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Historias de por acá

Luz del Cielo: la organización que trabaja en transformar el dolor en amor

Son madres y padres que han vivido la terrible experiencia de perder un hijo y se contienen unos a otros. El 15 de octubre hacen un homenaje en toda la provincia y una campaña para concientizar a la atención de los padres dolientes.

Luz del cielo

Es difícil imaginarlo para quien no lo ha sentido. Más aún, evitamos imaginarlo porque la sola idea es insoportable. No hay dolor más grande que la pérdida de un hijo. “Muchos de los que lo han sufrido prefieren no hablarlo. Pero el proceso para tratar de elaborar ese dolor empieza por ahí”, dicen desde la agrupación Luz del Cielo.

madres Luz del cielo
Otro de los símbolos iluminados 

La agrupación surgió en Rosario, Santa Fé, en 2013 y en 2014 se hizo una primera reunión en Luján de Cuyo, en Mendoza. El primer objetivo que tiene es “acompañar a padres y madres que han pasado por la muerte de un hijo en la etapa gestacional, perinatal o neonatal, pero también a todos los que han perdido un hijo en cualquier etapa de la vida”, cuenta Jéssica, una de las activas integrantes de Luz del Cielo

“Nos dedicamos a contener a esos padres, a contenernos entre todos, y ayudar en el proceso de aprendizaje para poder continuar y poder reinsertarse y tener una vida social plena, ya que uno pierde el eje cuando pierde un hijo”, agrega, y subraya que el lema de la agrupación es “transformar el dolor en amor”.

El 15 de octubre fue establecido como el día para homenajear a los bebés fallecidos en estas etapas. Hace poco Mendoza fue la primera provincia en Argentina en crear y distribuir en todos los hospitales y centros asistenciales, una guía de las buenas prácticas para asistir a los padres que pierden a un hijo.

Por ello, la agrupación Luz del Cielo realiza en las semanas previas una fuerte campaña de concientización sobre el tema y, el mismo 15 al anochecer, muchos edificios y paseos públicos son iluminados con luces rosas y celestes en memoria de los hijos fallecidos.

madres Luz del cielo
La imagen de la Virgen iluminada

Testimonios

Jéssica 

“Quedé embarazada a fines de 2020. Llevaba un embarazo bueno, controlado, con todas las vacunas. Uriel iba creciendo acorde a todas las etapas
gestacionales. Tenía una ecografía el 30 enero de 2021, pero me me postergaron el control y recién lo tuve el 15 marzo 2021. Ese día el obstetra me revisa. Tenía 36 semanas de gestación. Cuando comienza el monitoreo, el médico no encontraba el latido. Estuvo un buen rato buscándolo. Yo soy estudiante de enfermería y entendí perfectamente todo lo que estaba sucediendo. Lo sentí, sabía que algo no estaba bien. Me mandaron al Lagomaggiore, me recibieron en la guardia y me mandaron a hacerme ecografía. Eran las 13.30. Allí constatan que hacía varios días que mi hijo había fallecido y yo no me había dado cuenta. Yo les dije “está muerto”, pero no me contestaban, no sabían que decirme. Sentí como que se me apagaba el mundo”.

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Hospital lagomaggiore

Jéssica cuenta algunos errores en el trato de parte del personal, teniendo en cuenta que la paciente era una madre que se estaba enterando de la muerte de su bebé en gestación. Luego la internan y estuvo tres días así, esperando. En el hospital querían que se produjera un parto natural “Yo les dije que quería una cesárea, porque me iba a impactar mucho dar a luz a mi hijo muerto. Una al parto lo relaciona con el nacimiento a la vida, con la bienvenida, no con la muerte”. Pero, en principio se negaron y Jéssica aceptó intentar. “Me indujeron en el parto, pero no pasó nada. Tres días estuve así, con mucho dolor y prácticamente sin dilatación”.

Todo esto ocurrió en sala de parto. “Yo estaba sola ahí, sin mi marido, viendo como las demás parturientas pasaban por allí, daban a luz y se iban con su bebé”. Finalmente los médicos aceptaron hacer la cesárea. Uriel nació sin vida. “Hubo muchas cosas malas, pero también algunas buenas, como la empatía de dos enfermeras y de un médico, que lloraron conmigo”.

Ella rescata especialmente a “una enfermera muy amorosa, que me habló y me recomendó ver a Uriel. Me dijo: “Te aconsejo que lo veas, porque va a ser muy importante para que puedas procesar el duelo”. A ella, que no se quién es, le agradeceré eternamente eso”. 

