Néstor Sampirisi: "Mendoza tiene una potencia relacionada al rock que la distingue en el país"

Néstor Sampirisi (58) es escritor, aunque él mismo dude de ello. El presente lo encuentra ocupando el rol de prosecretario de Redacción de Diario Los Andes. La próxima semana presentará su primer libro, Rocanroles, un documento histórico que revive una época dorada para el rock genuinamente mendocino: los aclamados años '80. Conversó con Diario Mendoza sobre la historia de su obra. 

—¿Qué atesora Rocanroles en sus páginas? 

—Una especie de pintura de época. Intento que el libro sea como un fresco de época. Si bien el núcleo tiene que ver con un texto periodístico, que habla de bandas, de grupos de rock de los '80, en realidad lo que muestra es todo lo que generó la explosión de esa música en aquel momento. Todo lo que permeó hacia el resto de las expresiones artísticas: el teatro, la poesía, el diseño… y como también, a la luz de eso, obligó de algún modo a una transformación de los medios de comunicación de la provincia, que se hicieron eco de todo eso que estaba pasando. Por ejemplo, en ese tiempo, el Diario Mendoza, que luego fue Diario Hoy, publicó un suplemento dedicado exclusivamente a los jóvenes: Graffiti se llamó. Por otro lado, aparece la Emisora del Sol, que le dio mucha difusión a las bandas locales, recuerdo que habían dispuesto pasar uno o dos temas de bandas locales cada media hora. Eso originó todo un movimiento de grabación de todas esas bandas, en los estudios que había en aquella época: el de Zanessi, Bunker, luego Fader. Entonces fue todo un movimiento. Muy importante en la historia reciente.  

—¿El rock mendocino fue el gran impulsor?

—No tengo dudas. El rock mendocino impulsó toda esa movida de ebullición artística que tuvo Mendoza y el país en los '80. Creo que fue todo motivado por la libertad que sobrevino a la posdictadura militar y la vuelta de la democracia. Lo que pasó en Mendoza fue un reflejo de aquello. Por eso el libro también te cuenta un poco el contexto de lo que pasaba en Buenos Aires y lo relaciona porque es imprescindible ese contexto para poder comprender un clima de época. 

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—¿En qué caminos te encontraron esos años? 

—Estudiaba en la facultad, periodismo y comunicación social. Entre los años '87 y '90 hice radio en Nacional y luego en la Emisora del sol. Ahí fui parte de un programa radial de rock junto con Rubén Valle, Luis Ábrego y Alejandro Parigi. El programa se llamaba Los Sobrevivientes. Ese espacio trataba de mostrar toda esa cultura rock mendocina y la actualidad de lo que pasaba culturalmente en ese momento. Eso mismo nos tenía visitando un montón de lados: recitales, teatro, muestras, y eso era lo que reflejábamos en el programa. El libro se nutre de esas cosas, pero están abordadas como hechos que sucedían, lugares que había, personas que estaban, más allá de mi propia experiencia. 

—¿Qué espacio temporal aborda el libro? 

—Tomo como puntos de referencia los años 1984 como partida y 1994 para el final del libro. En realidad, es obvio que son márgenes difusos, pero en ese tiempo, en esos diez u once años, se conocen cerca de 300 bandas de rock en la provincia. -Estos datos están muy bien documentados en otro libro de edición local: Extramuros-. Fue realmente una movida muy importante. Como consecuencia también aparecen lugares donde tocar, pubs, espacios dedicados a toques de bandas que antes prácticamente no se conocían. Por citar uno de tantos ejemplos, el Teatro El taller, que estaba por calle Lavalle. Ahí había recitales para unas 100 personas, incluso hubo lugares más chicos. Había una oferta importante todos los fines de semana. Todo eso fue generado desde los movimientos de las bandas de rock concretamente. 

—¿Hay un protagonista en la narración?

—No. No está escrito en primera persona. Está contado de una manera vivencial, pero yo no soy el protagonista del libro, no tendría por qué serlo.

—¿Se acerca más a un libro de historia moderna? 

