MENDOZA AYER Y HOY
Ya comentamos en otra oportunidad que la actual Plaza San Martín se llama así desde 1904, cuando se erigió en su centro la estatua ecuestre del Libertador. Hasta ese momento se denominaba Plaza Cobo, en honor al introductor del álamo en nuestra provincia. Y dicho espacio público contaba con una enorme torre que sostenía un reloj de cuatro esferas. La torre sería demolida en 1903 y el reloj guardado en la escuela Patricias Mendocinas. Seguramente, el Viajero del Tiempo quedaría muy sorprendido. En la siguiente imagen comparativa puede apreciarse la magnitud del cambio en el aspecto de la plaza.
Otro espacio público que existe desde el traslado de la Ciudad a su actual emplazamiento es la Plaza Independencia. Desde sus inicios contaba con una fuente elevada, destinada al riego de la forestación. Hacia fines del siglo XIX se instaló en su centro una fuente escultórica hecha en Francia, que se mantuvo en el lugar hasta 1927. Ese año se trasladó a la Plaza departamental de Maipú.
En la actualidad, nuestro Viajero del Tiempo se encontraría con una impresionante fuente cuyo friso, “La Libertad, esa gesta anónima”, es obra de las escultoras Eliana Molinelli, Eneida Rosso y Laura Valdivieso.
Otro espacio que perdura a través de los años es la Alameda. En el año 1808 el Cabildo de Mendoza ordenó la creación de un paseo público. Para ese entonces tenía solo dos cuadras de extensión y contaba con una doble hilera de álamos en sus costados. Por esta razón se lo conoció como La Alameda. En 1814 José de San Martín, siendo Gobernador Intendente de Cuyo, dispuso ampliar y embellecer el paseo.
Poco más de un siglo después en 1917, se erigió un monumento a Fray Luis Beltrán, el forjador de las armas del Ejercito Libertador. En un comienzo se elevaba sobre una plataforma, en la esquina de Beltrán y San Martín.
Inaugurada en el centenario de la Gesta Libertadora – precisamente el 12 de febrero, aniversario de la batalla de Chacabuco - el monumento fue obra de Juan Manuel Ferrari, autor relacionado con dicha campaña ya que también es el responsable del monumento al Ejercito Libertador en el Cerro de la Gloria. Y fue su obra inconclusa, ya que el escultor falleció sin terminarla, a la edad de 42 años. Años después, la estatua sería removida. Sin duda, nuestro Viajero del Tiempo acusaría la falta de tan emblemático monumento.
Pero la figura del Vulcano del Ejercito Libertador no está perdida. Al día de hoy las razones son confusas, pero la estatua del monje armero simplemente fue bajada de su pedestal y ubicada en el costado este de la Alameda, a pocos pasos de donde se encontraba originalmente.
Probablemente hayas pasado por el lugar muchas veces sin reparar en ella. Y nuestro Viajero del Tiempo debe estar preguntándose el porqué de esa distracción.
Y para cerrar su periplo a través de los años, es probable que el Viajero regrese a su tiempo pensando que, en algunas ocasiones, el humano del futuro se ha preocupado por preservar el pasado.
Un ejemplo de ello son las ruinas de San Francisco, en el Área Fundacional. Descuidadas durante muchos años – de hecho, parte de las estructuras que sobrevivieron al terremoto de 1861 se derrumbaron ante tamaño descuido – en la actualidad son un mudo testigo de aquella tragedia gracias a la tarea de arqueólogos y conservadores del Patrimonio Cultural y la memoria de nuestra provincia.
Y por hoy eso es todo. El Viajero regresa a su tiempo con mucho para contar, aunque es probable que no muchos le crean.
Y mientras tanto, nosotros continuaremos recuperando nuestro pasado en imágenes. Hasta pronto.
