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GESTOS DELATORES

El Barbijo del miedo

¿De qué manera el miedo se hace visible en el lenguaje corporal? El miedo se refleja en el rostro humano con dos contracciones musculares llamadas unidades de acción en el gran nomenclador de la Comunicación No Verbal diseñado por Paul Ekman y Wallace Friesen.

miedo-barbijo

 

Con la llegada de la variante Omicron, la primera emoción reflejada en el rostro de millones de personas alrededor del mundo en esta nueva ola de COVID-19, es el miedo. La paradoja es que el miedo, es la más contagiosa de las siete emociones básicas universales. Se propaga con repercusión viral a una velocidad mayor que el coronavirus. 

Se contagia con solo una mirada, ya que cuando observamos el miedo en el rostro de nuestros interlocutores, se disparan en nuestro cerebro los mecanismos que corresponden al instinto de supervivencia. También se activa en nosotros con una simple conversación telefónica puesto que cuando escuchamos la voz temblorosa de alguien con miedo, nuestro cerebro refleja de manera empática la misma emoción compartida. En el mundo, casi sin excepción, experimentamos reacciones de temor propias de un momento en que las circunstancias abarcan a toda una población. Es común, al caminar por las calles, ver la mirada esquiva de los transeúntes o entrar a un supermercado y notar los cuerpos ladeados de perfil al cruzarse en las góndolas como si quisieran negar la presencia del otro.

¿De qué manera el miedo se hace visible en el lenguaje corporal?  El miedo se refleja en el rostro humano con dos contracciones musculares llamadas unidades de acción en el gran nomenclador de la Comunicación No Verbal diseñado por Paul Ekman y Wallace Friesen; a saber, comisuras retraídas horizontalmente hacia los costados (UA 20) y tensión de los párpados (UA 5). El barbijo o tapabocas impide registrar las comisuras retraídas. Sin embargo, los ojos dan cuenta de la presencia del miedo si observamos con atención.

Al ser una emoción universal, se expresa del mismo modo en el mundo entero, sin importar el origen, nacionalidad, género, edad o etnia de la persona. A estas horas la humanidad sigue intentando asimilar con más o menos éxito, el miedo a este enemigo invisible. Con distinta intensidad, pero con el mismo código facial, millones de personas expresan miedo en España, Turquia, China, Brasil, Tanzania o Argentina.

En algunas ciudades tales como New York o Buenos Aires, el contacto visual en el espacio público ha ido mermando casi hasta desaparecer a medida que la pandemia se fue apropiando de nosotros al tiempo que las distancias sociales se han ido profundizando. En este 2022, millones de personas seguimos intentando adaptarnos a esos recomendados dos metros de distancia. 

¿Quedarán secuelas en nuestros comportamientos? ¿Cuándo en el futuro, el tapabocas ya no sea necesario, nos quedará el barbijo del miedo en nuestra piel? ¿Nos resignaremos a evitar abrazos y apretones de manos? ¿O recuperaremos esa “vieja normalidad” tan anhelada de la que no éramos plenamente conscientes?

Mientras buscamos respuestas a estos interrogantes solo nos queda aprender a manejar mejor el lenguaje de nuestro cuerpo. Un guiño sutil para buscar complicidades, una sonrisa achinando nuestros ojos, un gesto exagerado con nuestros brazos y manos, quizá sean la receta para hacernos entender mejor en esta obligada distancia social o virtual.

Mientras nos dirigimos a una “normalidad” desconocida nos queda, por ahora, confiar en nuestro lenguaje corporal porque, como siempre decimos en nuestro laboratorio, nuestro cuerpo no sabe mentir.

Hugo Lescano

Director del Laboratorio de Investigación en Comunicación No Verbal

Consultor de la OEA (Washington DC) en Comunicación no Verbal

Instagram: @hlescano

 

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