Inaugurado en 1910, el enorme edificio contaba con 152 habitaciones, restaurante, salones de baile e incluso un casino. Su principal atractivo eran sus aguas y sus vapores termales. No es un dato al azar que la apertura del hotel coincidiera con la inauguración de los viajes de pasajeros del Ferrocarril Trasandino.
Como ya mencionamos, los caminos de montaña estaban pensados para caballos y carruajes, y era una verdadera travesía circular por ellos con los automóviles de la época. Por lo tanto, el inicio de los viajes del tren con pasajeros vigorizó la zona y permitió la llegada hasta el hotel con mucha comodidad. El Trasandino tenía una estación exclusiva para los pasajeros que bajaban en el hotel.
El hotel contaba con dos torres de ascensores: los que permitían acceder hasta la estación o desde ella hacia el hotel y un segundo que conducía a los baños termales. Una verdadera innovación tecnológica para la época.
La combinación de lujo, sol, aire de montaña y aguas termales hacían del lugar un atractivo turístico incomparable. Además del pabellón de baños con 50 cabinas, contaba un "emanotorio" único en Sudamérica. Su nombre se debe a que en cierto sector emanaban vapores que aportaban beneficios para la salud. Eran muy apreciados e indicados para personas con problemas respiratorios.
Pero la proximidad con el río iba a jugarle una mala pasada. El 10 de enero de 1934 un aluvión arrasó con el hotel. Una ola de siete metros de altura impactó contra el edificio a 35 kilómetros por hora.
Lo cierto es que, hasta el momento de la tragedia, el hotel se transformó en un sitio de moda para la alta burguesía de la época. Desde presidentes hasta famosos escritores formaron parte de la elite que frecuentaba el lujoso parador. Tras el aluvión que daño sus cimientos, el hotel nunca volvió al esplendor de las primeras épocas y con el paso de los años terminó cerrando sus puertas. Hoy en el lugar existe otro emprendimiento similar.
Y por hoy eso es todo. Hay muchos más registros fotográficos de Mendoza que seguiremos compartiendo en este espacio. En nuestro próximo encuentro daremos otro salto atrás en el tiempo, recuperando nuestro pasado en imágenes. Hasta entonces.