—Claro. De algún modo es un poco un libro de historia. Obviamente narrada por sus propios protagonistas. En el libro encontrás a Marciano Cantero, a Dimi Bass, Goy Ogalde, Javier Segura, Pancho Navarro, guitarrista de Salvajes Unitarios, por citar algunos referentes. Pero es nada más que una mirada. No intenta ser la historia oficial, es sólo una mirada, que seguramente puede ser completada con otras miradas. 

—¿Cómo lo pensaste estructuralmente? 

—El libro tiene seis capítulos. El primero es como un capítulo de presentación de la Mendoza de los '80. A partir de ahí y está todo más dirigido a lo musical. Primero dediqué una sección al pop: Los Enanitos Verdes, Alcohol Etílico, ese tipo de bandas. Luego hay un capítulo que aborda el dark, aparecen agrupaciones como La logia, La Montaña y muchas más… Después hay una parte dedicada al under y al punk, con referencias como los Kinder Videla Menguele, Los Perfectos Idiotas, o Éramos Pocos. Una banda de rock más a lo Doors. También hay un capítulo dedicado a los medios de comunicación, con testimonios. Por ejemplo de Eduardo Betles, que fue el Director de aquella Emisora del Sol, también Néstor Nardella que hacía varios programas de la radio. Está presente nuestra experiencia con Los Sobrevivientes. Y hay también un capítulo final que le da un cierre a la historia. Es difícil contar esa época como una historia clásica con introducción nudo y desenlace, pero de algún modo el libro lo intenta. 

—¿Cómo llegaste a este proyecto? 

—Por un lado, tenía ganas de escribir algo, y me parecía que tenía que escribir algo que tuviera que ver conmigo, y esto claramente lo tiene. Si bien en mi profesión como periodista nunca me dediqué exclusivamente a los espectáculos, sí lo hice en mi época de estudiante de comunicación social. Siempre en los medios que estuve, Diario UNO, ahora Los Andes, revistas, etc, siempre he escrito cosas que tienen que ver con la cultura y, sobre todo, con la música. Entonces me pareció que había que rescatar algunas cosas de aquella época y fue por ese lado que entré. 

—Y en esa búsqueda…

—Por ejemplo, siempre pienso que hay muchas canciones que no se conocen de aquella época. Entonces incluí, no canciones completas, pero sí fragmentos de letras de canciones de distintas bandas, casi de todas las que nombro te diría. Entonces quien quiera, puede bucear por ahí, encontrar esas canciones y buscarlas en internet. Es un mapa que te allana el camino en esa búsqueda.  

—¿Qué fue cambiando luego de 1994?

—Entiendo que son momentos. Distintas formas. Han cambiado mucho las formas de producción y distribución de la música. Creo que la explosión fuerte fue entre el '84 y el '89, luego la crisis de la hiperinflación, el cambio de gobierno, hubo ahí un par de años con mucha zozobra económica que hizo naufragar muchos proyectos de bandas o empresas discográficas o lugares para tocar. Pero eso un poco que renació en los '90 y hubo como una nueva explosión hasta el 2000. Esa es otra época de estudio también. 

—¿Cómo repercute aquella historia en el presente?

—Creo que toda esa historia es la base de algún modo, de todo lo que está pasando ahora con la movida indie. Ahora tenes un montón de bandas en Mendoza y hablo exclusivamente del rock o de cultura rock como: Ud. Señalemelo, Mi amigo invencible, Pasado Verde, Gauchito Club o Leandro Lacerna, Mariana Päraway. Hay todo un movimiento de gente relativamente nueva que viene haciendo cosas muy buenas. Mendoza tiene una potencia relacionada al rock que la distingue en el país. Obviamente que hoy con los modos de producción, distribución y consumo de la música, las formas son totalmente diferentes a aquella época. 

Creo que hoy hay pocos lugares para tocar en Mendoza, si mirás la agenda del fin de semana tampoco hay tantos recitales. Muy pocos, mucho menos que en aquella época. En ese sentido sí, en aquella época había más cantidad. Pero por la magnitud de los cambios que ha habido no es una comparación fácil de hacer  

—¿Qué tiempo de trabajo te llevó Roncaroles?

—Me llevó unos 6 o 7 años hacer este libro. Me llevó tiempo encontrar una forma que me gustara a mí para escribir el libro, hasta que encontré este camino que funcionaba y supe qué era lo que estaba buscando.  

