudió el panorama político: los gobernadores peronistas no estaban al tanto de la convocatoria a esta cumbre, evidenciando una exclusión deliberada de estos mandatarios del encuentro. Esta situación se extendió a algunos jefes provinciales de Juntos por el Cambio, quienes también se encontraron al margen de la reunión, lo que plantea interrogantes sobre los criterios de selección para la convocatoria.
Este escenario de contramarcha gubernamental se da en un momento particularmente delicado para el Gobierno nacional, que se vio en soledad tras las masivas movilizaciones por el Día de la Memoria. La controversia generada por la reinstauración de la teoría de los dos demonios y la negación de la cifra de 30 mil desaparecidos por parte de la administración Milei ha provocado un claro distanciamiento con los gobernadores, quienes no avalan estas posturas. Este desacuerdo cobró especial relevancia tras la difusión de un polémico video por parte de la Casa Rosada, situación que hubiese colocado a los mandatarios, especialmente a los radicales, en una posición incómoda de ser fotografiados junto a funcionarios nacionales en ese contexto.
Otro elemento de disenso lo constituye la reunión de los diez mandatarios del Norte Grande este martes en Salta, donde prevén presentar reclamos al Gobierno nacional por la quita de fondos. La simultaneidad de este encuentro con la cumbre nacional planteaba un dilema para los representantes del norte del país, enfrentados al incordio de sentarse en la mesa nacional un día y al siguiente firmar un documento de quejas contra la misma administración.
Además, el motín que se gesta para impedir la implementación de la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, que el presidente Milei pretende avanzar por decreto, suma otro motivo de preocupación y obliga a Balcarce 50 a recalcular sus estrategias de gobernanza.
Este conjunto de factores demuestra la complejidad del escenario político actual y marca un nuevo capítulo en la tensa relación entre el presidente Milei y los gobernadores. En este espinoso camino hacia el anhelado Pacto de Mayo, las estrategias de diálogo y consenso parecen requerir de un replanteo urgente para evitar un aislamiento mayor del Gobierno y buscar puntos de encuentro que fortalezcan el tejido político y social de la Argentina.
