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HISTORIAS DE POR ACÁ

Buscando a la mamá de Rodrigo, una tarea que no ha encontrado respuestas

Rodrigo Martínez es parte de una minoría de hombres que busca a su madre de origen, a diferencia de cientos de mujeres que lo hacen. Supo de niño que no era hijo de sus padres de crianza, pero no ha logrado pistas firmes, solo que nació en el Hospital Lagomaggiore y que el embarazo de su madre ocurrió en una casa del barrio Trapiche

Rodrigo Martínez

“Me da bronca no poder encontrarla” dice. No tiene resentimientos, ninguno. El enojo es por la impotencia de no poder encontrarla, saber quién es, poder conversar con ella sin rencores. Rodrigo Andrés Martínez tiene 40 años y es uno de los pocos hombres que se animan a buscar sus orígenes. Las que buscan casi siempre son mujeres. La valentía es, así lo comprueba la historia y el presente, cosa de mujeres casi siempre. Al menos esa valentía inquebrantable, en donde no cabe la resignación.

A Rodrigo le dicen Rodro. Su historia tiene parecidos con la de tres millones de argentinos que no saben quiénes fueron sus padres o que buscan a sus hijos, arrebatados en alguna maternidad. Tiene parecidos pero no es igual. Él sabe desde los ocho años, que sus padres de crianza no eran sus padres de sangre. Ellos se lo contaron y nunca le negaron eso. Por eso quizás, Rodrigo los considera padres verdaderos y no discute ese vínculo. 

Rodrigo Martinez
Rodrigo de niño

Solo quiere saber, conocer. “En ese momento yo no dije nada, solo los escuché”, dice. Otra cosa que diferencia su historia con la del resto, es que sus padres de crianza y su madre biológica estuvieron de acuerdo en todo desde el primer momento. “Durante los nueve meses de embarazo mi madre estuvo hospedada en una casa del Barrio Trapiche, donde vivía una pareja conocida. Mi padre le llevaba dinero todos los meses, para que ella estuviera bien”, cuenta.

Rodrigo Martinez
Rodrigo, hermoso niño rubiecito y de ojos claros

Cuando llegó el momento del parto, llevaron a la joven al Hospital Lagomaggiore, donde dio a luz. Unos días después “fueron a la casa de mis padres, me entregaron allí, junto con el cordón umbilical y la medallita con la que identificaban a los bebés y a las madres. Después mi padre me inscribió como hijo propio”.

Rodrigo Martinez
La cadenita entregada a la madre biológica de Rodrigo

No sabe nada de su madre, solo que “era muy joven, bajita, y supuestamente era estudiante universitaria, posiblemente de Medicina”. Rodrigo nació el 5 de julio de 1983. Quizá pueda haber alguna mínima diferencia en el día real del parto, pero fue en los primeros días de ese julio.

La madre de crianza de Rodrigo falleció hace catorce años y su padre hace ocho. Él no tiene ningún reproche. Siempre fueron sinceros con él y entiende que su única culpa, si es que así se la puede calificar, es haber querido tener un hijo y, sin poder tenerlo naturalmente, eligieron “adoptarlo” sin pasar por los largos trámites que implica la adopción legal. Elecciones así hay muchísimas, conocidas y no.

Rodrigo Martínez
Rodrigo sin reproches y en una búsqueda sin entrega 

Rodro fue al Barrio Trapiche y buscó la casa donde lo gestó su madre. La encontró, pero la pareja que allí vivía ya había fallecido.
Una tía le aportó todo lo que sabía, pero esos datos no enriquecieron la búsqueda. “Hace unos cuatro años fui al Lagomaggiore y pregunté por los archivos, pero ahí no que quisieron dar nada”, cuenta, y agrega que se ha hecho los ADN y los sumó a los bancos genéticos.

Rodrigo Andrés Martínez está en paz. Es un hombre activo, emprendedor, muy trabajador. No tiene reproches. Ninguno. Solo quiere saber. Le gustaría juntarse con aquella jovencita que lo trajo a la vida y, con ternura, poder conversar.

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