—Conceptualmente, ¿qué es lo que te gusta del libro? 

—Para mí es muy importante rescatar las historias de Mendoza, ese es el valor del libro. Intenta rescatar historias mendocinas, en este caso del rock. Nuestras historias más cercanas, con los personajes que nos cruzamos en la calle. Quizás lamentablemente no tenemos en Mendoza esa costumbre, incluso a veces hasta menospreciamos nuestras historias. Son estas historias, las que construyen nuestra cultura, nuestra ciudad, nuestra provincia. Es bueno rescatarlas en todos los aspectos, no hablo sólo de lo artístico. Por eso intento darle ese valor al libro, rescatar a esos creadores, a la gente que hizo cosas, en esa Mendoza. Sin nostalgia, sin bronce, sin naftalina, no tiene nada de eso el libro. 

Este libro no es nostálgico, me preocupé bastante porque no pasara eso y creo por suerte no pasa  

—A primera vista la edición tiene personalidad.

—Sí, me gusta mucho. Fue editada por Ediciones Culturales de Mendoza. Y quisiera resaltar que la tapa fue realizada por el gran artista Edgar Murillo. Tiene mucha potencia, mucho carácter. Ya que es un producto objeto gráfico, esa tapa le otorga mucho carácter a la portada.

—¿Tenés otros proyectos como este en mente? 

—Quizás siga haciendo. No lo he pensado, pero no lo descarto. Creo que Mendoza le debe un libro a Altablanca. No sería yo el indicado para escribirlo, porque los vi dos veces al final de su recorrido, que es la primera gran banda que tuvo la provincia. Y también le debemos un libro a Los Enanitos Verdes, lamentablemente nos perdimos una parte riquísima de ese relato con la muerte de Marciano Cantero. Tuve la suerte de hablar con él en varias oportunidades y pude rescatar algunas cosas que a mí me interesaban, que tenían que ver con lo que no está en Wikipedia. Detalles íntimos, la creación de alguna canción, datos que por ahí no es lo que encontrás en internet.    

Quisiera resaltar que la tapa fue realizada por el gran artista Edgar Murillo. Tiene mucha potencia, mucho carácter. Ya que es un producto objeto gráfico, esa tapa le otorga mucho carácter a la portada

—Publicás tu primer libro. ¿Ya te sentís escritor?

—Yo escribo, pero no me puedo considerar escritor. Escribo bastante. He escrito mucho en mi vida. He escrito y leído mucho. Llevo más de 30 años de periodismo, así es que he escrito muchísimo en todos los géneros del periodismo. Y también para despuntar el vicio, tengo libretas en las que escribo de todo: poemas, letras de canciones, incluso algunas han sido cantadas (risas), historias, cuentos cortos. Tengo mucho material escrito para mí. Insisto nada de eso podría hacer que me considere en la categoría de escritor. Me voy a considerar escritor el día que escriba una novela. 

—¿Qué te gustaría que le suceda a un hipotético público que se cruce con el libro? 

—Cuando terminé de escribirlo pensé eso exactamente… ¿a quien le puede interesar esto? Y logré identificar dos públicos: un público que tiene la edad para haber vivido esos años. Ese lector seguramente se encontrará con varias cosas que no sabía, por distintos motivos y que podrá compartir o refutar. Y también hay otro público, que es el que no vivió esa época, los más jóvenes, que saben datos por reflejo de sus padres. A ese lector el libro le puede resultar mucho más novedoso y puede atraer, conocer lo que pasó en una Mendoza que ya cambió y que casi no existe. Si recorrés los lugares que se mencionan en el libro ya prácticamente no hay ninguno. Ese es el público al que más se puede sorprender con el libro. 

Libro Rocanroles

• Autor: Néstor Sampirisi 
• Arte de tapa: Egar Murillo
• Diseño gráfico: Daniel Altamirano
• Editor de fotografía: Orlando Pelichotti
• Ediciones Culturales: Coordinador Facundo Correa
• Presentación: Viernes 4 de agosto, a las 19.30  
• Lugar: Sala Elina Alba (España y Gutiérrez, Ciudad)