Jéssica cuenta que es muy duro “salir del hospital con los brazos vacíos”. Por eso, bastante tiempo después y luego de haberse quedado encerrada en sí misma, comenzó a buscar ayuda. La encontró en la agrupación Luz del Cielo. Por eso hoy es parte de este grupo, para asistir a otros padres que han pasado por lo mismo.

Camila

“Me llamo Camila y soy mamá de Ignacio, en el cielo, y de Ciro, en la tierra. Ellos fueron mellizos y nacieron el 8 de julio de 2018, en el Hospital Perrupato”. Cuenta que “por falta de maduración en sus pulmones y por bajo peso, fueron ubicados en Neo. Gracias a Dios eran bebes sanos y hermosos. Pero pasaron las semanas y nos dan la noticia de que Ignacio tenía problemas de salud. No nos querían derivar pero, después de mucho pedirlo, conseguí que nos trasladaran al Notti, porque allí no daban con un diagnóstico”.

Camila cuenta que en el Notti, “Ignacio tenía muchos problemas de salud y fue sometido a muchas cirugías y tratamientos y todo lo que hacían no
funcionaba”. Finalmente, el 9 de agosto, “Ignacio nos deja y, desde ese momento, es mi angelito. Ese día fue muy duro para mí y para la familia, que
siempre estuvo acompañándome. Ese día sentí que se me acababa el mundo, pero también sabía que tenía que seguir adelante por Ciro y por Jazmín, mi hija mayor”.

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Hospital Humberto Notti

Sostiene que “en Luz del Cielo me recibieron con mucho amor. Siempre están las mamas para escucharme, apoyarme y acompañarme cuando necesito llorar. Es un grupo muy hermoso. Ahí aprendí a recordar a mi hijo con amor, con acciones. Hoy formo parte del equipo y me siento muy feliz de ayudar y contener a otras mamás que lo necesitan”.

Carla

“Soy mamá de Octavio, en el cielo, y de Tiziano, en la tierra, que es la locomotora de esta familia. Octavio, mi bebé mariposa, maduró en la pancita de mamá, en su capullo, nació, abrió sus alitas para abrazar a papá y a mamá y voló”.

Carla cuenta que tuvo un embarazo muy feliz. “Fue un momento maravilloso porque estaba todo en armonía. Venia todo muy bien, más allá de que fue un embarazo costoso porque yo ya tenía más edad, con otro estado físico, pero siempre saludable”.

Octavio nació en la semana 35 del embarazo. “Yo había tenido fiebre, parecía una especie de gripe y, como estábamos en pandemia, me hisoparon. Pese a que dio negativo, el médico siguió pensando que se trataba de Covid. Después resultó ser una bacteria, que puede estar en cualquier lado pero que es muy rara. Con defensas altas, se supera sin problemas, pero Octavio no tenía defensas y el avanzo muy rápido”.

La mamá aclara que su hijo “nació bien, con los pulmones maduros, pero le faltaba un poco de peso” y cuenta que “fue un parto maravilloso, natural, vaginal, muy rápido. Octavio quería nacer”. Cuenta que, apenas nació “lo llevan a Neo, solo por protocolo. Estaba sano. Lloró, respiró bien. Yo me repuse muy rápidamente y estuve con él en Neo. Le cambié los pañales, le di la teta, fue todo muy bien. Él era realmente hermoso y todo fue una experiencia muy buena”. Pero, en un momento, en uno de los instantes en que Carla debía amamantar a Octavio, “lo sentí muy calentito, como afiebrado y no quería comer”.

El deterioro de la salud del bebé fue muy rápido. Murió 35 horas después. “Se portaron muy bien los médicos, nos permitieron estar todo el tiempo con él. Cuando nos dicen que nos tenemos que despedir, porque ya no había nada más por hacer, fue un momento durísimo, pero ahora podemos analizar que, a la vez, fue muy sanador porque nos pudimos despedir, decirle que lo amábamos, pudimos agradecerle su esfuerzo por tratar de vivir”. Carla también rescata “el amor de las enfermeras”.

La familia tuvo que aceptar irse del hospital sin su bebé, tuvo que animarse a desprenderse de las cosas que le habían comprado, tuvo que hacer los
trámites de defunción y sepelio. “Siempre que cuento todo esto, es desde el llanto, porque me emociona, pero aprendí mucho de mi hijo, de todo esto. Tengo motivos para salir adelante y elementos para transformar todo esto en una herramienta de aprendizaje”.

Luz del Cielo tiene páginas en Facebook e Instagram. Todos allí están dispuestos a ayudar a quien lo necesite.

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